Como deseaba, Teresa Ribera estará en la nueva Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen. La todavía ministra de Transición ecológica se convertirá en comisaria de Competencia y vicepresidenta de Transición Limpia, Justa y Competitiva, un cargo desde el que tendrá que liderar, coordinándose con otros comisarios como precisó von der Leyen, la agenda verde europea. Y, en una transformación que recuerda a la de Nadia Calviño en su llegada al BEI, Ribera se estrenó ante los medios, semanas antes de que la Eurocámara confirme su cargo, tranquilizando a quien pueda dudar de su idoneidad para el puesto por uno de sus posicionamientos más férreos: su defensa del abandono de la energía nuclear que en España se ha traducido en la reiterada negativa del Gobierno a revisar el calendario de cierre de las centrales, entre 2027 y 2035.
A preguntas de un periodista, en unas declaraciones que este miércoles resalta Politico, la ministra descartó un hipotético freno al impulso que está dando la UE a la tecnología nuclear de la mano de Francia y otros países que sí están apostando por mantener o ampliar su parque nuclear. "Creo que ha habido un gran respeto a las decisiones que cada estado miembro ha tomado al definir sus sistemas eléctricos y sus distintas opciones". Y sobre su papel y postura en las cumbres de ministros de Energía en las que participó en el pasado, apuntó que se intentó "no minimizar a nadie y facilitar soluciones que pueden tener sentido en el cambio estratégico que la economía europea está impulsando".
No habrá, pues, cambio de rumbo en el gobierno europeo en torno a lo nuclear después de que el año pasado la Comisión tomara decisiones tan relevantes como incluir a la energía nuclear como estratégica en la Ley de Industria Net Zero encaminada a que las grandes empresas europeas emprendan el rumbo hacia las cero emisiones en 2050. La energía de fisión fue reconocida así como una energía "cero emisiones", perfectamente verde y susceptible de recibir el apoyo de la UE. También el año pasado, la UE abanderó un plan de impulso a los minirreactores nucleares, una tecnología aún incipiente pero que podría convertirse en una realidad, según los expertos, en los años 30. Por otro lado, la Comisión incluyó en su día tanto a la nuclear como al gas natural dentro de la taxonomía verde europea, una decisión que criticó, entre otros, la ministra Ribera.
A las decisiones pasadas se suma el rumbo que tomará la UE según lo propuesto por el plan Draghi, que además de proponer un espectacular desembolso de fondos públicos para tratar de hacer compatible la agenda verde de la UE con la industria, defiende a la energía nuclear como una de las herramientas adecuadas para abaratar la factura eléctrica europea, para garantizar "una mayor seguridad de suministro" y para conseguir "la descarbonización del sistema energético europeo". La nuclear es calificada repetidamente como una energía "limpia" y la propone como alternativa a los precios más "volátiles" de los combustibles fósiles y como herramienta para "acelerar la descarbonización de una forma eficiente en costes". Apuesta también por un "enfoque neutral" de las tecnologías disponibles, un punto en el que Ribera también chocó en su día con el CEO de Repsol en el debate sobre la electrificación, las alternativas y el futuro de las refinerías españolas.