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¿Y si la tormenta financiera desemboca en un 'supercrash' como el de 2008?

La desconfianza es el talón de Aquiles de cualquier banco, por muy bien gestionado y provisionado que esté.

La desconfianza es el talón de Aquiles de cualquier banco, por muy bien gestionado y provisionado que esté.
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Resulta curioso releer algunos de los informes que elaboramos en Libre Mercado allá por 2008, cuando la crisis financiera era incipiente. La crisis subprime ya había estallado. El escándalo de las hipotecas estaba encima de la mesa, pero lo que podía sucederle al sistema financiero todavía era una incógnita. En aquel momento, nuestro jefe de Economía por entonces, hoy viceconsejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Manuel Llamas, recogía en un extenso artículo los pronósticos que realizaron en aquel verano de 2008 los gurús que habían sido capaces de adelantar lo que sucedería con las hipotecas: Jim Rogers, Nouriel Roubini y Kenneth Rogoff. De ellos, sólo Roubini acertó en su pronóstico, que no por duro era el más catastrofista de todos. Rogers consideró una posibilidad real el fin del dólar y Rogoff adelantó una inflación galopante acompañada de un periodo de estancamiento.

Finalmente, sólo Roubini avanzó lo que se venía encima: una crisis financiera de consecuencias letales para cientos de bancos pequeños y decenas de grandes compañías, tal y como sucedió. Pocos días después de aquello, quebraba Lehman Brothers. En España, aquel crash financiero supuso el fin de las cajas de ahorro, la llegada de las fusiones frías, la sobrerregulación para la banca y el saneamiento total del sector, más allá del drenaje del exceso del ladrillo, que aun pesa en el balance de la muy pública Sareb, quien no ha conseguido todavía digerir todo aquel ladrillo tóxico.

Pues bien, hoy nos encontramos en una situación parecida. La tormenta financiera arrecia con fuerza y ha golpeado ya a grandes bancos, refrescando en nuestra memoria aquel año maldito en el que quebró Lehman Brothers y la pesadilla nos encontró soñando con dinero gratis. El resultado de aquello lo conocemos. Pero lo que sucederá ahora no.

¿Puede desatarse un crash o un supercrash financiero como el de entonces? Es imposible saberlo con certeza. Lo que es seguro es que no se puede descartar. ¿Y qué dice el mismo gurú que acertó la crisis financiera de 2008? Que sí.

Los nuevos zombies: hogares, empresas y gobiernos

En una reciente entrevista en el podcast Forward Thinking del McKinsey Global Institute, Roubini hace su pronóstico especial: el rápido endurecimiento de los tipos de interés traerá una recesión que hará sufrir a hogares y empresas. Las empresas sufrirán un altísimo coste de financiación, alterando el valor de los activos. Finalmente, la gigantesca montaña de deuda pública y privada acumulada durante los últimos diez años va a terminar por estallar dejando a hogares, empresas y gobiernos como los zombies de esta crisis.

Así de tajante se muestra Roubini en sus pronósticos. Libre Mercado, en conversación con algunos analistas que estuvieron presentes en las negociaciones de la gran banca en 2008, cuentan en petit comité cómo de aquella crisis se gestó una salida por la vía de la liquidez y el endeudamiento: "De aquella crisis saldríamos con más deuda pública, pero cuando estallara la burbuja de la deuda, no serían bancos los que quebrarían, sino directamente estados", contaban.

El problema de la deuda

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Crecimiento de la deuda en la zona Euro
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Crecimiento de la deuda en EEUU

Hay cierto consenso en el análisis de mercado en que el gran "elefante en la habitación" es el gigantesco volumen de deuda que inunda los mercados. Una deuda emitida a tipos extraordinariamente bajos y que ahora no sólo no vale nada, sino que pesa en los balances de los agentes encargados de drenar la sangre del sistema: los bancos. Unos bancos que, como decíamos, siguen teniendo un talón de Aquiles común: la liquidez. Ningún banco, por capitalizado o bien gestionado que esté, puede soportar que un brote de pánico conduzca a la mayor parte de sus depositantes a retirar el dinero. Sencillamente no podrían atender esa demanda de liquidez sin quebrar.

¿Se puede desatar ese pánico? Poco a poco vemos cómo las tensiones actuales están golpeando a la banca. Y cada día es más evidente que esa deuda que infla los balances de los bancos es el subyacente que soporta el valor de cientos de miles de millones en productos financieros. Pero ¿cuándo se destapará el pastel? ¿Veremos quebrar los bancos?

Como decía Roubini, la recesión, más que probable y anunciada, golpearía a los hogares, la crisis financiera a los bancos y la crisis de deuda a los estados, que, a su vez, arrastrará de nuevo a la banca y, a su vez, de nuevo a las familias. Un círculo vicioso que amenaza con arrasarlo todo a su paso. Algunos especialistas señalan que lo único que podemos esperar es que sea un crash corto, que drene rápidamente los excesos y permita crecer con unos estándares sanos, sin hacer trampas en el sistema, sin experimentos monetarios.

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