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José María Rotellar

Así impulsará el Gobierno artificialmente el PIB en 2024

Si el Gobierno de Sánchez quiere cumplir con los objetivos de estabilidad, el gasto deberá contenerse.

Si el Gobierno de Sánchez quiere cumplir con los objetivos de estabilidad, el gasto deberá contenerse.
El Gobierno de Sánchez persevera en mantener un crecimiento del PIB mayor al que estiman las instituciones | Europa Press

La fortaleza económica que el Gobierno nos quieren vender no es tal, puesto que se ha encontrado artificialmente sostenida por el gasto público, además de por un comportamiento extraordinario del sector exterior. Sin embargo, ambos pilares sobre los que se ha impulsado el crecimiento se tambalean.

Ese componente insano del crecimiento podemos comprobarlo en la composición del mismo en el IVTR-2023. Así, tira del crecimiento el gasto público, con un 1,4% trimestral; el consumo de los hogares crece un 0,3%; y la formación bruta de capital fijo -la inversión- retrocede con fuerza, un 2% trimestral, en lo que puede ser un anticipo de empeoramiento de expectativas.

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Por tanto, vemos cómo el gasto público es el que mantuvo artificialmente en pie a la economía durante 2023 y durante el quinquenio de Sánchez, con un impulso que lleva a la economía a un crecimiento que no se puede sostener por sí mismo, sino que cuando se retire el estímulo público, caerá, habiendo dejado a la economía productiva anquilosada, al no haber aplicado ninguna reforma estructural, y al sector público con una deuda colosal en los últimos cinco años y medio, donde ha aumentado más de 400.000 millones de euros.

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Ese gasto público, componente tan artificial del crecimiento, se ha mantenido elevadísimo todo el año, creciendo los tres últimos trimestres por encima del 4% interanual, que refleja claramente cómo el Gobierno ha tratado de mantener en pie a la economía en comparación con el año anterior, que fue un año de rebote desde los niveles bajos de crecimiento a los que había caído la economía española, que, recordemos, fue la más rezagada de las economías de la UE.

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Por otra parte, el apoyo en el sector exterior y en el turismo puede resentirse, ya que nuestros principales socios comerciales se encuentran en una situación económica no muy halagüeña, que les llevará a reducir su consumo, de forma que nuestras exportaciones caerán por ello, así como el turismo recibido. Aunque la UE y la eurozona se han salvado al límite de la recesión técnica, su crecimiento es nulo, con Alemania retrocediendo y con Francia plana. Esto perjudicará tanto a nuestras exportaciones, al caer la renta disponible de nuestros socios.

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Y aquí llegamos a 2024, donde el Gobierno estimó un crecimiento del PIB del 2%, crecimiento en el que insiste. La mayoría de instituciones que hacen predicción económica estiman una cifra inferior, pero el Gobierno persevera en mantenerla. Es más, recientemente, alguna institución, como BBVA Research, ha elevado la previsión de crecimiento español para 2024 hasta el 2,1%.

¿Por qué el Gobierno se muestra tan seguro de que la economía va a crecer este año un 2%? ¿Es tozudez o se basa en algo que sabe que no le va a fallar? Parte de negación de la realidad puede haber, y más en un gobierno como el de Sánchez. Ahora, hay una parte que puede llevarle a un crecimiento mayor no porque sus previsiones hayan estado acertadas, sino porque el menor crecimiento de 2024 puede verse impulsado, artificialmente, por un efecto estadístico.

El crecimiento del PIB de un año se calcula como la media de los crecimientos interanuales de los cuatro trimestres de dicho ejercicio. ¿Qué sucede en este caso? Que el INE estimó un crecimiento del IVTR-2023 que, sorprendente e inexplicablemente, se aceleró basado en una sorprendente recuperación de las exportaciones y en el incremento del gasto público muy por encima de lo esperado, tal y como señala el informe trimestral de proyecciones macroeconómicas del Banco de España. De esa forma, ese sector exterior que languidece pareció revivir por unos instantes en ese IVTR-2023, para llevar el crecimiento del PIB intertrimestral al 0,6%.

Como el crecimiento anual, como he dicho antes, es la media de los crecimientos interanuales de los cuatro trimestres del año, el hecho de que el último trimestre del año anterior se acelere eleva artificialmente, por efecto estadístico, el crecimiento anual del año siguiente, porque los tres primeros trimestres vendrán de un impulso dado en el IVTR del año previo, de manera que tres de los cuatro trimestres experimentarán un crecimiento interanual importante respecto a los mismos trimestres del año anterior. Y tres de cuatro pesan mucho en la media de los cuatro trimestres.

De esa forma, con un crecimiento del 0% trimestral en todo el año 2024, el PIB anual crecería un 0,8%. Es decir, el impulso del IVTR-2023, acelerado por el sorprendente dato de las exportaciones, haría que la economía creciese casi un punto en 2024, debido a dicho efecto artificial estadístico.

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Ahora bien, si el Gobierno logra que el PIB del ITR-2024 se acelere, y ya ha ido deslizando la idea de que crecerá un 0,7% trimestral, entonces, con ese dato, aunque el resto del año no creciese trimestralmente, habría conseguido, por efecto estadístico, que la economía creciese un 1,5%.

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Y si en lugar de dejarlo en cero, el Gobierno logra que el PIB crezca un 0,7% en el ITR y luego un 0,4 en el IITR, un 0,4 en el IIITR y un 0,3 en el IVTR, habrá logrado crecer un 2% o un 2,1%, su objetivo. Un objetivo en el que entre la mitad y las tres cuartas partes será ficticio, por mero efecto estadístico, pero que le servirá para decir que su estimación es correcta.

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Que el IVTR-2023 se acelerase, con ese comportamiento tan sorprendente de las exportaciones respecto a su evolución anterior, y que el ITR-2024 se acelere más, hasta el 0,7% -ya veremos qué rúbrica es la que lo impulsa si así sucede- es extraño y, probablemente, será revisado a la baja posteriormente, pero quizás esa revisión no llegue tan a tiempo como para modificar el primer dato de crecimiento anual de 2024 que se dé, con lo que el Gobierno habrá salvado su objetivo. Es curioso comprobar cómo desde que se produjo el relevo en la presidencia del INE, los datos del INE se aproximan mucho a las estimaciones del Gobierno, amén de que las normales revisiones que siempre se producen hasta que se asienta un dato son mucho más cambiantes ahora que antes. Sin duda, se debe a una mera casualidad, no a una causalidad, por supuesto.

Por tanto, vemos el efecto estadístico artificial que el impulso anómalo del IVTR-2023 provocará en 2024, elevando el crecimiento de este año por ese efecto base. Por eso, algunas instituciones están revisando al alza, no por recuperación real de la economía. La economía ha crecido hasta ahora por el gasto público y el sector exterior. Una vez que en 2024 el gasto habrá de contenerse si es que el Gobierno quiere cumplir con los objetivos de estabilidad -a lo mejor decide no cumplirlos- y que la aportación positiva del sector exterior puede disminuir por pérdida de renta de nuestros socios comerciales, el efecto artificial estadístico de un crecimiento sorprendente del IVTR-2023 acude al rescate del Gobierno para tratar de alcanzar su estimación de crecimiento en 2024.

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