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Sánchez cierra el año con la brecha entre la riqueza de cada español y la media de la UE en el nivel de 1975

Freemarket sostiene que "la economía nacional se adentrará en una fase de bajo crecimiento por tiempo imprevisible y con una alta vulnerabilidad".

Freemarket sostiene que "la economía nacional se adentrará en una fase de bajo crecimiento por tiempo imprevisible y con una alta vulnerabilidad".
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Europa Press

Sánchez no deja de atacar a la época de la Transición. Pero su desastre económico nos lleva al año 1975. Al menos, en brecha entre la riqueza de cada español y la media de la UE. Porque lo cierto es que los españoles no han dejado de perder poder adquisitivo bajo su mandato y el resto de países competidores no han dejado de ganarlo, como revela un informe de la consultora Freemarket.

"Antes de analizar la presente coyuntura es necesario poner las luces largas y contemplar la trayectoria de la economía nacional en las últimas décadas con la mirada focalizada en un indicador fundamental: la convergencia de su PIB per cápita no ya con el de los estados más ricos de la UE-Eurozona sino con el promedio de esa organización", señala el estudio de la consultora.

Y el resultado es "desolador": "En medio siglo, España no ha sido capaz de estrechar el diferencial de nivel de vida que le separa de sus socios europeos. Esto sólo puede calificarse de fracaso ya que los estados que se integran en un área económica y comercial con un PIB per cápita superior al suyo tienden, ceteris paribus, a converger hacia el promedio". Es más, desvela el informe económico, "a día de hoy, la brecha entre el PIB per cápita español y el de la media UE es similar al existente en 1975".

Todo un éxito de Sánchez, que no deja de hablar del franquismo y ha llevado la pérdida de riqueza con respecto a la UE a la que se daba en España el año de la muerte del dictador.

Y, como destaca el informe, el rumbo futuro no avanza nada bueno: "Los elementos comentados, contenidos en el Acuerdo PSOE-Sumar, España Avanza, ilustran la inadecuada dirección adoptada por la política económica española. Esto adquiere una mayor relevancia en un contexto de evidente pérdida de vigor de la oferta y de la demanda agregada, iniciada en el II Trimestre del presente ejercicio, que se agudizará a lo largo del próximo año".

Para decirlo con claridad, como sostiene Freemarket, "si se mantiene, como parece, la actual estrategia gubernamental, la economía nacional se adentrará en una fase de bajo crecimiento por tiempo imprevisible y en unas condiciones de alta vulnerabilidad. Eso sin contar con la potencial emergencia de shocks externos en un escenario geopolítico cuya evolución es muy incierta". Toda una alegría.

"En ese sentido es vital señalar la delicada situación de la Deuda Pública española. El BCE sitúa a España junto a Italia, Francia, Bélgica, Grecia, Portugal, por este orden, entre los países de la zona euro con mayores probabilidades de tener una crisis de Deuda". Porque "la mezcla de la desaparición de los programas de compra de bonos estatales por el instituto monetario europeo, con la restauración de las reglas fiscales de la Eurozona el año próximo, con la necesidad de financiar una deuda neta anual por importe del 20 por 100 del PIB y con la ausencia de un plan de consolidación fiscal consistente y creíble, pueden impulsar una sustancial escalada de la prima de riesgo española ante la pérdida de confianza de los mercados en su sostenibilidad".

Por otra parte, la permanencia de los tipos de interés en tasas como las actuales durante un espacio temporal superior al descontado ab initio por los mercados y por los agentes económicos impactará con mayor intensidad de la prevista por el consenso de analistas en el consumo y la inversión privada, apunta Freemarket. Y "a ello se une, la potencial reaparición de un efecto crowding out, esto es, que las necesidades de financiación del sector público reduzcan y encarezcan de manera adicional los flujos crediticios disponibles para el sector privado". Esta hipótesis, que había desaparecido a raíz de los programas de adquisición de deuda soberana puestos en marcha por el BCE, cobra de nuevo una especial relevancia, afirman los economistas de la firma.

El único indicador macroeconómico del que cabe esperar una mejoría es la inflación. "La subida de las tasas de interés y, clave, la contracción de los agregados monetarios (M3) registrada en el último año se van a traducir, de hecho, ya lo están haciendo, en un menor crecimiento del nivel general de precios". Si se tienen en cuenta los retardos con los que operan las restricciones monetarias y su persistencia, la inflación mantendrá su trayectoria declinante a lo largo de 2024 "salvo la emergencia de algún shock adverso de oferta que no cabe ser descartado, en cuyo caso el BCE se vería obligado a endurecer su estrategia antiinflacionista", concluye el estudio.

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