Ni más pantanos, ni evitar el vertido del agua al mar, ni medidas para compartir el agua en toda España. Nada de todo eso, el último capricho exigido por Podemos a un Pedro Sánchez cada vez más débil y postrado a sus socios pasa por un recorte en el consumo de agua ante la sequía. Pero, además, sería un recorte selectivo: se centraría de forma prioritaria en restringir el agua del sector turístico y de los grandes cultivos. Todo un plan de impacto letal.
La idea viene firmada por lone Belarra y la diputada Martina Velarde Gómez, miembros de Podemos. Y al plan no le falta un detalle para adoptar un recorte inmediato del consumo de agua. En primer lugar, quieren "una moratoria a los regadíos hiperintensivos en manos de fondos buitre y macrogranjas". Una moratoria que "debería extenderse a la apertura de nuevos regadíos ordinarios en cuencas afectadas habitualmente por la sequía, así como el control del suministro a aquellos ya existentes en cuencas que se encuentren en situación de sequía, exceptuando a la ganadería familiar y profesional". La medida terminaría de destrozar al campo.
En segundo lugar, pretenden que "en las CC.AA. con situaciones de emergencia se aplique un recorte del consumo de agua del regadío hiperintensivo y de la ganadería hiperintensiva de un 80 %. En las cuencas hídricas afectadas por situaciones de emergencia por sequía, los recursos hídricos disponibles, deben ser destinados preferentemente hacia las explotaciones de la agricultura profesional de carácter familiar de pequeño y mediano tamaño, así como hacia la agricultura y ganadería social". Traducido: nada de compartir agua de unas cuencas hacia otras.
La comunidad con sequía recibe un golpe al campo más productivo y generador de empleo. Podemos continua con la exigencia, eso sí, de "un nuevo Plan Hidrológico Nacional que responda al ciclo de emergencia climática actual. Este plan tiene que suponer también un estudio para el refuerzo de la eficiencia y la sostenibilidad de nuestros recursos hídricos en las zonas que pueden potencialmente estar afectadas por la sequía". Es decir, que el PHN no supondría trasvases de agua.
También quieren "realizar un "mapa agronómico" actualizado, que bajo los parámetros científicos pueda servir para una redefinición de los usos racionales de la tierra en equilibrio con la disponibilidad de recursos hídricos. El objetivo debe ser no dejar caer a ninguna pequeña o mediana explotación agrícola o ganadera, que se vean afectadas por las consecuencias de la crisis climática a través de la promoción de un aumento de las partidas de ayudas directas y de líneas de crédito y la garantía de la adaptación de las reglas de la PAC". Pero a las explotaciones grandes sí se las dejaría caer. Es más, se les quitaría parte de las actuales ayudas.
Y, por último, Podemos quiere "promover la reducción del consumo de agua por parte del sector turístico en beneficio de los vecinos y vecinas de las zonas afectadas por la sequía, reconociendo en el reparto de ayudas principalmente a las zonas insulares, más afectadas por la turistificación y muy sensibles a las consecuencias de la crisis climática".