Argentina era uno de los países más ricos del mundo a principios del siglo XX. Gracias a la ausencia de conflictos bélicos, al establecimiento de un modelo de Estado similar a la Constitución de Estados Unidos y a los abundantes yacimientos de petróleo que se encontraron en el país, la economía argentina competía de tú a tú en términos de riqueza por habitante con países importantes como Francia o Reino Unido, y estaba muy lejos de muchos de sus vecinos hispanoamericanos como Brasil.
Hoy, sin embargo, es uno de los países más pobres de América del Sur, los precios suben a un ritmo del 80% interanual y el listado de impagos de la deuda pública es de los más extensos del mundo, con 8 grandes impagos entre 1824 y 2014, es decir, sin tener en cuenta los que también han ocurrido tras la crisis del Covid19.
Además, los escándalos políticos se suceden cada cierto tiempo y no son pocos los que salen del país buscando refugio en otros lugares del planeta año tras año.
Sin duda, Argentina ha pasado de ser uno de los lugares con más oportunidades del planeta a ser un ejemplo de ese socialismo intervencionista, liberticida e involucionista que buena parte del Gobierno de España toma como ejemplo para aplicar sus políticas.
Ojalá sólo fueran las fotos con altos cargos del Gobierno argentino por parte de algunos de nuestros ministros, los mensajes de apoyo, e incluso de ataque al sistema judicial, ante condenas por graves casos de corrupción como el que hemos visto esta semana de 6 años a la exPresidenta y actual Vicepresidenta del Gobierno Cristina Fernández de Kirchner.
Desafortunadamente, hay cosas mucho más relevantes, como es el caso de la política económica. Basta analizar con un poco de perspectiva los últimos pasos del Gobierno de España para darse cuenta de que Pedro Sánchez y su Gobierno alejan a España de las democracias liberales europeas y nos acercan a las neodictaduras comunistas de América del Sur.
Veamos los principales ingredientes de la política kirchnerista (que no deja de ser socialismo con nombre del presidente que lo llevó a cabo) para darnos cuenta de las enormes similitudes con lo que está haciendo y pretende hacer el Gobierno de España.
Gasto público disparado y asfixia impositiva
Argentina tiene el mayor peso del sector público sobre la economía de toda la región. Su gasto público oscila año tras año en torno al 40% del PIB nacional y (vaya, quién lo iba a decir) tiene uno de los mayores esfuerzos fiscales (porcentaje de ingresos destinados a pagar impuestos) de América del Sur porque su presión fiscal (recaudación pública sobre PIB) es relativamente baja.
Además, la tasa de empleo no llega ni al 45% y la renta, además de baja, se evapora como consecuencia de la inflación. O, dicho de otra manera: En Argentina hay relativamente poca gente y con poco poder adquisitivo pagando impuestos. Por eso los tienen que subir e inventar muchos nuevos año tras año.
¿Les suena a algo? Pedro Sánchez ha disparado el gasto público hasta el 52% del PIB (la mayor cifra de toda la serie histórica), España es el único país europeo en el que la política fiscal se ha dedicado fundamentalmente a subir impuestos y a inventar algunos nuevos (54 subidas de impuestos desde que Sánchez es presidente) y, por si esto fuera insuficiente, fuimos el país que más défici registró en 2020, Top10 en 2021 y tenemos un déficit estructural del 4% del PIB según el FMI.
O, dicho de otra manera: Sánchez está ahogando a impuestos a ciudadanos y empresas y está siendo incapaz de hacer las finanzas públicas sostenibles.
El déficit público en Argentina en 2021 fue del 4,3% del PIB; en España, del 6,9%.
Política monetaria
Si algo saben bien los socialistas liberticidas es disfrazar su insaciable anhelo de poder. Tanto en Argentina como en España llaman "política social" a la enorme red clientelar que están creando, basada en pobreza y tejemanejes varios del poder.
¿Cómo financiar todo este despilfarro? Acudiendo a los bancos centrales. La eterna falacia de la MMT (Modern Monetary Theory, por sus siglas en inglés), que no es otra cosa que acudir a un nuevo invento (el banco central) para financiar este gasto público desbocado. "Imprimir dinero para el pueblo", lo llaman en Argentina. Miren la evolución exponencial de la masa monetaria M2 en Argentina:
¿Les suena? Correcto: El BCE ha comprado el 100% de las emisiones netas de deuda pública (esto es, excluyendo refinanciaciones) durante 2020 y 2021 de España.
Por supuesto que entre la política monetaria del Banco Central de Argentina y la del Banco Central Europeo, afortunadamente, hay muchas diferencias. La primera y más importante es que el máximo organismo monetario en Europa no obdece a las órdenes de ningún estado miembro, y también que la política monetaria no convencional, aunque con una dimensión exagerada, no ha sido tan populista como la argentina. Por no hablar de que el Euro es la segunda moneda más usada en las transacciones internacionales y el peso argentino ya no se usa casi ni en su mercado doméstico como consecuencia de esta política monetaria irresponsable.
En cualquier caso, en ambos países el experimento de la monetización de la deuda ha acabado igual: Con una inflación preocupante. En el caso de Argentina, por la debilidad de su moneda, este fenómeno apareció antes y con mucha más fuerza que en España. Pero la subida brusca de precios es otro fenómeno compartido, con el impacto que tiene sobre una población que pierde poder adquisitivo día tras día
Control de precios
Y, ¿cómo reaccionar ante los efectos adversos de una política económica basada en el populismo? Con más populismo e intervencionismo. Es ahí donde entra en juego el control de precios.
En el caso de Argentina, el programa Precios Cuidados es una iniciativa del Ministerio de Economía de Argentina lanzada a finales de 2013 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con el objetivo de contener los aumentos de precios de los productos básicos de alimentación. Este programa se mantiene hasta la actualidad con los siguientes resultados, según la consultora FMyA :
- Néstor Kirchner: 22,5% (sin controles de precios).
- Primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner: 61,5%
- Segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner: 100,7%.
- Mauricio Macri: 110,7%
- Alberto Fernández: 221,5%
Segunda sorpresa de la jornada. Los controles de precios no sólo no funcionan, sino que disparan la inflación. Deberían tomar nota tanto Yolanda Díaz, que ya trató de intervenir una cesta de la compra básica en los grandes hipermercados, como Pedro Sánchez, que cada vez se muestra más abierto a seguir la estela de Cristina Fernández de Kirchner y establecer un precio a productos de alimentación, tal y como hemos conocido esta misma semana.
Si España aboga por el control de precios, además de estar fuera de la Constitución y de las normas del libre mercado, estaría fuera de la Unión Europea y dentro de la legión de países hispanoamericanos cuyos ciudadanos sufren los efectos del neocomunismo 2.0.