La Comisión Europea ha vuelto a jugar a la diferencia de controles para la producción agrícola europea y la de terceros países. En este caso con el cítrico que procede de Sudáfrica, negándose a exigirle un tratamiento en frío que garantiza que no entra en la UE con la denominada "falsa polilla". El resultado puede ser un nuevo golpe al campo español y, en concreto, a las zonas productoras de cítrico como la valenciana.
"Por lo que se refiere a la falsa polilla […] no se ha producido ningún incumplimiento en las naranjas" procedentes de Sudáfrica, han señalado fuentes de la Comisión Europea. La falsa polilla es el nombre popular de una plaga de fuerte impacto en el cítrico.
El campo hace ya un año que puso el grito en el cielo. El verano de 2022 ya dejó constancia de la entrada masiva de naranja sudafricana mientras se disparaban las exigencias y costes al cítrico español y, además, en plena oleada de críticas y denuncias por la falta de cumplimiento de las exigencia anti "falsa polilla", según los productores. El verano de 2023 fue una repetición de las posturas y quejas y los agricultores no dudaron en exigir de nuevo un mayor control de esta fruta sudafricana. Y ahora la respuesta de la UE promete un nuevo verano en circunstancias similares.
El Comité de Gestión de Cítricos (CGC), miembro de CEOE, reclamó el año pasado a la Comisión Europea (CE) una investigación a fondo sobre los supuestos incumplimientos en los controles de las importaciones europeas de naranjas procedentes de Sudáfrica. Los agricultores, por su parte, trasladaron igualmente a los distintos partidos políticos en el Europarlamento su preocupación por el convencimiento de que determinados países no están respetando en plenitud las exigencias de aplicar a las naranjas lo que se denomina como tratamiento de frío, con el fin de reducir el riesgo de contagio de "falsa polilla".
Y no se trata de un problema menor. La falsa polilla y la ‘mancha negra’ son un grave problema de cara al mercado del cítrico. Desde España, el campo no ha dejado de quejarse de que las medidas fitosanitarias establecidas por la UE para evitar la entrada de ambos organismos nocivos -el primero es un insecto, el segundo, un hongo- son vulnerables y no garantizan un control pleno.
El asunto llegó a provocar ya, incluso, la intervención del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, que no dudó en tirar de argumentario "racial" para defenderse de lo que simplemente es el deseo de contar con un mercado seguro y una competencia sana y en igualdad.
La realidad es que la normativa exige que todas las naranjas enviadas a la UE se preenfríen por debajo de los 2 grados durante un periodo de 20 días. Pero no hay un sistema que garantice que ese trámite se cumple. Y desde el campo español se ha denunciado ya en diversas ocasiones que este requisito no se respeta en plenitud.
Desde la temporada 2022, esta exigencia se aplica, además, no sólo a las naranjas sudafricanas. El mismo requisito se impuso, para combatir la falsa polilla, a países como Cabo Verde, Israel, Madagascar, Mauricio, Reunión y Santa Helena. Pero el campo español recuerda que Sudáfrica es una de los grandes exportadores de esta naranja y que es necesario mitigar el riesgo de que esta plaga, presente en el país mencionado, se introduzca en Europa.