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Luis Fernando Quintero

Premio al irresponsable: el Gobierno vuelve a reventar la seguridad jurídica con sus ayudas hipotecarias

La historia se repite, como con las preferentes, las cláusulas suelo o el recibo de la luz. El imprudente, el manirroto, gana. El responsable, pierde.

La historia se repite, como con las preferentes, las cláusulas suelo o el recibo de la luz. El imprudente, el manirroto, gana. El responsable, pierde.
Grupo de hipotecados protestando por su crédito | Flickr/calafellvalo

Una de las grandes noticias económicas de esta semana ha sido el anuncio de un acuerdo entre la vicepresidenta Nadia Calviño y la patronal bancaria para suavizar las condiciones hipotecarias de las familias españolas que tienen suscritas hipotecas a tipo variable con su entidad bancaria y que ya amenaza su economía familiar, merced a la rápida subida del euríbor, el tipo de interés de referencia para las hipotecas.

Suele decirse que, a toro pasado, todo se ve más fácil, pero es cierto que merced a la inflación que estábamos registrando, ya desde el verano de 2021, era bastante evidente que los tipos de interés terminarían subiendo y, con ellos, el euríbor de las hipotecas. Las noticias que publicamos en Libre Mercado son una prueba de ello:

También es cierto que todavía el verano pasado, el de 2021, cuando la inflación empezaba a subir, muchos advertimos de los problemas que esto podría acarrear a aquellas familias con hipotecas referenciadas a tipo variable, y, en paralelo, destacamos la facilidad que daban, todavía entonces, las entidades financieras para cambiar la hipoteca a tipo fijo, o bien, para contratar una hipoteca a tipo fijo si lo que estábamos haciendo es constituir un crédito nuevo. Es más, todavía este verano era posible conseguir buenos canjes y tipos para cambiar de variable a fijo.

Sin embargo, de nuevo, una inmensa mayoría de los hipotecados optaron por cerrar los ojos y fiarse de los mensajes cortoplacistas de los reguladores. En el mes de abril de este 2022, cuando la inflación superaba el 8%, las casas de análisis estimaban que el euríbor terminaría el año en positivo y el 2023 estaría en el entorno del 1%. Dos meses después ya rozaba el 2%.

Es más, esas familias, las mismas que hoy sienten una tensión enorme sobre sus economías domésticas porque la cuota de la hipoteca se le ha disparado 200 o 300 euros de golpe, en los mejores casos, 500 o 600 en algunos de los peores, han disfrutado de una década de tipos extraordinariamente bajos, y han financiado la compra de vivienda con dinero prácticamente gratis. Evidentemente una estrategia de endeudamiento basada en tipos variables implica soportar volatilidades, bajas en ocasiones, altas en otras.

No faltará, seguramente, quien se pregunte si no existe un modo de asegurar que las volatilidades que van a sufrir los tipos de interés garanticen una horquilla de tranquilidad al hipotecado, y que su producto no pueda subir del 3% ni bajar del 1%, por ejemplo. Pues esto existía antiguamente, eran las famosas cláusulas techo y cláusulas suelo, pero la irresponsabilidad de consumidores, autoridades, jueces y abogados dio al traste con estas cláusulas de seguridad, con lo que ahora, poco tiempo después, sufrimos las consecuencias.

Además, la propia industria se negaría y encarecería la contratación de este tipo de coberturas. Hoy día es sencillo contratar un seguro de tipo de interés, pero razonablemente caro, frente a otros productos como las hipotecas a tipo fijo.

En definitiva, vuelve a repetirse la historia. La realidad supera las peores expectativas y sólo aquellos que han asumido riesgos y no han hecho los deberes sufren las consecuencias. Aquellos que no han sido prudentes a la hora de analizar sus obligaciones financieras piden ahora ayuda al Estado para poder impagar su hipoteca, reducir su tipo, o lograr un periodo de carencia. No sólo eso, sino que el Gobierno incluso facilita la transición de hipotecas a tipo variable a créditos a tipo fijo eliminando las comisiones. Comisiones que, oh casualidad, aquellos que fueron más prudentes y prefirieron garantizarse una cuota que pudieran pagar, tuvieron que satisfacer. Esos mismos consumidores ven ahora cómo los imprudentes que se ven ahogados por no hacer los deberes, son beneficiados por el Estado con una condonación de la comisión.

Al final lo que sucede es que este tipo de comportamientos tienen consecuencias, porque las entidades financieras se resienten con estas prácticas y esto se traduce en un endurecimiento de las condiciones de crédito. ¿Por qué en su día tantas familias se hipotecaron a tipo variable? Porque era mucho más barato que hacerlo a tipo fijo. ¿Qué riesgo asumían? Que subiese el euríbor. Y esto era cuestión de tiempo.

Básicamente lo que hace el Gobierno es dinamitar la seguridad jurídica de los contratos hipotecarios, una vez más. Y de nuevo pagaremos justos por pecadores.

Pasó con las cláusulas suelo, pasó con las preferentes, ha pasado y pasa con el precio de los alquileres. Pasa con el precio de la factura de la luz y las soluciones intervencionistas para intentar limitar la escalada del precio del gas.

Intervenir, intervenir e intervenir, y distorsionar el mercado. ¿La consecuencia? Algunos pocos imprudentes podrán evitar unas tensiones mayores en su estructura de costes familiares porque limitarán la subida de su cuota hipotecaria, pero a cambio, perjudicará a aquellos que hicieron sus deberes y que hoy no reciben esa ayuda del Estado. No sólo eso, ese tipo de ayudas se financian siempre vía impuestos o vía endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito al obligar a los bancos a modificar las condiciones jurídicas de sus contratos.

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