Supone el 30 por ciento de la economía de Salamanca pero muchos desconocen que además de siete reactores nucleares, España cuenta con un fábrica de elementos combustibles pública capaz de fabricar hasta 500 toneladas de uranio al año. La planta, ubicada en la localidad de Juzbado, entró en funcionamiento en 1985, cuando España estaba aún inaugurando centrales y tenía activa una mina de uranio. Hoy, el horizonte es totalmente distinto: la extracción de uranio, detenida por motivos económicos, está prohibida por ley, y los siete reactores españoles tienen fecha de apagado, entre 2027 y 2035. Ante este panorama, la fábrica, que forma parte de ENUSA, participada al 40% por la SEPI y al 60% por Ciemat, perteneciente al ministerio de Ciencia, está buscando vías para garantizar su supervivencia al margen de los que eran sus principales clientes, los propietarios de las centrales españolas.
En declaraciones en la planta ante un grupo de periodistas, el director de la fábrica, Pablo Vega, explicó que tienen en marcha un plan estratégico que busca que la exportación de combustible nuclear "tenga más peso", para lo que se están buscando "nuevos mercados".
La fábrica, relató, nació como un "activo estratégico" con el fin de suministrar combustible al parque nuclear español y no se pensaba entonces ni en la exportación ni en la rentabilidad económica. Poco a poco, sin embargo, se comenzó a vender fuera y el porcentaje fue creciendo desde mediados de los noventa hasta hoy, en que lo que exportan es ya casi un 60 por ciento de lo producido mientras que el 40 por ciento es mercado doméstico (abastecen a todas las españolas excepto Trillo, de tecnología alemana y que compra allí sus elementos combustibles).
La fábrica se ocupa de crear los elementos combustibles, desde la fabricación de las pastillas a partir de polvo de dióxido de uranio a su inserción en barras de aleación de circonio y su montaje en los esqueletos o estructuras de hasta cuatro metros que después se insertan en los reactores nucleares. Un proceso complejo, diferente en función de las necesidades y del diseño de las centrales, y que requiere de meses de preparación, desde la compra de uranio a su enriquecimiento (fuera de España) hasta su envío en enormes contenedores cilíndricos hasta las centrales en camiones de la logística ETSA, filial de ENUSA.
Las ventas al exterior
Además de a las centrales españolas, hoy por hoy Juzbado vende elementos combustibles sobre todo a Francia, una potencia nuclear que es "su mayor cliente individual": el país tiene su propia fábrica de combustible pero la eléctrica EDF ha recurrido a la española para diversificar sus compras. Además, hay contratos activos con Bélgica para sus dos centrales, que acaban de alargar su vida ("es un cliente muy importante, fue una gran noticia", cuentan), Suiza y Finlandia.
Desde la fábrica, explican que el plan de cierre español "no es nuevo": "Es una hipótesis con la que trabajamos muchos años y de ahí la intención de abrir nuevos mercados". El efecto del apagado gradual, explica el director, será "anterior para nosotros" que la fecha efectiva de cierre, por el tiempo con el que se planifica la compra de combustible, de unos dos años. "Se empezará a notar en 2026-2027: lo lógico es que en las últimas recargas se empleen menos elementos combustibles", cuenta.
La alternativa a Rusia
La paradoja para la empresa es que mientras que están en vías de perder un mercado esencial, en el resto del mundo lo nuclear está resurgiendo y se pueden abrir nuevos mercados como Polonia o incluso Italia sólo en Europa. El reto es aguantar hasta entonces, en una tecnología que requiere de varios años para su puesta en marcha y que en su caso implica cerrar contratos de muy larga duración por la complejidad de los tiempos de la industria nuclear.
En este contexto, la fábrica tiene la vista puesta en un proyecto que le abriría varias puertas en Europa: la instalación de una nueva línea de fabricación de combustible nuclear de reactores VVER-440, de diseño ruso y presentes en varios países que estuvieron en la órbita soviética, como Hungría, Bulgaria, República Checa y Eslovaquia, y Finlandia. En 2023, ENUSA firmó un acuerdo con la filial sueca de WestingHouse para cooperar en la fabricación de este combustible nuclear, que usan 16 centrales en Europa; hoy, cuentan desde la central, ya está lista la línea que será capaz de fabricarlos, financiada con fondos europeos con la intención de que estos países puedan abastecerse en un mercado distinto al ruso en el contexto de la invasión de Ucrania. La fábrica, cuentan fuentes de la central, cree que en 2025 firmarán su primer gran contrato de abastecimiento. En la planta, ya se ven los "esqueletos" de los elementos combustibles que podrían viajar pronto al este de Europa.
La matriz de Juzbado, ENUSA (que cerró 2023 con ganancias de 3 millones de euros), acomete otras tareas en las que también enfocan su futuro: inspecciones, servicios de ingeniería, estudios radiológicos... Son sus técnicos, por ejemplo, los que controlan las piscinas de combustible de las centrales y también tendrán un papel en el complejísimo trabajo de desmantelamiento que está a punto de emprenderse.
Seguir pese al cierre
Entre tanto, desde la fábrica defienden su viabilidad y su futuro en un país que va camino de cerrar sus centrales. Son una industria "estratégica" para Europa (sólo hay cuatro en la UE, a las que habría que sumar Reino Unido y Rusia) y defienden como sus puntos fuertes la "versatilidad" (su capacidad para fabricar combustible de distintas características) y su "calidad" y "fiabilidad", que, cuentan, les ha hecho mantener largos contratos en el tiempo.
En cuanto al futuro, señalan que "es prometedor pero vendrá dentro de diez años". Hasta entonces, tendrán que mantenerse, explican señalando cómo además de los contratos VVER 440 quieren ganarse otros mercados como el sueco.