En poco más de un año, Reino Unido irá nuevamente a elecciones generales. Sobre el papel, todas las encuestas avanzan una derrota segura para el Partido Conservador. Sin embargo, el primer ministro Rishi Sunak se ha propuesto darle la vuelta a los sondeos e intentar una hazaña que la mayoría de expertos considera prácticamente imposible.
Tras la caída de Boris Johnson y el breve mandato de Liz Truss, las encuestas situaban la brecha entre los conservadores y los laboristas en niveles absolutamente escandalosos. La izquierda volaba alto, con una intención de voto que se movía entre el 50% y el 55%, mientras que la derecha apenas alcanzaba el 20%. Sin embargo, los sondeos publicados en las últimas semanas recortan el apoyo al laborismo al entorno del 45%, mientras que los tories se mueven ligeramente por debajo del 30%. La tendencia es evidente: si Sunak "aprieta", puede conseguir que unas elecciones que muchos daban por perdidas se conviertan en unos comicios disputados.
De hecho, el primer ministro de origen indio se ha propuesto alargar la legislatura todo lo posible, agotando los plazos para convocar elecciones y llevando la cita con las urnas hasta enero de 2025. Precisamente por eso, todas las miradas se han dirigido a la conferencia anual del Partido Conservador, un evento en el que Sunak y su equipo han presentado algunas "medidas estrella" con las que pretenden recuperar la confianza de un electorado que ha venido apostando por la derecha desde hace quince años pero se ha distanciado de la formación a raíz de las crisis de liderazgo vividas el pasado año.
Lo primero que hizo Sunak es anunciar un paso atrás en el despliegue de la llamada "agenda climática". Como explicó Domingo Soriano en las páginas de este diario, "frente al mantra de" que hay que hacer lo que sea para recortar emisiones", el líder tory planteó objeciones económicas lógicas en cualquier situación".
Los cambios introducidos en materia climática incluyen aspectos como (1) la autorización de nuevas prospecciones para la extracción de gas y petróleo en el Mar del Norte, (2) la relajación de los objetivos que limitan la venta futura de vehículos de gasolina y diésel, (3) el aplazamiento de las reglas que obligan a renovar calderas o acometer obras de eficiencia energética en casas y edificios, (4) la congelación de los impuestos "verdes" que gravan la conducción en turismos ligeros, (5) la reducción del alcance de las zonas de bajas emisiones, (6) la moderación y reducción de las multas por infracciones leves de conducción, o (7) el aumento de límites de velocidad innecesariamente bajos.
No hay que olvidar que los indicadores medioambientales de Reino Unido avalan un enfoque menos alarmista y más ponderado a la hora de abordar cuestiones climáticas. En los tres siguientes gráficos se puede ver que (1) las emisiones de CO2 se han reducido, (2) la producción de dióxido de carbono por cada dólar de actividad económica generada tiende muy a la baja, y (3) las emisiones del citado gas de efecto invernadero medidas en relación con la población muestran una fuerte caída en términos per cápita.
Las medidas estrella de los tories
Pero estas no son las únicas decisiones que ha comunicado el gobierno de Rishi Sunak en el marco de la conferencia anual de su partido. El ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, también ha anunciado que no habrá subidas de impuestos en 2024, que congelará la contratación de empleados públicos como medida de ahorro y endurecerá los requisitos para cobrar ayudas sociales para incentivar la participación laboral.
Asimismo, ha comunicado la puesta en marcha de un programa de "regulación inteligente" mediante el cual se pretende reducir la carga normativa que soportan las empresas. Por último, ha puesto en marcha la Agenda de Edimburgo con la que pretende ahondan en la liberalización del sector financiero, sentando las bases para un nuevo Big Bang en la City.
Sin embargo, en el seno del Partido Conservador hay quienes lamentan que Hunt no haya comprometido ninguna rebaja fiscal para el año que viene y también ha levantado ampollas la decisión de revisar al alza el salario mínimo, que pasará de 10,42 a 11 libras esterlinas por hora trabajada. El entorno del primer ministro ha respondido a estas críticas recalcando que lo primero es difícil de materializar ante la crisis fiscal que vive el país, mientras que lo segundo se ha interpretado como un claro intento de acercarse a votantes indecisos con políticas más características de la izquierda.
En clave impositiva, es importante recordar que Sunak sí anunció un importante incentivo fiscal a los planes privados de pensiones. En virtud de los cambios anunciados la pasada primavera, la aportación anual que se pueden desgravar los británicos en su declaración de la renta ha subido de 45.000 a 70.000 libras esterlinas. Con todo, el apetito de los conservadores por más rebajas tributarias sigue ahí y no hay que descartar medidas de dicho corte a lo largo de 2024.