La ciberdelincuencia se ha convertido en una de las mayores amenazas para la seguridad y privacidad en el mundo digital. Se trata de un conjunto de actividades ilegales que utilizan la tecnología para perpetrar delitos, dañar sistemas informáticos, robar información y cometer fraude. Los ciberataques no amenazan solamente a todas las compañías del mundo, sino también a los gobiernos y ciudadanos comunes.
Se debe actuar bajo la premisa de que, tarde o temprano, ocurrirá un incidente. En otras palabras, no se trata de si va a ocurrir un ciberataque, sino de cuándo. Sin embargo, muchas empresas aún no han invertido en fortalecer sus sistemas informáticos de posibles códigos maliciosos o malwares. En la lista de amenazas de toda compañía, casi siempre se pasa por alto el riesgo de un ciberataque. Es fundamental que las empresas definan una estrategia de ciberseguridad analizando sus riesgos dentro del panorama de ciber amenazas e identifiquen iniciativas para reducir esos riesgos.
Para que una estrategia de ciberseguridad tenga éxito es muy importante que todos los miembros de la empresa entiendan la ciberseguridad como un pilar fundamental en todos los ámbitos de la organización, es lo que en Banca March llaman: "Cultura de ciberseguridad" de una empresa.
La ciberseguridad se beneficia de la incorporación de la IA en las soluciones de ciberseguridad. Incorporan estas técnicas en el reconocimiento de patrones, en la interrelación entre sucesos y en el análisis de situaciones para incrementar su efectividad tanto en prevención, detección o repuesta de ciber incidentes.
El problema es que el uso de la IA no queda restringido a aplicaciones lícitas, y estas técnicas también son usadas por los ciberdelincuentes para propósitos no legítimos, como detectar sistemas vulnerables o siendo el ejemplo más común el uso de la síntesis de voz o de imágenes para la creación de deepfakes, que buscan el engaño y que son, cada vez, más difíciles de detectar.