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Así secuestró Putin la propiedad privada en Rusia

Un repaso a las políticas del tirano ruso que truncaron toda esperanza de apertura en la economía rusa.

Un repaso a las políticas del tirano ruso que truncaron toda esperanza de apertura en la economía rusa.
Vladimir Putin esta semana | EFE

La eliminación de la libertad en Rusia comenzó con la supresión de las más importantes salvaguardias de la propiedad privada. La Revolución de Octubre de 1917 eliminó la propiedad privada de los medios de producción y de la tierra. El inicio de la dictadura bolchevique estuvo marcado por agresivas medidas de nacionalización pero, siete décadas después, el socialismo soviético colapsó.

Llegó entonces la década de 1990, en la que se ensayó la expansión de las libertades políticas y económicas, pero solo de forma parcial. De hecho, el proceso de apertura terminó "capturado" por oligarcas y criminales que, en connivencia con las viejas élites comunistas, lograron repartirse el pastel, distorsionando las privatizaciones y liberalizaciones que debían haberse aprobado. Mientras que las antiguas repúblicas soviéticas se convertían en democracias capitalistas, Rusia truncaba su apertura por acción de sus propias élites.

Vladimir Putin, que llegó al poder en el año 2000, se presentó para entonces como un político que defendía simultáneamente el reformismo y el orden. Su gobierno comenzó enviando señuelos positivos en lo tocante al aperturismo. El economista sueco Anders Aslund, uno de los expertos más reputados del mundo en todo lo referido al desarrollo económico ruso, ha escrito sobre estas cuestiones en un libro titulado El capitalismo de amiguetes en Rusia. En la obra plantea que el camino hacia la economía de mercado terminó superado por la cleptocracia.

"El periodo 2000-2003 representó el apogeo del supuesto giro a la economía de mercado en Rusia. Fue una época de equilibrio macroeconómico y de avance hacia mercados competitivos. El sector privado prosperó como nunca antes – o después. Los subsidios se minimizaron y el resultado de aquel aperturismo inicial fue una altísima tasa de crecimiento, con un promedio del 7% anual entre 1999 y 2008. Rusia nunca había crecido tan rápido", apunta Aslund.

Pero esta fase de libre mercado no duró mucho. Los historiadores económicos ven un punto de inflexión en lo ocurrido con Mikhail Khodorkovsky, que por aquel entonces era el hombre más rico del país. Tras conocer su postura crítica con el gobierno, Putin se aseguró de tomar medidas contra él. Quiso dejar claro que aquel que fuese contra él acabaría perdiéndolo todo. Khodorkovsky fue arrestado y cumplió diez años en prisión. Su empresa Yukos fue expropiada y sus activos fueron transferidos a la firma estatal Rosneft a través de subastas cerradas a precios artificialmente bajos.

Esta acción del Estado envió una señal importante y se convirtió en el pistoletazo de salida de una nueva ronda de ataques contra la propiedad privada, noventa años después de la primera. Sin embargo, a diferencia de la Revolución de Octubre, esta vez la propiedad privada no ha sido abolida mediante un decreto formal. De hecho, al menos formalmente, sigue estando reconocida. El problema, pues, no está en la teoría, sino en la práctica.

En su libro Property Rights in Post-Soviet Russia, el profesor de UC Berkeley, Jordan Gans-Morse, escribe que "después del incidente de Khodorkovsky, los burócratas y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de todos aumentaron la presión del gobierno sobre las empresas. Se amenazaba con la incautación de activos, la facilitación de allanamientos empresariales ilegales, la extorsión, las multas ilícitas o los arrestos ilegales".

Cada vez más empresas fueron cayendo bajo control estatal, especialmente en el caso de bancos y empresas de la industria energética. Ya en 2016, Joshua Kurlantzick, analista del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), escribió sobre estos temas en su obra Capitalismo de Estado. Cómo el regreso del estatismo está transformando el mundo. En su opinión, "en Rusia, las empresas estatales estrangulan a cualquier posible competidor que pueda surgir desde el sector privado. Bajo el gobierno de Putin, el Kremlin ha permitido que una o dos compañías públicas dominen casi todas las industrias líderes. Cada empresa cuenta con personal directivo leal y fiel a Putin. Las compañías que se han resistido a la toma de control estatal han sido golpeadas con impuestos, regulaciones y otros castigos. Muchos de los jóvenes empresarios más prometedores han huido del país".

Los términos "capitalismo de Estado" y "capitalismo de amiguetes" son, eso sí, bastante engañosos. No existe "capitalismo de Estado" como tampoco existen círculos cuadrados. El capitalismo se basa en el principio de la propiedad privada, de modo que la eliminación de la propiedad privada significa la eliminación del capitalismo. Lo que ha venido sucediendo en Rusia recuerda más al sistema económico alemán bajo el nacional-socialismo, donde formalmente se mantuvo la propiedad privada, pero se actuó de forma progresiva y agresiva para erosionarla, hasta que solo quedó de ella el mero formalismo de los títulos legales de propiedad, que en la práctica no significaban nada si el régimen así lo deseaba.

"Se conservan las etiquetas propias la economía de mercado capitalista", observó en 1942 el economista Ludwig von Mises, "pero su significado es algo completamente diferente de lo que entendemos en las economías de mercado de verdad". Al igual que en la Rusia de 1917, la eliminación de la libertad comenzó por la eliminación de la propiedad privada. Y así ha ocurrido nuevamente en Rusia, a partir de 2004. Este desarrollo debería servir como una seria advertencia para todos nosotros.

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