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EDITORIAL

Sánchez desatiende los compromisos internacionales de España por el 23-J

Sólo hay una cosa que a España le resultaría más cara que los intentos de Sánchez de seguir en la poltrona. Y es que lo consiguiera este domingo.

Tras su controvertida ausencia de la cena de gala celebrada el lunes en Bruselas para acudir a un acto electoral en Huesca, Pedro Sánchez ha dado plantón de última hora a lideres europeos y americanos cancelando también su participación en la rueda de prensa final de la cumbre UE-Celac que ha reunido a más de 50 jefes de Estado y de Gobierno esta semana en la capital belga, esta vez para asistir a un mitin de campaña en San Sebastián.

Sería necesario saber si estas idas y venidas a España desde la capital belga por motivos electorales han sido sufragadas, como debería ser, por el PSOE o, por el contrario, a cargo del contribuyente. Lo que es evidente, al margen de este importante extremo, es el hecho de que Pedro Sánchez ha desatendido por motivos partidistas sus compromisos internacionales como presidente rotatorio del Consejo de la Unión Europea. Ni que decir tiene que la sorpresa entre las demás delegaciones y la institución ha sido mayúscula: se supone que Moncloa llevaba un año preparando este encuentro y presumiendo de su implicación, de la importancia estratégica, de lo crucial que era para el continente estrechar lazos con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y corregir un error histórico. Eso, sin embargo, no ha impedido que Sánchez sólo haya tenido un pie en Bruselas, mientras el otro estaba en España, como buena parte de su atención. Este mismo martes por la mañana estaban previstas unas declaraciones suyas, pero Sánchez llegó tarde a la sede de la Cumbre porque estaba grabando vídeos para sus redes sociales en el hotel de la capital belga. Eso, sin olvidar que la coincidencia de esta cumbre en la que España ostenta la presidencia rotativa de la UE con la recta final de la campaña electoral se debe únicamente a la decisión personal de Pedro Sánchez de celebrar elecciones en pleno mes de julio, sin importarle ni los previsibles problemas que esto iba a ocasionar al voto por correo, como la desatención a los compromisos internacionales que en estas mismas fechas iba a tener nuestro país.

Al margen de esta cumbre internacional, cabe destacar cómo la pulsión de Pedro Sánchez por mantenerse en el poder a costa de incrementar sin límites el gasto público ha llevado a la deuda pública de nuestro país a un nuevo récord histórico al alcanzar en mayo los 1, 54 billones de euros; y eso a pesar de que el gobierno social-comunista ha sometido a los españoles durante su mandato a una subida de impuestos cada 30 días de media. Aunque este hecho, como el de comprar la paz sindical hasta el 23J a cambio de crear 40.000 funcionarios más en plena campaña electoral, no supongan en sí mismos una desatención a nuestros compromisos internacionales, sí que lo es la violación del derecho internacional (Tratado de la Carta de la Energía, Convenio CIADI, etc.) que implica la decisión del Ejecutivo español de retirar con carácter retroactivo a 50 empresas las primas ofrecidas a las energías renovables. Esta decisión, propia de una república bananera, no sólo ha causado más de 20 sentencias que condenan a nuestro país a abonar indemnizaciones valoradas en más de 1.200 millones de euros, sino que ha provocado también que las agencias de rating Fitch y Moody’s se estén planteando una "revisión a la baja de la calificación crediticia de las deudas emitidas por el Reino de España".

Está visto, sin embargo, que a Sánchez nada le importa con tal de seguir en el poder. De hecho sólo hay una cosa que a España le resultaría más cara que los intentos de Sánchez de seguir en la poltrona. Y es que lo consiguiera este domingo.

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