El Gobierno se ha negado categóricamente a aplicar algún tipo de alivio fiscal a los conductores a pesar de que hace poco menos de un mes deslizaba que sí bajaría los impuestos a los carburantes.
Sin embargo, la vía escogida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para abaratar los precios de la gasolina y el diésel (en récord histórico) ha sido la de la subvención. Así, el pasado viernes, entró en vigor la bonificación de 20 céntimos, que está financiada en 15 céntimos por el Gobierno y en 5 céntimos, como mínimo, por las petroleras. La medida estará en vigor los tres próximos meses y el Ejecutivo ha cuantificado su coste para las arcas públicas en 1.423 millones de euros.
Esto significa que, cada mes, el Estado gasta 474 millones de euros en subvencionar los carburantes a los conductores, una cantidad que está muy por debajo del dinero que engrosa Hacienda con los Impuestos Especiales que recaen sobre estos productos.
Las cifras no fallan. Según los últimos datos de recaudación de la Agencia Tributaria, el Gobierno ingresó el pasado mes de febrero 879 millones de euros solo por el Impuesto de Hidrocarburos (que grava la gasolina, el gasóleo o el gas natural), lo que supone casi el doble del gasto del Estado con la publicitada subvención a los carburantes, además de un 25,3% más que en febrero de 2021. Entre enero y febrero de este año, las arcas públicas se han embolsado 1.936 millones por este impuesto.
El Estado se queda el 50% de la factura de la gasolina
Pero el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos no es el único tributo que le otorga pingües beneficios a Hacienda cada vez que un conductor se dispone a echar gasolina, porque el combustible también se grava con el 21% de IVA. El Impuesto Especial sobre Hidrocarburos se aplica a cada litro de combustible y el IVA sobre el total.
Así, el peso del Estado en la factura de los carburantes es tan elevado, que casi el 50% del precio que paga el consumidor final son impuestos (un 47% en el caso de la gasolina y un 43% en el caso del diésel).
En los siguientes gráficos facilitados por la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) puede verse el desglose. Por eso, es un error pensar que, cuando suben los carburantes, son las petroleras las principales beneficiadas de este encarecimiento: el principal ganador es el Estado.
A pesar de que Polonia ha bajado el IVA de los carburantes del 21% al 8%, desde el Gobierno se han escudado en que Bruselas no les permite hacerlo. Sobre por qué no han tocado tampoco el Impuesto Especial sobre Hidrocarburo, no han podido excusarse.
Críticas de las estaciones de servicio
El sector de las gasolineras ha criticado duramente que el Gobierno obligue a las estaciones de servicio a adelantar la bonificación con el golpe al flujo de caja que supone para buena parte de los negocios. "Nos están asfixiado" aseguraba a este periódico el presidente de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae), Manuel Jiménez Perona, hace unos días.
Tal es la indignación con el Ejecutivo, que la Asamblea General de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) ha acordado recurrir judicialmente el real decreto de Sánchez. Ceees aglutina unas 4.000 estaciones de servicio de las 11.000 que existen en España. Denuncian que "la inseguridad jurídica a la que nos vemos sometidos es tal que los empresarios del sector aún no sabemos de qué modo hemos de realizar las liquidaciones mensuales de las cantidades vendidas durante el periodo de vigencia de la medida", añadiendo que, además, "no está nada claro" cuál será el tratamiento fiscal de esos 20 céntimos, ni para las estaciones de servicio ni para los clientes.
La Agencia Tributaria aseguró el miércoles que las órdenes de pago de anticipos a las gasolineras alcanzarían ese día las 3.600 órdenes por un importe de 220 millones de euros.