El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, negó cualquier "malestar" con Hillary Clinton, trasladándole a la secretaria de Estado norteamericana la "preocupación de España" por la decisión de Argentina de expropiar la petrolera YPF.
En declaraciones a los periodistas a la entrada en la sede de la OTAN, donde participará en una reunión preparatoria de la cumbre de la alianza, García-Margallo alabó la firmeza de la Unión Europea e insistió en que se estudian todas las medidas de posible respuesta, a nivel nacional e internacional "desde la serenidad".
"No tengo ningún malestar con Hillary Clinton, mostraré en todo caso la preocupación del Gobierno español por la arbitraria decisión que ha tomado el Gobierno argentino", afirmó.
"Y le manifestaré también que esta decisión no solo afecta a los intereses de España, que también, sino a los intereses de una empresa europea, que también, y afecta al principio de seguridad jurídica, que afecta a toda la comunidad internacional", agregó.
La tibieza de EEUU
El martes, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, aseguró que su país aún estudiaba la cuestión, una respuesta que fue entendida entre las diplomacia española como tibia.
"Todavía tratamos de obtener los detalles de lo que ha pasado y hacer una evaluación", explicó Toner, quien recordó que Clinton ya habló el lunes en Brasilia de la necesidad de que haya "diversos mercados de energía" y, en esa línea, reiteró que Estados Unidos quiere ver en general "más diversidad, no menos".
El jefe de la diplomacia española insistió en que el Gobierno de Madrid aún valora las medidas de respuesta a adoptar, tanto en el marco nacional como en el europeo y en el internacional, pero que se está a la espera de que el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, regrese de su visita a Latinoamérica, que "tiene una información de primera mano de nuestros socios iberoamericanos allí", reiteró.
"Estamos esperando las reuniones que tendremos con la comisión y estamos esperando a los resultados de la reunión que se está celebrando en Madrid para poner todo en su conjunto y plantear una hoja de ruta reflexionada, completa y adoptada en momentos serenos", agregó.
Los "aliados" de España
A este respecto, insistió en que España ha recibido el respaldo de una buena parte de los países latinoamericanos, algunas de los cuales, según sugirió, también observan con inquietud la decisión de Buenos Aires.
"El presidente Rajoy, en el foro de Puerto Vallarta, ha tenido un apoyo muy, muy significativo de presidentes latinoamericanos que creen que el comportamiento de Argentina puede transmitir una mala imagen de la región en su conjunto como destino de inversiones, cosa que evidentemente el Gobierno español quiere evitar", señaló.
Al hilo de este argumento, García-Margallo destacó, asimismo, la postura de las instituciones europas, en particular las palabras de la alta representante de Política Exterior, Catherine Ashton, el comunicado de la Comisión y la decisión del Parlamento de estudiar una posible resolución.
"La UE ha respondido con la firmeza que se espera de un conjunto de países que somos socios y que defendemos los mismos principios de seguridad jurídica en el orden internacional", declaró.
El jefe de la diplomacia española dejó en el aire, sin embargo, la posibilidad de que Europa adopte medidas debido a que el capítulo que protege las inversiones europeas en el Tratado de Lisboa no está suficientemente desarrollado.
"Se están estudiando las posibilidades jurídicas que permite el Tratado de Lisboa porque, como usted sabe, es un tratado que obliga a la Unión Europea a proteger las inversiones europeas, (aunque) parece que todavía no ha sido desarrollado".
"Y parece que sería España la que tendría que asegurar el acuerdo de protección de las inversiones. Pero lo estamos estudiando y hay algunas otras opciones que la Unión Europea puede adoptar, que insisto, estamos estudiando y tenemos que comentar", recalcó.
García-Margallo aprovechó la breve comparecencia para criticar de nuevo al Gobierno de Cristina Fernández, al que acusó de perjudicar los intereses del propio Gobierno argentino.
"Ha habido ya en la prensa argentina voces que (dicen) que esto es lo peor que podía haber hecho el Gobierno argentino para el pueblo argentino", subrayó el ministro, quien dijo no tener previsto celebrar reuniones bilaterales sobre esta cuestión durante su estancia en Bruselas.
"Si se confirma, Argentina deja de ser un destino atractivo para el ahorro y la inversión nacional que Argentina necesita para crecer, crear empleo y cuidar el bienestar de sus ciudadanos", apostilló.