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Domingo Soriano

Repsol hace muy bien llevándose sus inversiones a Portugal

La petrolera ha anunciado esta semana que varios proyectos en Cataluña, País Vasco y Cartagena están paralizados por la incertidumbre regulatoria.

La petrolera ha anunciado esta semana que varios proyectos en Cataluña, País Vasco y Cartagena están paralizados por la incertidumbre regulatoria.
El actual consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. | Europa Press

Repsol se está replanteando sus inversiones en España. No es que vaya a cerrar todas sus gasolineras. Pero va alguno de los planes que estaban en marcha ahora están paralizados por culpa de la incertidumbre regulatoria y de los nuevos impuestos a las energéticas. El lunes conocíamos que la petrolera "va a llevarse uno de sus proyectos en energías renovables a Portugal, donde construirá un electrolizador de 4 MW en Sines, mientras que mantiene bloqueadas las inversiones industriales en España, especialmente en Cataluña, País Vasco y Cartagena".

Ésta ha sido una de las noticias más comentadas de la semana (con permiso de Errejón, claro). Por la decisión, por las razones y por el destino: nos duele especialmente que parte del dinero de las empresas que consideramos españolas vaya a destinarse a Portugal en vez de a nuestro país. Sé que esto parecerá una tontería, pero tengo para mí que si hubieran dicho Suecia o Canadá nos habría importando menos. También se han comentado las reacciones, las del Gobierno central y los ejecutivos autonómicos; y las de los partidos que han ido saliendo a señalar a la empresa. Unos para amenazar y otros para intentar compensarles.

Los nacionalistas catalanes, por ejemplo, han entrado en pánico por una inversión de más de 1.000 millones en Tarragona que ahora parece en peligro. Y claro, ya no sabemos si la decisión está cerrada o es un pequeño chantaje, para ver lo que pueden sacar de ahí (no nos extrañaría nada que fuera parte de la estrategia de negociación). Este politiqueo es lo que hace que tengamos cero simpatías por las grandes empresas del Ibex. La mayoría de ellas están más pendientes del BOE que de sus clientes. Así que cuando la legislación les perjudica, lo disfrutas un poco: y sí, piensas que seguramente sea injusta pero, también, que en parte se la merecen.

En el caso de Repsol, junto a esta discusión sobre la justicia o injusticia de la norma, hay otra cuestión sobrevolando el debate: si está bien que una empresa española perjudique a su país por un enfrentamiento con el Gobierno o por una legislación que siente como inadecuada. Pues sí, está bien.

Porque en realidad Repsol no hace nada. Los que han tomado la decisión son sus ejecutivos. Y muy bien hecho. Lo que tiene que hacer un directivo de una empresa cotizada es aquello para lo que está contratado: maximizar el valor a largo plazo para sus accionistas. Para eso son "consejeros delegados". ¿"Delegado" para qué y por quién? Por sus dueños para vigilar por su propiedad.

Desgraciadamente, no es lo habitual. O no tan habitual como debería. Estamos demasiado acostumbrados a ver directivos que (i) actúan como si fueran dueños de la empresa (no lo son); (ii) incluso aunque tengan una participación mínima en la misma (y sí, hay muchos que o no tienen apenas acciones de la compañía que dirigen o poseen una cantidad irrisoria); y (iii) utilizan los recursos de la empresa en su propio beneficio, montándose campañas de imagen y priorizando su salario a corto aunque los incentivos asociados al mismo sean peligrosísimos para la compañía a medio y largo plazo.

Política

Digo que, como no es lo habitual, me ha llamado la atención, en positivo, el anuncio de Repsol (sobre todo si es sincero y no una apuesta para negociar algún tipo de compensación política, algo que no sabremos hasta dentro de unos meses). Porque para sus directivos sería más cómodo seguir al tran-tran y no meterse en líos.

El anuncio de esta semana se ha interpretado como un pulso al Gobierno. El propio ministro de Economía, Carlos Cuerpo, salió el miércoles a intentar apagar el fuego, pidiendo "tranquilidad" y que se deje de especular con que si el impuestazo a las energéticas será permanente o no. Quizás debería haberse preguntado por qué especulan tanto en España y no en otros países.

Y está claro que, si no cambian su decisión, en las próximas semanas vamos a observar un enorme nivel de presión sobre estos directivos. Les llamarán traidores, avariciosos, insolidarios... No me extrañaría que nos encontremos alguna campaña de noticias negativas en medios cercanos al Gobierno. Sin embargo, no creo que haya demasiada ideología en todo esto. Simplemente es su deber hacer lo que han hecho. Lo que debería preocuparnos es que España sea una jurisdicción que los empresarios creen que les perjudicará. Ahí está la pregunta: cómo puede ser que una empresa que tiene su sede en nuestro país y a la que, en principio, le resulta más sencillo mantener aquí sus inversiones, decida irse a Portugal. Allí tendrá numerosas dificultades que aquí no enfrentaría: desde buscar nuevos empleados a una coordinación con la sede central que será inevitablemente más compleja. O lo que es lo mismo: no es sólo que le salga más barato, para compensar esos problemas le tiene que salir mucho más barato.

Por supuesto, no sólo es una cuestión de costes puros y duros. También de inseguridad y riesgo. Dos factores que influyen en la hoja del cálculo y en el resultado final del business plan. El clásico porcentaje de descuento/ajuste para tener en cuenta que no todos los escenarios son igual de probables. En el caso de España, los dos elementos nos perjudican. Me parece lógico que cualquier gran empresa que opere en nuestro país aplique un recorte a los beneficios futuros para anticipar (compensar) un potencial peligro regulatorio mucho mayor que en otros lugares.

A partir de aquí, la obligación de los ejecutivos de la petrolera consistía en hacer los números y tomar la decisión con el resultado esperado más alto. Ni más ni menos. Para eso les pagan y ésa es la tarea que les han impuesto. Si no lo hicieran, estarían faltando a su deber. Y lo mismo podríamos decir de lo de Ferrovial y de cualquier otra compañía que haya tomado una decisión similar. A mí, como español, me da pena; pero como participante en los mercados financieros, me alegro. Repsol hace muy bien en olvidarse de España porque cree que será lo más rentable. Lo trágico es que sea así. Señalemos a quien es el responsable de esta decisión y no a los que simplemente han cumplido con su deber.

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