
El brutal incremento de precios que estamos sufriendo se ha convertido quizá en el principal reto económico que tenemos por delante. Si atendemos a los manuales de economía, la inflación que sufrimos en España ya es "galopante", es decir que alcanza y supera el 10% en un año. Lo que ya ha sucedido con el IPC. Además, si desagregamos el dato y miramos la evolución de algunos bienes de consumo o, por ejemplo, la inflación que sufre la industria, vemos como muchos de ellos acumulan varios meses ya con subidas de precios muy por encima del 10%.
Hace sólo unos meses, ni siquiera los bancos centrales tenían este problema públicamente entre sus principales preocupaciones y lo contemplaban como una posibilidad transitoria derivada de los cuellos de botella que la pandemia había generado en las cadenas de suministro.
Sin embargo, según teóricos como el profesor Jesús Huerta de Soto insisten en que la masa monetaria es inflación y los bancos centrales del mundo desarrollado (EEUU y UE principalmente) llevan más de una década disparando de manera indiscriminada esa masa monetaria.
Otra fórmula, muy empleada en economía es la siguiente: M*V=P*Y, es decir, masa monetaria multiplicada por la velocidad de circulación (incremento del consumo) es igual al IPC por el Producto Interior Bruto. Es decir que si la masa monetaria se dispara y el PIB no crece, lo que se dispara es el IPC.
Por este motivo son muchos los teóricos y analistas que llevan años advirtiendo sobre el exceso de masa monetaria y los peligros del experimento puesto en marcha por los bancos centrales que han mantenido durante muchísimo tiempo los tipos de interés en terreno negativo y han acometido indiscriminadas compras de deuda pública.
Ahora empezamos a ver las verdaderas consecuencias de estas políticas y, como suele ser habitual, los excesos los pagaremos los de siempre: los sufridos contribuyentes y consumidores, especialmente las clases medias que soportan el grueso de la recaudación con la mayor cuña fiscal, es decir, los que más impuestos pagan en relación a las rentas y ahorro que tienen.
¿Cuánto puede durar la inflación?
Pero, ¿cuánto va a durar esta inflación disparada? Esta es la pregunta que muchos se hacen ahora. Los pronósticos de Calviño, Guindos o las autoridades europeas cuando señalaban que la inflación era un fenómeno transitoria son ya una triste anécdota.
Averiguar cuánto tiempo se puede prolongar la inflación no es sencillo, depende de muchos factores, de la velocidad y determinación con la que los bancos centrales eleven los tipos de interés, o lo mucho o poco que se corrijan los desequilibrios presupuestarios de los distintos países que, como España, han disparado su gasto público e impuestos y se disponen a regar de dinero a pensionistasa y funcionarios, alimentando los llamados "efectos de segunda ronda", es decir, lo que sucede cuando intentas apagar el incendio de la inflación con gasolina de gasto público e impuestos.
Pero tenemos algunos indicadores que pueden darnos pistas, al menos, de lo que ha sucedido en el pasado.
Esta misma semana hemos conocido un estudio que analiza los datos históricos de las principales economías europeas y para EEUU, determina que en el pasado, cuando la inflación ha superado niveles del 5% interanual, han sido necesarios 20 meses para que vuelva a caer por debajo de esa cuota.
Si hacemos caso de esta medida, EEUU no volverá a bajar del 5% hasta febrero del próximo año y en Europa tendremos que esperar hasta agosto de 2023 para observar moderación en los precios.
Sin embargo en LM hemos querido observar qué ha pasado con los precios en España en clave histórica.
Tomamos como referencia los datos de indicador de IPC de la OCDE que manejan el Fondo Monetario Internacioal y el Banco Mundial. Y tomamos la serie histórica desde 1960.

Seis años para bajar del 5%
La primera vez que se supera el 5% es en 1962 cuando se alcanzó la media del 5,7% en aquel año. La inflación continuó en niveles muy altos hasta que en 1968 volvió a registrarse una tasa inferior al 5%, concretamente el 4,95. En aquellos años la inflación se comportó de la siguiente manera:
- 1962 5,71%
- 1963 8,74%
- 1964 6,98%
- 1965 13,21%
- 1965 6,24%
- 1966 6,24%
- 1967 6,39%
- 1968 4,95%
¿Qué sucedió después? En el 69 bajó al objetivo de estabilidad de precios del 2,º6%, pero al año siguiente, en 1970 volvió a sobrepasar el 5%.
23 años para bajar del 5%
Y esa fue la anterior vez que vimos sobrepasar esa tasa. En 1970 la inflación alcanzó el 5,7% y comenzó una escalada brutal de precios que mantuvo el indicador en "inflación desbocada" (por encima del 10%) durante 12 años, llegando al máximo en 1977 cuando alcanzó el 24,54%.
18 años después, en 1988 el IPC bajó puntualmente del 5%, para volver a subir con fuerza en el 89 al 6,79% y no arrancar un periodo de moderación y alivio de precios hasta 1993 cuando la inflación volvió a bajar del 5%.
- 1993 4,57 %
- 1992 5,92 %
- 1991 5,93 %
- 1990 6,72 %
- 1989 6,79 %
- 1988 4,84 %
- 1987 5,25 %
- 1986 8,79 %
- 1985 8,81 %
- 1984 11,28 %
- 1983 12,17 %
- 1982 14,42 %
- 1981 14,55 %
- 1980 15,56 %
- 1979 15,66 %
- 1978 19,77 %
- 1977 24,54 %
- 1976 17,62 %
- 1975 16,95 %
- 1974 15,68 %
- 1973 11,42 %
- 1972 8,27 %
- 1971 8,24 %
- 1970 5,73 %
Posteriormente, desde el 93 los precios se relajaron paulatinamente hasta la entrada del euro, cuando la inflación se estabilizó ligeramente por encima del 3% hasta 2007, posteriormente, entra en juego el experimento de los bancos centrales y las inflaciones aparecen lejos del objetivo de estabilidad del 2% pero por cortas, llegando a cosechar inflaciones negativas.
La "década prodigiosa"
En 1959 llega el plan de estabilización que trata de normalizar la economía española con la del entorno de los países occidentales, pasando de una economía intervenida, autárquica y de producción nacional para consumo nacional a la liberalización del comercio interior y la apertura al exterior, además de adoptar una economía de mercado. Esto cristaliza en la llamada "década prodigiosa" en 1970, cuando la elevada inflación se ve alimentada por un frenético crecimiento económico fruto de la apertura y la llegada de fuertes inversiones desde el extranjero.
La situación en la que estaba España en 1960 o 1970 con una moneda propia, la peseta, y un país que acababa de salir de un conflicto civil poco o nada tienen que ver con la situación que atraviesa ahora nuestra economía. Con todo, hacer pronósticos sobre el momento en el que los desequilibrios de precios volverán a niveles controlados, es muy aventurado, lo que sí parece evidente es que, de momento, la inflación ha venido para quedarse.
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