La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz anunció ayer jueves a bombo y platillo que el Gobierno va a subir las pensiones un 2,8% en 2025. El Ejecutivo ha calculado esta cifra después de conocer el dato del IPC de noviembre y de hacer la media del IPC en el último año.
Que la cifra sea provisional (porque la cifra oficial se confirmará el 13 de diciembre con el dato definitivo del IPC), no le ha impedido al Gobierno celebrar que los jubilados disfrutarán de una subida media de 600 euros al año gracias al esfuerzo de todos los contribuyentes. Saiz considera que la actualización de las pensiones al IPC es una cuestión de "justicia social" y "una garantía de tranquilidad" para los más de 9 millones de pensionistas.
Hay que recordar que la idea de indexar las pensiones a la inflación forma parte de la reforma introducida por el anterior ministro, José Luis Escrivá, en la que no se contempla una sola reducción del gasto para cuadrar las cuentas del sistema y sólo se opta por subir los impuestos a la economía productiva y por perjudicar especialmente a los salarios más altos.
La base máxima sube 10 veces más
Por ello, también tras conocerse el dato del IPC, en el sistema se van a producir algunos cambios que no serán tan bien recibidos por los ciudadanos afectados.
Uno de los efectos más dañinos para los trabajadores que más ganan es que la base máxima de cotización subirá en 2025 en torno a otro 4%, una cifra que que es el resultado de sumar al 2,8% del IPC promedio un 1,2% adicional, tal y como estableció Escrivá en su reforma.
Esta subida implicará que cada vez más parte del salario de los empleados actuales está sujeto a cotizaciones sociales. Sin embargo, el aumento de las pensiones máximas será mucho menor, por lo que no estarán produciendo los mismos derechos futuros. Y es que la pensión máxima se incrementará en 2025 con el 2,8% del IPC, pero sólo se revalorizará un 0,115% adicional. Es decir, el Gobierno sube 10 veces más la penalización a los salarios más altos que la pensión máxima. En numerosas ocasiones organismos como Fedea han avisado de este "impuesto oculto".
Más golpes a la economía productiva
Pero este no es el único golpe a los salarios altos que llegará en 2025. En enero también entrará en vigor otra idea de José Luis Escrivá: la "cuota de solidaridad". Consiste en la aplicación un porcentaje extra de cotización en la parte del salario que actualmente no cotiza por superar el tope máximo de cotización, es decir, la base máxima.
Esto implicará una estocada a los sueldos más altos, que además, no dará a los afectados ningún derecho a cobrar a un mayor importe de pensión cuando les llegue el momento de jubilarse
A estos dos palos hay que sumarle que el 1 de enero también entra en vigor la subida generalizada de cotizaciones sociales a todos los trabajadores y empresas del país de un 0,80% (un 0,67% será a cargo de la empresa y un 0,13% a cargo del trabajador).