Forzar a las empresas a reducir la jornada de su plantilla pagándoles el mismo sueldo es la medida estrella de Yolanda Díaz durante esta legislatura. Con el beneplácito de Pedro Sánchez, la fundadora de Sumar va a cambiar el artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores para que ya este año (todavía no tiene fecha) la ley impida a los empleados trabajar más de 38,5 horas a la semana. En 2025, ese tope se reducirá a 37,5 horas en lugar de las 40 actuales.
En los últimos días, el enfrentamiento entre la ministra de Trabajo y CEOE y Cepyme por este asunto se ha recrudecido. Yolanda Díaz ha dado a las patronales varios ultimátums para presentar una propuesta que ella pueda aceptar y hacerse la tradicional foto de los "agentes sociales". Como es lógico, los empresarios se niegan a aceptar este cambio laboral ya que es evidente que supondrá un aumento de sus costes.
Las pequeñas empresas, las que más sufrirán
Así, lo advierte también Fedea en otro informe publicado esta semana. No es la primera vez que este think tank carga contra la medida de Díaz. El nuevo documento avisa de que "una reducción forzosa de la jornada laboral manteniendo los salarios constantes, como propone el Gobierno, supone una subida de los costes salariales unitarios que podría tener efectos adversos sobre la competitividad de las empresas y la evolución del empleo y el PIB".
Fedea espera, además, que los efectos adversos de esta medida sean "mayores en las empresas más pequeñas, donde las indivisibilidades son más importantes, y en determinados sectores (como el turismo, la hostelería y el comercio) en los que la relación presencial de los trabajadores con los clientes es imprescindible y los ritmos de producción son difíciles de alterar". Esto podría ser "especialmente problemático para las pequeñas y medianas empresas que tienen márgenes de beneficio más ajustados", añaden.
Los funcionarios, los que menos trabajan
Así, en el siguiente gráfico elaborado con los datos del Registro de Convenios las horas semanales por convenio sectorial del año 2023 podemos ver que las actividades inmobiliarias, la restauración, el alojamiento y el comercio minorista son las que más horas semanales registran, 40 horas semanales, por lo que serán las más afectadas. En el otro lado están los sectores a los que no les afectará el plan de Díaz porque ya trabajan a la semana muy por debajo de lo que quiere la ministra: educación (33 horas), administración pública (36) y los servicios financieros (37 horas).
Además, no hay que olvidar que en las grandes multinacionales (esas a las que tanto odia Díaz) es donde se trabajan menos horas, precisamente, porque son las más productivas. Eso sí, con la medida de la ministra, "las empresas que operan en mercados globales pueden afrontar desventajas competitivas si su coste laboral aumenta en comparación con aquellos en países con jornadas laborales más largas", apunta Fedea.
Cambiar el horario a más de 14 millones de personas
Respecto al número de trabajadores a los que afectará el plan de Díaz, en base a los últimos datos de la EPA (primer trimestre 2024), hay 14.210.792 personas en España que trabajan más de 37,5 horas semanales, lo que supone cerca del 67% del total de ocupados. Eso si, es muy probable que las empresas que tengan que reducir el horario de los trabajadores a jornada completa también tengan que modificar las condiciones en el tiempo parcial, por lo que el número de afectados será mayor.
Es precisamente la cantidad de empleo a tiempo parcial lo que hace que la jornada laboral media en España esté en las 37,6 horas trabajadas actuales. Eso sí, en el caso de las horas efectivas de trabajo, que no incluyen "las vacaciones, días festivos, ausencias por enfermedad y otros motivos pagados", España ronda las 30 horas de media, lo que desmontan el discurso de Yolanda Díaz sobre el exceso de trabajo en nuestro país.
Fedea insiste en que la idea de Díaz "supondría un incremento de costes desvinculado de la productividad y fruto de la intervención legal, pero también se generaría un efecto de negociación al alza de los salarios por arrastre con las reducciones de jornadas del resto de trabajadores con mantenimiento retributivo". La medida, por tanto, "supone encarecer los costes laborales en muchos sectores y con mayor intensidad en sectores donde la productividad es, en sí misma, el tiempo de trabajo".
Fedea recuerda que "el crecimiento de la productividad nos hace más ricos y nos lleva a demandar, entre otras cosas, más tiempo de ocio y, por tanto, una jornada laboral más corta", pero considera un riesgo creer que eso funciona en la dirección contraria: que menos horas de trabajo mejoren la productividad de un empleado de forma automática.