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Por qué 2023 es el año clave en el apagón nuclear en España

El Gobierno sigue adelante con sus plan para cerrar los siete reactores españoles. El año que viene será clave, por varios motivos.

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El Gobierno sigue adelante con sus plan para cerrar los siete reactores españoles. El año que viene será clave, por varios motivos.
Central nuclear de Almaraz | Flickr/Foro Nuclear

El Gobierno sigue adelante con su calendario para clausurar las centrales nucleares y el tiempo para dar una hipotética vuelta atrás se agota. Según el plan que en su día pactó el Ejecutivo con las propietarias, la clausura "escalonada" de los centrales arrancará en 2027, con el cese de actividad de la central extremeña de Almaraz y concluirá en 2035, con Vandellós II y Trillo.

Mientras el debate sobre la conveniencia o no de renunciar ahora a esta fuente de energía se extiende, por el momento el Ejecutivo sigue aferrado al calendario pactado. La última versión del Plan de Residuos Radiactivos acota los plazos: "A efectos de planificación y costes, se prevé que las labores previas se inicien entre tres y, preferentemente, cinco años antes del a fecha de cese definitivo", con el fin de que el inicio de las obras de desmantelamiento, que se emprenderán con el modelo de la central José Cabrera como referencia, "puedan llevarse a cabo en un plazo no superior a tres años después del cese definitivo".

Entre las tareas necesarias para emprender el desmantelamiento se cita "el vaciado de piscinas (en las que se va almacenando el combustible gastado), "actividades preparatorias" y la transferencia de titularidad a Enresa, la empresa pública que se hará cargo del desmontaje, gestión de residuos y restauración de los terrenos. El plan cifra en diez años la duración "estimada" de las obras.

Lo que se hará y lo que se dejará de hacer

Eso implica que en la primera central que cerrará, la de Almaraz, los preparativos arrancarán como muy tarde en 2024: a partir de ese año, las titulares de Almaraz, Iberdrola, Endesa y Naturgy, emprenderán junto con Enresa tareas sobre la gestión del combustible y la adecuación de las instalaciones para el futuro desmontaje.

Igual de relevantes serán los trabajos que la central dejará de hacer cuando la fecha de cierre se acerque y que podrían hacer inviable una marcha atrás: tareas como la provisión de combustible "se realiza con cuatro o cinco años de antelación". Fuentes de Foro Nuclear explican a LD que para permitir "la continuidad de la operación" de una central hay que "abordar con antelación suficiente" aspectos de planificación relacionados con el combustible, "el mantenimiento a largo plazo", la ejecución de inversiones y temas relacionados con el personal y el relevo generacional.

"Todo se juega" en 2023

El presidente de Foro Nuclear, Ignacio Araluce, señaló en un reciente encuentro con periodistas 2024 como la fecha límite para una hipotética marcha atrás en el cierre de Almaraz, la primera de las centrales en el calendario. Con ese fecha tope en el horizonte, 2023 será el año clave para el futuro del parque nuclear: el próximo año, se abre una "ventana" para la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), el documento emanado de la Ley de Cambio Climático que incluye la "planificación estratégica nacional" de la política energética española en consonancia con los objetivos de "descarbonización" de la UE y que decreta el cierre de las nucleares.

El plan, desarrollado meses antes de la guerra de Ucrania, establecía una consulta pública y la posibilidad de una actualización en 2023 de los "objetivos mínimos nacionales para 2030". En el sector, señalan que esta "ventana de oportunidad" podría suponer un cambio en los planes de cierre.

Las condiciones de las propietarias

Mientras, desde el Ejecutivo continúan defendiendo el calendario como inamovible y entre sus argumentos resaltan que éste fue pactado con las empresas. Foro Nuclear, la patronal que agrupa a los propietarios, reclama que para hacer cambios necesitan que las centrales sean rentables, y eso pasa, según su punto de vista, por aligerar la carga fiscal que soportan, tener un "marco jurídico estable" y también, según ha sugerido el propio Araluce, disfrutar de una rentabilidad garantizada.

"Si nos obligan a seguir funcionando se nos tiene que garantizar una retribución, y además estable durante el tiempo que se mantengan las nucleares para cubrir los gastos, inversiones de amortizaciones e inversiones futuras, y debería pactarse con el Gobierno", señaló hace unas semanas Araluce en un mensaje dirigido al Gobierno que salga de las urnas en las próximas elecciones y que tendrá en su mano parar, o no, el proceso.

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