
El 28 de diciembre de 2022, el Gobierno español anunció una reducción del impuesto sobre el valor añadido (IVA). El Ejecutivo aplicó la medida "con carácter temporal" y "para determinados productos". Unos pocos días después, el 1 de enero de 2023, la rebaja entró en vigor, abaratando el coste fiscal de diversos bienes que probablemente volverán a ser gravados con su tipo habitual a lo largo de la segunda mitad de 2024.
Nada más entrar en vigor esta medida excepcional, la izquierda española dirigió la mirada hacia los supermercados y acusó a los distribuidores de aumentar sus márgenes a base de no repercutir la rebaja del IVA y quedarse con la diferencia. La propia vicepresidenta del Ejecutivo y también ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, señaló que los supermercados se estaban "forrando", insinuó que no habían aplicado una rebaja "real" del IVA y sugirió la necesidad de intervenir más aún al sector.
Ya entonces, diversos documentos elaborados por el propio Ejecutivo de coalición entre PSOE y Sumar venían a desmontar el relato de la vicepresidenta. Por ejemplo, en la actualización del Programa de Estabilidad 2023-2026 del Ministerio de Hacienda se reconocía que "la evolución de los componentes domésticos de los precios, en cuanto a los márgenes o los salarios de la cadena alimentaria, no está en el origen de la subida de los precios". En la misma línea se pronunciaba la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que procedió a revisar la evolución de los precios y pudo constatar que la rebaja de IVA sí estaba siendo repercutida casi desde el primer minuto.
Clarificador informe del Banco de España
Pues bien, ahora que ya ha pasado el tiempo y que se puede hacer un balance de largo plazo, el Banco de España el que divulga un estudio en el que se evalúa la evolución de los precios en los supermercados de nuestro país, con la mirada puesta en comprobar si la rebaja temporal del IVA ha sido aplicada efectivamente por los establecimientos. El estudio, elaborado por Nicolás Forteza, Elvira Prades y Marc Roca, obtuvo datos de cientos de productos a partir de técnicas de raspado de datos que han permitido medir día tras día los precios online de un panel de casi 10.000 alimentos.
Para identificar los efectos causales sobre los precios, los autores comparan la evolución de los precios de los artículos sujetos a la rebaja temporal del IVA con la evolución de los precios de otros bienes que no se vieron beneficiados por el mismo trapiento tributario. La conclusión alcanzada por los autores es demoledora: "a nivel del supermercado, la traslación de la rebaja del IVA fue casi completa".
Obviamente, se observan "algunas diferencias en la traslación a los precios finales entre los distintos tipos de productos", tales discrepancias tienen que ver con las características de producto (procesados vs no procesados, de marca vs marca blanca, nacionales vs importados, etc.) y con circunstancias de la producción (por ejemplo, el precio pactado en la última negociación para la compra de tales artículos). Con todo, "los supermercados han repercutido prácticamente toda la rebaja del IVA a los bienes afectados", con una caída que se ha traducido "en la reducción prevista del precio, en algunos casos del 4% al pasar de un IVA del 4% a otro del 0% y en otros casos del 5% al pasar de un tipo del 10% a uno del 5%".
El informe muestra que, en la medida en que los precios estaban ya fijados y los bienes se habían adquirido bajo determinadas condiciones, los supermercados no pudieron repercutir toda la rebaja a corto plazo, pero sí fueron capaces de aplicar el 70% del descuento fiscal en las cuatro primeras semanas de aplicación del IVA reducido. En las semanas siguientes a ese primer mes, la rebaja se habría completado hasta situarse cerca del 100% de traslación.
Los bulos de Yolanda Díaz
Por lo tanto, ninguna de las críticas de Yolanda Díaz tenía fundamento y los hechos han puesto de manifiesto que la evolución de los precios en los supermercados ha recogido casi hasta el último céntimo el efecto de la rebaja del IVA. Sin embargo, la vicepresidenta sigue cultivando incesantemente la narrativa de unos "beneficios" que supuestamente se están disparando de tal manera que se comen los salarios de los trabajadores y se trasladan a los precios.
En realidad, las empresas entraron en 2024 con unas ganancias un 4% por debajo de los niveles alcanzados en 2019. Además, aunque los salarios han ido a más, la productividad se ha reducido de forma alarmante. Y, si acaso aún quedaba alguna duda de lo sucedido con los precios, el informe del Banco de España zanja definitivamente la cuestión.