Siguen las polémicas estadísticas que rodean al gobierno. La Seguridad Social ha presentado un nuevo sistema de recuento de la afiliación. El ministro del ramo, José Luis Escrivá, ha explicado que su departamento pretende ajustar los datos de cotizantes mensuales y ofrecer estadísticas más precisas. Según sus explicaciones, los cambios ayudarán a "depurar los efectos de estacionalidad y de calendario".
A Escrivá se le había reprochado que publicase avances de afiliación que solo recogían los datos de la primera quincena de cada mes. En agosto, por ejemplo, esto le permitió generar titulares favorables para el gobierno a base de referirse al nivel de cotizantes en el pico de actividad del mes. En cambio, si hubiese ofrecido la cifra correspondiente a los últimos días de agosto, los titulares habrían sido muy diferentes y se habría divulgado una cifra de bajas muy abultada.
Pues bien, Escrivá ha accedido a cambiar la metodología estadística y, a partir de ahora, publicará cada quincena los datos de los treinta últimos días. De esta forma, el 15 de enero conoceremos el aumento o descenso de la afiliación desde el 15 de diciembre, mientras que el 30 de enero tendremos otra actualización que procederá a comparar los afiliados existentes a fin de mes con los trabajadores que estaban de alta cuatro semanas antes, el 30 de diciembre.
Uno de los problemas que entraña esta modificación es que la actualización de la base de datos solamente se remonta a 2019. De esta manera, Escrivá deja fuera décadas de historia estadística y limita la posibilidad de realizar comparaciones a un periodo muy reciente que, además, estuvo marcado en 2020 y 2021 por la incidencia de la pandemia del coronavirus en el mercado de trabajo. Al romper la serie histórica, se genera un problema similar al que está ocurriendo en el Centro de Investigaciones Sociológicas bajo mando del polémico José Félix Tezanos.
De igual manera, las nuevas cuentas presentadas por Escrivá esconden una corrección que rebajaría el número de afiliados a 30 de diciembre de 20.310.799 a 20.240.894 trabajadores. Esto significa que la cifra real de ocupados sería inferior a la que comunicó el gobierno en unos 69.905 cotizantes. No solo eso: si tomamos como referencia el nuevo cómputo, y estudiamos los datos de la primera quincena del año, encontramos que la afiliación cayó en 102.972 entre el 1 y el 13 de enero. Esto significa que cada día se habrían destruido cerca de 8.000 empleos.
Sin embargo, el cambio metodológico anunciado por Escrivá le ha permitido sacar pecho ante los medios con una mejora de 25.294 en la cifra de cotizantes. Un titular positivo que no ha tenido mucho recorrido en los medios de comunicación, pero que vuelve a poner de manifiesto la insistencia del gobierno en transmitir euforia económica a base de todo tipo de artimañas estadísticas.
Mientras se asientan los nuevos cambios propuestos por Escrivá, el ministerio de Trabajo también se sitúa en el centro de una intensa polémica por la mala calidad de sus estadísticas. Y es que el departamento de gobierno que dirige Yolanda Díaz ha reclasificado a miles de trabajadores con ánimo de reducir la cifra oficial de parados, tal y como ilustra la polémica por la categorización oficial de los contratos fijos discontinuos que no están activos.