La elección de España como uno de los países organizadores del Mundial de Fútbol de 2030 puede tener consecuencias indirectas que contribuyan a aliviar la delicada situación económica del FC Barcelona. Si la candidatura trenzada por la Real Federación Española de Fútbol termina incluyendo el estadio del club blaugrana entre las sedes de la competición, el proceso de reforma del Camp Nou podría beneficiarse de una milmillonaria partida de gasto público.
Como es sabido, el equipo que preside Joan Laporta enfrenta una situación delicada. Las pérdidas económicas registradas a lo largo de las últimas temporadas y los ingresos futuros del club están hipotecados por las maniobras financieras que ha cerrado la actual directa con ánimo de evitar un ajuste más drástico a corto plazo. No hay que olvidar, además, que la justicia investiga al club por cohecho en el marco del Caso Negreira.
A todo esto hay que sumarle el elevadísimo precio de la renovación del Camp Nou. Este diario explicó hace medio año que el presupuesto final del futuro Espai Barça se va a disparar hasta los 930 millones de euros. Además, los intereses asociados a la financiación del proyecto serán del 6%. Por comparación, el Real Madrid sacó adelante el nuevo Bernabéu por 460 millones netos, merced a un mejor proceso de control de costes, un millonario acuerdo con la firma estadounidense Legends y unas ventajosas condiciones de financiación que redujeron los intereses del préstamo hasta el 2,5%.
El Mundial inyectaría 70 millones en el nuevo Camp Nou
Sin embargo, esta semana ha trascendido que la candidatura de España llevaba aparejado el compromiso del gobierno de gastar hasta 1.430 millones de euros en infraestructuras y reformas de estadios deportivos. España incluyó un listado de quince sedes en su candidatura original, pero esta cifra se reducirá a once en el proyecto final. De esos 1.430 millones, las inversiones acometidas en la reforma de los estadios alcanzarían un total de 750 millones, de modo que cada cancha recibirá una media de 70 millones para su puesta a punto.
Obviamente, esta circunstancia va a levantar ampollas en el seno del fútbol español. De entrada, por cada once equipos cuyo estadio termine siendo renovado habrá muchos otros que no se beneficien de tal inversión. Lo mismo ocurrirá cuando toque discriminar entre estadios de titularidad pública o privada. Y, más allá de estos previsibles recelos, también llama la atención que un club como el FC Barcelona pueda acabar financiando parte de la renovación de su estadio con dinero público entregado a fondo perdido.
Lo que sí es cierto es que las inversiones que tiene previstas el gobierno de España palidecen en comparación con los disparatados costes del Mundial de Catar, en el que la cifra final se movió en el entorno de los 8.000 millones de dólares. Anteriormente, los gastos vinculados al Mundial de Rusia supusieron un desembolso de 3.450 millones de dólares.