Nacido en Madrid hace 87 años, Pedro Schwartz es uno de los economistas más destacados de nuestro país. Doctor en Derecho por la Universidad Complutense y en Ciencias Políticas por la London School of Economics, fue discípulo de Karl Popper y ha jugado un papel fundamental en la introducción de las ideas liberales en España. Entre 2014 y 2016 presidió la Sociedad Mont Pelerin. En la actualidad, forma parte del think tank Civismo, es académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y dirige la Cátedra Rafael del Pino en la Universidad Camilo José Cela.
Libre Mercado se ha entrevistado con Schwartz para comentar el problema de inflación que enfrenta Occidente, en general, y España, en particular. En su opinión, la subida de precios se explica eminentemente por factores de política monetaria y es preciso moderar la emisión de dinero para contener la grave escalada que estamos viviendo desde hace casi un año.
"La deuda pública importa, porque tiene un efecto no solo en las decisiones económicas de mañana, sino también es las de hoy, porque los usuarios de la moneda perciben que hay un exceso de emisión por parte del banco central y actúan en consecuencia. De ahí viene la regla del Banco Central Europeo que, en teoría, prohibe que se compre en origen la deuda emitida por los diversos países miembros de la Eurozona", arranca nuestro invitado.
A este respecto, recalca que "a los gobiernos no les interesa tan claramente la resolución del problema de la inflación, porque la devaluación del dinero les resulta útil a la hora de devolver la deuda pública. Si la moneda vale menos, la deuda que se devuelve es más pequeña, en términos reales. Por eso se ha insistido tanto en la necesidad de evitar la monetización de la deuda emitida por los gobiernos, aunque en la práctica ya vemos lo que está pasando".
Pero, como explica Schwartz, "el déficit público en sí no es causante directo de inflación. Es importante aclarar esto, porque esta noción viene de postulados keynesianos que vinculan estas cuestiones con la demanda. En realidad, si la masa monetaria se mantiene estable, la subida de unos precios se equilibra necesariamente con la caída de otros. Así, aunque haya por ejemplo un encarecimiento del petróleo, otros bienes se abaratarán (los automóviles, los neumáticos, etc.). En ausencia de creación de dinero, el saldo final sería neutral. Por lo tanto, la subida generalizada de los precios solo se explica por el hecho de que está aumentando la masa monetaria, que de hecho crece a ritmos muy altos".
El reconocido economista madrileño admite que "es cierto que el Banco Central Europeo ha hecho posible esta situación, pero no es menos cierto que, si el Banco de España pudiese emitir moneda, probablemente lo haríamos con mucha mayor intensidad. Acabaríamos como Argentina, donde se ha aumentado tanto la oferta monetaria que la divisa ya no vale nada y la deuda se ha vuelto impagable".
La inflación, pues, "debemos vincularla con el aumento tan importante que se ha producido en la masa monetaria. El problema es que ese problema no se puede solucionar de la noche a la mañana, porque eso supone un frenazo muy brusco. La respuesta, entonces, es reducir la cantidad de dinero en circulación. Se deben interrumpir las compras de deuda y los estímulos, se deben elevar los tipos… y, de esta forma, se logrará ese objetivo".
"Creo que estamos llegando a una situación de estanflación, en la cual vemos que por un lado tenemos un contexto de inflación, con precios crecientes, y por otro lado nos topamos con una economía estancada, sin aumentos en los niveles de producción. Con esta guerra desgraciada en Ucrania vemos que esa situación va a peor, puesto que la producción de bienes, que ya estaba renqueante, se ve aún más golpeada y, en paralelo, la emisión de dinero no solo no se detiene, sino que continúa aumentando. Bajo este escenario, veremos inflación, pérdidas de poder adquisitivo generalizadas, estancamiento económico y un probable enquistamiento del paro, que ya es elevado", subraya Schwartz.
¿Hay casos de éxito? No necesariamente, pero sí debemos fijarnos en otras áreas monetarias que presentan una situación más saludable en lo que a los precios se refiere: "Japón, que quizá no ha sido el modelo a seguir en muchas cuestiones referidas al dinero o la deuda, sí está gestionando la situación actual con mas acierto, porque ha moderado el ritmo de emisión de moneda y, por esta vía, ha conseguido evitar la escalada de los precios que sí vemos en Europa o en Estados Unidos".
Como conclusión, nuestro entrevistado insiste en señalar que, "aunque los bancos centrales procuren acomodar las condiciones financieras para aliviar los ajustes fiscales y favorecer la actividad económica, el crecimiento no viene por esa vía, sino que se explica por el ahorro real y la inversión real. Eso es lo que favorece el desarrollo de la producción y, para animarlo, lo que necesitamos son reformas que animen la producción. En vez de tener eso, lo que nos topamos a diario es un sinfín de impuestos y de leyes tontas que deprimen la inversión en todo tipo de actividades, como por ejemplo ocurre con el sector inmobiliario, tan regulado y controlado que llega a la parálisis".