La eurodiputada de Vox, Mazaly Aguilar, ya ha dado más muestras de su frontal oposición a unos sistemas europeos de regulación del campo que están llevando a los agricultores y ganaderos a la quiebra mientras no dejan de albergar la entrada en los países de la UE de frutos, arroz, carne y demás alimentos que utilizan, desde fuera del espacio comunitario, los mismos mecanismos, pesticidas, fungicidas, etc que se prohíben a los profesionales del campo europeos y, en nuestro caso, a los españoles. Ahora, Aguilar ha remitido una carta a las autoridades europeas alertando de que otro producto entra en la UE sin cumplir con las exigencias: ahora se trata de las naranjas sudafricanas.
La carta, a la que ha tenido acceso Libertad Digital, señala que "hace escasos días EUROPHYT-TRACES dependiente de la DG Santé, hizo públicas las interceptaciones de organismos nocivos en cítricos importados por la UE durante este pasado mes de julio y los datos son preocupantes: 2 interceptaciones de falsa polilla (Thaumatotibia leucotreta) en cítricos procedentes de Sudáfrica, una en un cargamento de mandarinas y otra de pomelos. Sirva como dato que en todo el año 2022 las interceptaciones procedentes de Sudáfrica fueron 3, dos en naranja y una en mandarina".
La redacción añade que "estas interceptaciones demuestran que Sudáfrica pone en riesgo de manera continuada la fitosanidad citrícola comunitaria y que las medidas establecidas por la UE no son suficientes para que este país deje de exportarnos esta peligrosa plaga". Por esta razón "es absolutamente necesario que la UE endurezca el tratamiento en frío (único tratamiento que evita la entrada de la falsa polilla) haciendo que se cumpla rigurosamente dicho tratamiento a todos los cítricos procedentes de Sudáfrica, no solo a las naranjas, también a mandarinas y pomelos por entrañar el mismo riesgo al ser hospederos de la plaga como se ha podido comprobar en las recientes interceptaciones", añade el documento.
Por todo ello, la eurodiputada de Vox reclama que "sean exigidas las 3 sondas de pulpa que permiten medir y registrar la temperatura de la parte central de la fruta, como así establece la Norma Internacional de Medidas Fitosanitarias NIMF 42, la creación de una plataforma virtual en la UE donde se almacenen los registros de las temperaturas de las 3 sondas de pulpa, descargados del data bloguer de cada contenedor de cítricos procedentes de países con falsa polilla, que quedarán a disposición de las autoridades competentes de los Organismos Nacionales de Protección Fitosanitaria de los 27 Estados de la UE".
Porque "Sudáfrica amenaza constantemente a la Comisión con un panel de la OMC para que se pronuncie sobre la normativa exigida por la UE para el control de la falsa polilla a pesar de que, lo sabe muy bien este pais, las principales citriculturas del mundo, entre ellas y a la cabeza el APHIS-USDA de EEUU, han determinado que sea el cold treatment el tipo de tratamiento a aplicar, sin otra elección.
De hecho Sudáfrica exporta a Estados Unidos y a Japón, entre otros países, cumpliendo este tratamiento "sin poner una sola pega".
Y, señala Aguilar, "por todo lo anterior, la Comisión debe exigir que se realicen los tratamientos adecuados para garantizar la sanidad vegetal con independencia de su coste ya que la probabilidad de entrada y establecimiento del CBS es extremadamente grave para la citricultura comunitaria que no dispondría de fitosanitarios para su control en el actual contexto del Pacto Verde y estrategia F2F con sus objetivos de reducción de fitosanitarios del 50%".
Lo cierto es que el campo ya ha acusado a Bruselas de estas extrañas prácticas en otras ocasiones e incluso, de haber ocultado informes que demuestran el brutal daño a la producción de alimentos por su empeño en sacar adelante los postulados de la Agenda 2030. Asociaciones como ALIV han apuntado al estudio elaborado por el Centro Común de Investigación (JRC) de la UE. Y señalan al Vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, como responsable del ocultamiento de ese estudio. El informe existe y, efectivamente, alerta de pérdidas de hasta un 17% en la producción de alimentos por el empeño en avanzar de forma acelerada y sin medidas paliativas para el campo en la Agenda 2030.
Pero, pese a ello, la falta de sensibilidad y equidad parece ser el santo y seña de la política agrícola europea.