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Daniel Rodríguez Asensio

Los nervios del PSOE cuando Ayuso evita que suban aún más los impuestos

Deflactar no es bajar los impuestos, es evitar que te los suban. Y su principal cometido es ayudar a mantener el poder adquisitivo.

Deflactar no es bajar los impuestos, es evitar que te los suban. Y su principal cometido es ayudar a mantener el poder adquisitivo.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. | Europa Press

Semana cuanto menos curiosa en la política nacional. Isabel Díaz Ayuso anunció que la Comunidad de Madrid va a deflactar todos los tramos de IRPF para 2023 y todo el plantel económico del Gobierno salió en manada a justificar su inacción ante la peor inflación de las últimas décadas… criticando y atacando a quien sí que hace algo. En este caso, Ayuso.

Para explicar lo que está ocurriendo merece la pena comenzar por el principio: ¿Qué es deflactar el IRPF? En mi opinión, como mejor se entiende es a través de un ejemplo. Juan es un trabajador que cobra 12.400 euros al año. Actualmente, en la Comunidad de Madrid está pagando un 9% de tipo autonómico, esto es, a mayores del estatal.

Actualmente la inflación es del 8,4%, y cada vez son más los analistas que prevén una inflación superior al 6,5% de media para este año. Pongamos que, finalmente, los precios, suben un 7%. Como consecuencia de ello, nuestro Juan pasará a ser automáticamente un 7% más pobre a lo largo del año, pues su capacidad adquisitiva (los bienes y servicios que puede comprar con sus ingresos) se ha reducido en dicho porcentaje.

Como consecuencia de lo anterior, lo normal es que los salarios suban. Difícilmente lo harán un 7%, pues llevaría a buena parte de nuestro tejido empresarial a la quiebra directa, pero sí que experimentarán incrementos en el entorno del 3%. Por lo tanto, en 2023 el salario de Juan habrá subido un 3% y los precios un 7%. O, dicho de otra manera, su capacidad adquisitiva seguirá estando un 4% por debajo que en 2022.

Pero, además, esta subida del 3% tiene un efecto adicional: Juan pasará a cobrar 12.772 y, por lo tanto, sube de tramo en el IRPF. Si nada cambia, su sueldo ya no tributa íntegramente al 9%, sino que ahora lo hace al 9% hasta los 12.450€ y al 11,2% el resto.

O, dicho de otra manera: A Juan le han subido los impuestos por la puerta de atrás, y ahora es más pobre por efecto de la inflación pero también por el de la legislación tributaria.

Es por lo anterior que a la inflación se la llama el impuesto de los pobres, pues merma su capacidad adquisitiva, y también una forma de recaudar sin legislar, pues supone, de facto, una subida encubierta de impuestos.

¿Qué ha hecho Ayuso? Muy sencillo: Se ha comprometido a subir todos los tramos de IRPF en el mismo porcentaje en el que suban los salarios (en nuestro ejemplo hipotético esta subida es del 3%) para que Juan, al igual que todos los trabajadores madrileños, no paguen más impuestos y sufran un nuevo hachazo fiscal en sus bolsillos.

En definitiva: Deflactar no es bajar los impuestos, es evitar que te los suban. Y su principal cometido es ayudar a mantener el poder adquisitivo en unas circunstancias tan difíciles como las que estamos atravesando en España.

Ahora vayamos con la segunda parte de la historia: La sobrerreacción del Gobierno de España ante el anuncio hecho por Ayuso.

Primero fue Calviño, quien habló de responsabilidad fiscal para justificar la inacción. Sí. La Vicepresidenta de un Gobierno cuyo déficit público en 2020 fue del 7,5% y en 2021 del 6% le invita a la Presidenta del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que ha registrado un leve superávit en ambos ejercicios y que mantiene el endeudamiento más bajo de todas las comunidades autónomas, a mantener la responsabilidad fiscal. Como si las cifras no fueran públicas o los ciudadanos fuéramos imbéciles. Poco tardó en volver a esconderse, pues el dato mató, de nuevo al relato.

Después fue Escrivá, el Ministro que pretende que los autónomos inicien su actividad con un plan de negocio bajo el brazo, quien atacó a la Presidenta de la Comunidad de Madrid en Twitter. Una actitud que no sólo refleja nerviosismo, sino también un profundo desconocimiento de la realidad del autónomo. No sólo pretende expoliar el 50% de sus ingresos a los más desfavorecidos en cotizaciones sociales, sino que también aspira a que los nuevos autónomos pasen más tiempo echando números y haciendo trámites que vendiendo y ejerciendo su actividad económica. No parece que el Ministro se haya dado de alta en el RETA nunca y, si lo ha hecho, le habrán gestionado todos estos asuntos. Si no, no se explica.

Pero la más elocuente fue la Ministra Montero, quien primero afirmó que "la mayor bajada de impuestos que han tenido los madrileños es la de la luz" y después abrió la puerta a revisar el IVA de los productos de higiene femenina.

Señora Ministra. Personalmente, me alegro de que por fin se haya dado cuenta de que bajar impuestos es algo positivo, y en la situación en la que está España necesario. Ahora sólo falta que revierta la subida del IVA a las bebidas azucaradas, del impuesto de matriculación, de la tasa sobre seguros y de las cotizaciones a la seguridad social, además de abolir la Tasa Google y la tasa Tobin, y después proceda a reducir medio punto el impuesto sobre la renta como ha hecho Ayuso en Madrid.

Así es como se lucha contra la inflación y se pone a raya las finanzas públicas. La realidad actual es que ahora mismo la Comunidad de Madrid, en algunas subastas, se financia en mejores circunstancias que el Gobierno de España y eso también supone menos impuestos futuros a los madrileños. La bajada del IVA de la luz, además de temporal (les recuerdo que finaliza el 30 de mayo), es un parche que no esconde que el precio mayorista de la luz es hoy un 125% más elevado que hace un año.

Vamos, que solamente ha faltado que el Presidente Sánchez haya hecho referencia en Davos al último movimiento de Ayuso para darnos cuenta de que los impuestos bajos no sólo funcionan, sino también convencen a los ciudadanos. Y eso, en año pre-electoral, no pasa desapercibido.

En el Gobierno de la Nación el nerviosismo es evidente. Y no aprovechan ninguna oportunidad para demostrarlo. Frente a su desastre económico, unas recetas que funcionan en todos los sentidos.

España iría mejor con una batería de medidas de liberalización económica, reducción del esfuerzo fiscal y de la burocracia, e impulso de sectores clave desde el sector privado. Pero eso queda fuera de la agenda totalitaria del Gobierno y, por esa razón, ni interesa, ni tan siquiera se plantea.

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