Hacienda hace caja con la inflación. En los tres primeros meses del año, el departamento que dirige María Jesús Montero ha logrado un éxito recaudador sin precedentes impulsado por la escalada de los precios.
Según los últimos datos de la Agencia Tributaria, las arcas del Estado se embolsaron el récord de 54.749 millones de euros de enero a marzo, lo que supone un 20,2% más que en el mismo periodo del año anterior, cuando el fisco también se anotaba máximos históricos con los 45.530 millones de euros que recaudó en el mismo periodo de 2021.
Aunque el Gobierno insista en achacar el hito de los ingresos públicos a la "recuperación" de la economía, el fiasco de los últimos datos del PIB del primer trimestre, que solo creció un 0,3%, evidencia el peso de la inflación en este resultado. También lo refleja la recaudación por IVA, que ha subido un 21,3%, o la del IRPF, que ha aumentado un 10,2%.
Como se observa en la tabla, el beneficio de Hacienda es generalizado en todos los impuestos, menos algunas excepciones, como la de la electricidad. Así, también se produce un aumento del 7,2% de los Impuestos Especiales -que también pagan IVA- y dentro de esta categoría, destacan los epígrafes de la recaudación por la tributación del alcohol (un 44,2% más) y la de la cerveza (un 16,6% más), que es más baja que la de los destilados. Y son llamativos no solo por su significativo aumento, sino porque en los últimos tiempos estos productos están en la diana del Gobierno a pesar de haberle proporcionado unos suculentos ingresos de 345 millones de euros en los tres primeros meses del año.
Cerco al alcohol, un producto rentable para Hacienda
La semana pasada, la nueva Estrategia en Salud Cardiovascular del Ministerio de Sanidad generó una gran polémica copando las portadas de la prensa y ocupando muchas horas de los informativos, en algunos casos, con información incorrecta. "El Gobierno va a prohibir el vino en los menús del día", llegaron a publicar algunos medios erróneamente para susto de los consumidores.
Lo cierto es que no se trataba de ninguna prohibición estatal -ni siquiera el documento de Sanidad hacía recomendaciones específicas al vino de los menús del día-, pero de lo que sí hablaba el texto era del alcohol en general. En concreto, el Ejecutivo se marcaba como objetivo que los ciudadanos consuman menos alcohol en los bares y que los propios negocios contribuyan a ello. Para conseguirlo, pretende arrinconar estos productos, por ejemplo, no promocionándolos. Se busca "colaborar con establecimientos de restauración" para que "promuevan la dieta mediterránea como modelo de alimentación cardiosaludable, sin incluir en ella el consumo de alcohol", rezaba el cuestionado documento.
Pero este no es el único cerco al alcohol que estaría planteando el Gobierno. En manos de Hacienda está también el "Libro Blanco" que ha elaborado el "Comité de personas expertas" elegido por María Jesús Montero para llevar a cabo la reforma fiscal, con la que el Gobierno va a seguir subiendo los impuestos a los contribuyentes españoles. Este documento insta al Gobierno a subir el IVA de las bebidas alcohólicas en los establecimientos de restauración así como a elevar los Impuestos Especiales de estas bebidas para recaudar 1.000 millones de euros más. No hay que olvidar que el Estado ya se bebe hasta el 40% del precio del alcohol con sus impuestos, aunque a este grupo de profesores y catedráticos les parezca poco.
Además, desde Bruselas, también se ha intentado recientemente perjudicar al negocio del alcohol subiendo su tributación e imponiendo un nuevo etiquetado inspirado en las cajetillas de tabaco respaldándose en la lucha contra el cáncer. Como publicó Libre Mercado, el sector del vino español denunció la "criminalización" de su negocio y también tuvo al PP Europeo en contra. Finalmente, la medida no salió adelante, pero la regulación cada vez amenaza más a los productos que no gustan a los políticos.