El nuevo ministro de Economía ha tenido sus declaraciones más polémicas una semana antes de estrenar su cargo. Según Carlos Cuerpo, condonar la deuda de la Generalidad catalana da "sostenibilidad" al sistema. Nada más lejano a la realidad. Si algo ha funcionado en España es el modelo contrario: el de la responsabilidad fiscal. Y si algo ha practicado la izquierda y sus socios separatistas ha sido la irresponsabilidad.
De hecho, según los últimos datos del Banco de España, Ximo Puig ha dejado la Comunidad Valenciana con el doble de deuda pública de la que ahora tiene Andalucía. Y la Generalidad catalana hace lo propio con respecto a Madrid. Y eso que Madrid aporta el triple al sistema de solidaridad de toda España que Cataluña.
El nuevo ministro de Economía promete. Según sus tesis económicas, condonar la deuda publica escalofriante de Cataluña -84.549 millones de euros, el mayor de todos los agujeros autonómicos- "contribuye a la sostenibilidad de la deuda del Estado".
Los datos recién aportados por el Banco de España sobre la evolución de la deuda de las CCAA demuestran justo lo contrario, causalmente lo mismo que dicta el sentido común: perdonar a los derrochadores es la mayor garantía de ruina.
Así dos comparativas llaman la atención en el cierre de la deuda pública por CCAA del tercer trimestre del año 2023. La primera se refiere al contraste entre Andalucía, en manos de la derecha desde hace ya más de una legislatura, y la Comunidad Valenciana, recién recuperada por el PP y Vox tras el 28-M. La segunda es ya mítica: la comparativa entre Cataluña y Madrid.
Pues bien, sobre la primera pareja llama la atención que, en estos momentos, la misma Andalucía que siempre arrastró el cartel de la gran subvencionada de España, mantiene una deuda pública de 37.485 millones de euros, un 19,6% de su PIB. Y la Comunidad Valenciana, la misma en la que el socialista Ximo Puig se empeñó en bloquear, por ejemplo, el desarrollo del Puerto de Valencia, lleva esa deuda pública hasta más del doble: el 41,2% de su PIB (55.235 millones de euros).
El caso madrileño y catalán es similar aunque ya más dilatado en el tiempo. Cataluña no ha dejado de usar fondos públicos para lanzar su separatismo y fabricar un estado paralelo. Por el camino ha hundido su sistema educativo —como confirma el último informe PISA— y ha destrozado su sanidad —como prueba el ranking de listas de espera—. Y, encima, su deuda pública se ha elevado hasta casi 85.000 millones de euros, el 31% de su PIB.
En el polo opuesto, la comunidad que gobierna Isabel Díaz Ayuso y el PP desde hace décadas se ha convertido en la región del sistema general con menor deuda —un 13% de su PIB— a sólo tres décimas del rey del cupo y el concierto económico, el País Vasco. Madrid, así, acumula 36.360 millones de deuda pública, menos incluso que Andalucía. Y todo ello cuando Madrid aporta al sistema de solidaridad y reparto de fondos entre los territorios con menores recursos de España el triple que Cataluña. Y mientras el Gobierno de Sánchez negocia sacar a Cataluña de ese esquema para que no tenga que aportar nada.