Bruselas ha ido ya a por la carne, a por el consumo de energía, a por los coches de gasolina y diésel, a por el hormigón y el acero en la construcción de casas, a por los plásticos… Y ahora ha decidido meterse con el agua: quiere reducciones del consumo sensibles y reutilización de fluidos sucios antes de 2050.
El argumento de la UE es el mismo que para todo el resto de cruzadas ecologistas ultra: "El mundo se enfrenta actualmente a una crisis del agua impulsada por la demanda exagerada, la mala gestión y los impactos de la triple crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación". Bruselas añade que "el 40% de la población mundial vive en áreas afectadas por el estrés hídrico. La resiliencia del agua es clave para prevenir y abordar las crisis actuales y futuras de salud, alimentos y energía".
Por todo ello, la Conferencia del Agua de la ONU 2023 cuenta con la UE "con el objetivo de movilizar la acción mundial para la resiliencia y la seguridad del agua. Y en ese papel, Bruselas ha enumerado sus objetivos y acciones que pretende adoptar. Dice que quiere "garantizar el acceso al agua potable y el saneamiento como un derecho humano; proteger y restaurar los ecosistemas acuáticos para el desarrollo sostenible, la mitigación y la adaptación al clima; promover un enfoque más integrado de la gestión de los recursos hídricos en todos los sectores; promover la circularidad en el uso del agua para la industria, la energía y la agricultura mediante el aumento de la eficiencia del agua y la reutilización del agua; promover la cooperación transfronteriza en materia de agua, como catalizador para la paz y la seguridad; y moviera las finanzas públicas y privadas, la investigación y la innovación, y el intercambio de conocimientos".
Hasta ahí los deseos. Las acciones supondrán restricciones en el uso actual del agua. "La UE reúne una serie de compromisos con la Agenda de Acción sobre el Agua. Se basan en una serie de acciones políticas y leyes de la UE, tecnologías líderes en el agua, así como en un amplio apoyo a los países socios en materia de agua y saneamiento", afirma Bruselas. Las "contribuciones" concretas de la UE incluirán el "apoyo a la mejora del acceso al agua y al saneamiento para 70 millones de personas en todo el mundo", "asegurar el agua potable en la UE y mejorar la disponibilidad de agua del grifo en los espacios públicos" y, muy importante, "contribuir a la reducción del uso del agua en la UE mediante el establecimiento de normas de ahorro de agua para los productos y el desarrollo de suministros no convencionales, como la reutilización de agua tratada para el riego agrícola o la desalinización". No se especifica más sobre la reducción del consumo, pero sí queda claro que las restricciones tendrán que ser efectivas antes de 2050.
Hay más acciones previstas: "Abordar la contaminación de nuestros ríos y océanos, mediante una reducción del 50% de pesticidas, nutrientes, antimicrobianos y basura plástica en el mar, así como una reducción del 30% de microplásticos; aumentar la investigación y la innovación, la participación ciudadana y las inversiones azules: la UE en su conjunto y los Estados miembros de la UE han comprometido más de 1.400 millones de euros entre 2021-2024 y se esperan compromisos adicionales hasta 2027; y aumentar la restauración de los ríos en la UE".
Y, por último, otras decisiones centradas en "aumentar la resiliencia de la sociedad ante las inundaciones, las sequías y el aumento del nivel del mar, mejorando la gestión de riesgos, la preparación y la respuesta; reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la gestión del agua, entre otras cosas, mediante la reducción de las necesidades energéticas de las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas; y mejorar la cooperación transfronteriza en materia de agua, con el apoyo de las inversiones de Global Gateway: la UE y los Estados miembros han comprometido más de 1.100 millones de euros para la gestión transfronteriza del agua en África y Asia Central, que abarca 47 países y 18 principales cuencas de agua transfronterizas".
Todo ello porque, según la UE, "este recurso natural vital se está agotando, contaminando y mal gestionado. 2.200 millones de personas todavía carecen de acceso a agua potable segura en todo el mundo, y más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a un saneamiento seguro. El 80 % de las aguas residuales del mundo se descargan directamente al medio ambiente sin tratar. Y la presión sobre la calidad y la cantidad de agua está aumentando".