El Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera ha hecho público este miércoles el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el documento que recoge la actualización de la estrategia energética de España de aquí a 2030 y que el Ejecutivo debía remitir a Bruselas antes del día 30. Como ya avanzó Ribera, las líneas maestras se mantienen: el documento, ante "el aumento de ambición climática a nivel europeo", apuesta por acelerar los objetivos de instalación de energías renovables y continúa apostando por el cierre del parque nuclear.
El Plan prevé que en 2030 la potencia total instalada en el sector eléctrico sea de 214 GW, de los que 160GW serán de generación renovable y 22 GW de almacenamiento diario, semanal y estacional. De ellos, el Ministerio estima que 62 GW sean de energía eólica, de los cuales 3 GW serán de eólica offshore, y 76 GW sean de solar fotovoltaica, de los cuales 19 GW se correspondan al autoconsumo. Además, se contempla 4,8 GW de solar termoeléctrica y 1,4 GW de biomasa. En total, se eleva del 42% al 48% el porcentaje de producción renovable sobre energía total consumida en 2030 y del 74% al 81% el porcentaje de electricidad producida con renovables.
En cuanto al resto de tecnologías, se contemplan 26,6 GW en centrales de ciclos combinados de gas y 3 GW de energía nuclear, correspondientes a las centrales que permanecerán aún abiertas en esa fecha. Para el carbón, se contempla un cese definitivo desde 2025.
La revisión de este documento se contemplaba como una oportunidad para un cambio de rumbo en los planes energéticos del Ejecutivo y en el cierre nuclear pero desde hace semanas el Gobierno lo ha venido desmintiendo. En el borrador que este miércoles se ha dado a conocer, se afirma que con estos planes la dependencia energética de España respecto del exterior pase a reducirse hasta un 51% respecto al 73% en 2019 y se defiende que la seguridad energética no correrá riesgo alguno pese a la paulatina clausura de centrales.
Según el PNIEC, la potencia retirada será "compensada con la importante penetración que conocen las tecnologías de generación eléctrica renovable, en particular la solar y la eólica". El gas se confirma como la fuente de energía de respaldo "a la hora de evolucionar hacia esa transición en el mix eléctrico" frente a la opción, defendida por muchos expertos, de apoyarse en la nuclear.
"España dispone de un parque de 26.612 MW de centrales de gas de ciclo combinado, que proporciona una notable capacidad de respaldo", defiende el Ministerio, que también sostiene que "está previsto el desarrollo a gran escala del almacenamiento y la gestión de la demanda" y que "estas nuevas fuentes de flexibilidad resultarán cruciales para suplir el paulatino decomisionado de las fuentes de generación térmicas convencionales que actualmente aportan la flexibilidad y firmeza que requiere el sistema eléctrico en aquellos momentos de reducido producible renovable". "Existen plenas garantías de suministro", señalan sobre los escenarios contemplados en el plan.
Respecto al cierre nuclear, que hasta 2030 afectaría a Almaraz, Ascó I y Cofrentes, el documento se reafirma en el plan de "cese de explotación escalonado" de cuatro reactores "tras el consenso alcanzado entre los diferentes actores implicados". El plan señala que este cese "es compatible con la plena garantía del suministro eléctrico, tal y como queda acreditado en los informes de Red Eléctrica de España" y también lo ven "compatible con el objetivo clave de este PNIEC de lograr una mitigación de emisiones en 2030 de al menos el 20% respecto al año 1990". Cabe recordar que hoy por hoy el parque nuclear supone un 20% de la energía eléctrica generada y, como subrayan desde el sector, se trata de energía que no genera emisiones. Desde el Ministerio, defienden que el calendario ofrece "un escalonamiento temporal suficientemente holgado como para que el proceso se lleve a cabo en condiciones idóneas tanto técnicas como de disponibilidad de equipos humanos".
El extenso borrador, que estará en audiencia pública hasta el 4 de septiembre, incluye también las cifras previstas de inversión para alcanzar sus objetivos: estima que alcancen los 294.000 millones de euros, de los que un 85% provendrá del sector privado y el 15% será público, especialmente impulsado por los fondos europeos (11%). El 40% de la inversión tendrá por destino las energías renovables, el 29% irán a ahorro y eficiencia, el 18% a redes energéticas y un 12% a la electrificación de la economía, que debería alcanzar el 34% en 2030. Las inversiones, según estiman, tendrán un impacto de crecimiento adicional del 2,5 por ciento en el PIB y crearán hasta 522.000 puestos de trabajo hasta 2030.
En cuanto a las emisiones, se incrementa el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero hasta el 32% en 2030.
Además, se añaden nuevas metas relacionadas con la electrificación, la eficiencia energética y los planes verdes europeos. Entre ellos, alcanzar 11 GW de electrolizadores para producir hidrógeno verde, disponer de un parque de vehículos eléctricos de 5,5 millones en 2030 y que se consuma un 73% de energía renovable en los edificios.