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La inflación subyacente, el monstruo que esquiva al Gobierno y a la guerra

La inflación sigue extendiéndose por todas las ramas de la economía y tumba la teoría del Gobierno que achaca a la guerra la subida de precios.

La inflación sigue extendiéndose por todas las ramas de la economía y tumba la teoría del Gobierno que achaca a la guerra la subida de precios.
EFE

La inflación continúa sin freno. El Índice de Precios de Consumo (IPC) se elevó un 3% en marzo respecto a febrero y su tasa interanual se desbocó más de dos puntos llegando a alcanzar la friolera del 9,8%, su nivel más alto desde mayo de 1985.

Estos datos nunca vistos en 37 años están erosionando sobremanera el poder adquisitivo de empresarios y particulares españoles. También cabe destacar que los ahorradores y las clases medias y bajas son los colectivos que más sufren el llamado "impuesto a los pobres".

Mientras tanto, en el Gobierno se empeñan en achacar la escalada de los precios a la invasión a Ucrania, pero la realidad es muy distinta, porque la energía o las materias primas llevaban disparadas muchos meses antes de que Putin comenzara el ataque. De hecho, no hay que olvidar que nuestro país cerró el año 2021 con un IPC del 6,5%, el nivel más alto en 29 años.

"Las tensiones inflacionistas ya eran elevadas antes del conflicto. El precio del petróleo se situaba en torno a 95 dólares de media en enero y febrero, un 60% más que un año antes, y el precio del gas natural casi lo cuadruplicaba", recuerda un informe de Funcas publicado ayer miércoles.

Sin embargo, Sánchez y sus ministros del ala económica se han pasado buena parte del año pasado restándole importancia a la inflación (mientras Hacienda se lucraba por ello). "La inflación no me preocupa a corto plazo" porque "no es exorbitante", declaraba la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, a principios del pasado mes de septiembre, cuando el IPC cerraba en el 4%. La subida de la inflación responde a un "fenómeno transitorio" aseguraba Calviño en noviembre, cuando el IPC terminaba el mes en el insólito 5,5%. Ahora, cuando la inflación roza los dos dígitos, es imposible negar un drama que, aunque esté siendo agravado por la guerra, comenzó mucho antes.

Como se observa en el último gráfico del INE, la inflación prácticamente se duplicó de septiembre de 2021 (4%) a febrero de 2022 (7,6%), cuando los estragos de la guerra apenas se notaban. No hay que olvidar que la invasión a Ucrania comenzó a finales de febrero.

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Además, este gráfico revela que que el incremento de la inflación va más allá de los precios de la energía, como el Ejecutivo también acostumbra a señalar. La prueba está en el dato de inflación subyacente de marzo, que es la variable que excluye a los alimentos no elaborados y la parte energética. Es decir, el componente más volátil del IPC.

Como ya hemos explicado en Libre Mercado, la inflación subyacente lo que confirma es el incremento generalizado de los precios en todas las actividades económicas. Curiosamente, este indicador subió más de enero a febrero (del 2,4% al 3%) que de febrero a marzo (del 3% al 3,4%), en plena guerra en Ucrania, lo que tumbaría todavía con más argumentos la teoría del Gobierno de achacar la escalada de precios a Putin. En el último año, esta variable se ha multiplicado por 11.

Merma de 16.700 millones de poder adquisitivo

Ante este panorama inflacionista, organismos como Funcas no tardaron ayer en revisar a la baja sus previsiones macroeconómicas para este año. Según sus cálculos, el IPC alcanzará el 6,8% en 2022 de media anual, lo que provocará "una pérdida de renta disponible de los hogares en términos reales, frenando el consumo privado y la inversión residencial".

Todo ello, redundaría en un crecimiento del PIB del 4,2% en 2022 (1,4 décimas menos que en la anterior previsión) y en una pérdida de poder adquisitivo en los hogares de hasta 16.700 millones de euros, que tendrán que recurrir a sus ahorros para soportar la situación.

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