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Inflación de tres cifras o sindicatos peronistas: los hercúleos desafíos a los que se enfrenta Milei

Los bancos no ven con buenos ojos la dolarización, los sindicatos resisten las privatizaciones, los peronistas tienen mayorías parlamentarias...

Los bancos no ven con buenos ojos la dolarización, los sindicatos resisten las privatizaciones, los peronistas tienen mayorías parlamentarias...
Los retos que enfrenta el nuevo mandatario son notables. | Europa Press

El libertario Javier Milei fue elegido nuevo presidente de Argentina el 19 de noviembre, tras lograr el 55.7 por ciento de los votos. Sin embargo, las cosas no serán fáciles para el nuevo mandatario del país del cono Sur. El 24 de noviembre, solo unos días después de las elecciones, me reuní con Nicolás Emma, encargado de la oficina de Buenos Aires del partido libertario de Milei. Mantuvimos un encuentro en la sede de la formación en la capital del país, acompañados por otros dirigentes del partido, caso de Gustavo Federico o Facundo Ozan Carranza. Durante las conversaciones que mantuve con estos y otros miembros del movimiento de Milei, así como en mis charlas con representantes de think tanks o con distintos periodistas argentinos, pude percibir de forma clara que Milei enfrenta una tarea verdaderamente hercúlea.

Hay muchos desafíos intimidantes, pero el principal de todos es la inflación de tres dígitos con la que lidia el país. Milei tiene solamente el apoyo de 35 de los 257 diputados de la Cámara. Sus oponentes más feroces, entre los que destacan los peronistas y otros izquierdistas, suman 105 legisladores. En cuanto al Senado, el partido de Milei tiene solo 8 de 72 asientos. Aunque esto me sorprendió mucho a primera vista, es cierto que solamente la mitad de los escaños de la Cámara estaban en juego en las pasadas elecciones. Así pues, pasarán dos años antes de que se disputen los próximos comicios y se renueve el poder legislativo. En cuanto al Senado, apenas un tercio de los miembros fueron reelegidos.

Milei podrá emitir decretos presidenciales para impulsar algunos cambios de política económica, pero sacar adelante cualquier reforma impositiva necesitará la aprobación tanto de la Cámara de Diputados como del Senado. Milei también podrá utilizar referendos para movilizar la opinión popular, pero solamente sobre ciertos temas. Además, estas consultas no serán vinculantes.

Durante nuestras reuniones, los representantes del partido de Milei me señalaron repetidamente a los sindicatos como sus principales adversarios. Las centrales de trabajadores son extremadamente fuertes en Argentina, están muy politizadas y siguen firmemente controladas por los peronistas. Milei descuenta que harán una oposición especialmente para luchar contra sus planes de privatizar el principal ente público de radiodifusión pública del país. Cabe recordar que el mayor desafío que Margaret Thatcher enfrentó en Reino Unido en la década de 1980 fue superar la oposición de los sindicatos de izquierda, que paralizaron el país con huelgas que a menudo se prolongaron durante meses.

La gente de Milei dice que hay cientos de miles de trabajadores "liberados" en el servicio civil que literalmente no hacen nada más que cobrar sus salarios y apoyar a los peronistas día tras día. Tan pronto como sus empleos se vean amenazados, serán estos efectivos quienes intentarán construir una resistencia masiva.

Una pregunta crucial que formulé una y otra vez en estas reuniones fue si la población de Argentina tendrá la paciencia suficiente para dejar que se asienten reformas de Milei, especialmente si la situación empeora inicialmente. La experiencia de otros países (por ejemplo, las reformas de Thatcher en Reino Unido en la década de 1980 o las de Leszek Balcerowicz en Polonia en la década de 1990) nos demuestra que las reformas de mercado siempre implican que algunos indicadores empeoren al principio. Si se abolen los subsidios, el desempleo oculto aflora y se convierte en desempleo oficial. Así, hay un "periodo magro" inicial que puede llegar a ser de dos años y, solamente después de dicha etapa, las cosas comienzan a mejorar de forma clara. ¿Qué respuesta me da la gente de Milei cuando pregunto por esto? Que el propio presidente ha señalado repetidamente que harán falta al menos tres legislaturas para llevar a cabo todas las reformas que Argentina vuelva a ser una economía exitosa.

El principal problema para los argentinos, según todas las encuestas, es la lucha contra la inflación. Augustin Etchebarne, del think tank Libertad y Progreso, cree que la dolarización prometida por Milei no se podrá materializar en los dos primeros años de su presidencia, sobre todo porque los bancos están presentando una resistencia significativa y porque es muy probable que el ministro de Economía y el jefe del Banco Central sean nombrados siguiendo las presiones del entorno del ex presidente Mauricio Macri. Todo lo que queda, pues, es acometer una reducción radical de los subsidios para estabilizar el presupuesto.

Otra pregunta clave es determinar lo leales que van a ser los seguidores de Mauricio Macri, con quien Milei ha forjado una alianza que ha conseguido ganar las elecciones presidenciales en la segunda vuelta, pero que no tiene por qué traducirse en un pacto de largo plazo. Por otro lado, ¿cuánta influencia tienen los nacionalistas de derecha dentro de las filas del partido libertario de Milei? He ahí otro factor relevante que solamente se esclarecerá con el tiempo.

Milei también lidia con el reto de consolidar primero una base política adecuada a nivel nacional. Actualmente, hay varias ramas independientes del partido en las distintas regiones del país. Conocí a personas en Buenos Aires que están trabajando para crear las condiciones legales que permitan fusionar todas estas corrientes en un solo partido.

Pero la cuestión central es que, incluso si Milei tiene éxito a la hora de implementar sus reformas a pesar de no tener mayorías ni en la Cámara ni en el Senado, salvar ese primer obstáculo no será suficiente, puesto que todo dependerá de si la población de Argentina tiene la paciencia para soportar el "período magro" necesario para las reformas de la economía de mercado. He ahí el segundo obstáculo que también deberá superar el nuevo presidente.

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