
El vídeo con el que el Sindicatos de Inquilinos promovía las concentraciones de este domingo está muy bien. Sabemos que sus argumentos no son ciertos; pero al mismo tiempo nos cuesta desmontarlos en un primer momento. Y es que el razonamiento es (aparentemente) bueno. Nos preguntan si es justo que un tipo que no ha hecho nada (más que heredar cinco pisos, nos dicen) vive cómodamente del trabajo de otros. Esto último lo dicen un par de veces, como apelando al mérito y el esfuerzo. Parece casi como si quisieran apelar también a valores con cierto aire liberal: yo trabajo, tú te aprovechas.
👉🏼 ¿Por qué pagas más impuestos por trabajar que tu casero por quedarse con más de la mitad de tu sueldo sin dar un palo al agua?
🔥Hay razones de sobra para unirte este domingo a un piquete inquilino.
⚡️Te esperamos. Vamos a poner el sistema en jaque. pic.twitter.com/qGJjjZQCPY
— Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid (@InquilinatoMad) February 27, 2025
Conociendo a este Gobierno, no extraña que transiten por esta senda. En cualquier momento nos cae una ley de control de alquileres todavía más estricta que la actual.
También es verdad que hay otras preguntas que podrían haberse hecho y que quedan ahí colgando.
Por ejemplo, ¿por qué son rentistas nuestros caseros? Porque sí, en cierta medida son rentistas. Y no hablamos sólo del hecho de que vivan de la mensualidad que les pagan sus inquilinos. Los economistas hablan de "rentas" para referirse a esas situaciones en las que una ventaja legislativa permite a alguien extraer ingresos no derivados de su trabajo; y ni siquiera del valor excepcional para el mercado del bien que posee; sino de la protección de una norma que impide a los demás competir libremente en ese ámbito en el que está sacando las rentas.
Y sí, el señor Paco y la señora Manuela, que se compraron con mucho esfuerzo un segundo piso para alquilar en Madrid o Barcelona, no sentirán que ellos han presionado al Gobierno para sacar una ventaja inmerecida. Tampoco pensarán en sí mismos como los lobbistas que menudean en las cercanías de la política para sacar ventajas que protejan sus intereses. Pero lo cierto es que sí se han beneficiado de una restricción artificial al mercado: el precio de la vivienda en el centro de las grandes ciudades europeas se ha disparado en los últimos 40-50 años en parte porque hemos prohibido construir.
A partir de ahí, si queremos acabar con ese rentismo, desempolvemos las grúas y volvamos al desarrollismo. Pero eso tampoco nos gusta, porque queremos que Chamberí y Gracia mantengan su alma y que las casas tengan 5-6 alturas, a ver si vamos a acabar como Singapur. Pues lo siento, pero no hay mucho más, o rentismo o mamotretos: no hay término medio.
La segunda pregunta gustará menos en el Sindicato: ¿por qué ellos deben ser los elegidos para disfrutar de ese piso por debajo de su precio de mercado? No es verdad que el señor Paco y la señora Manuela hayan recibido esos pisos como caídos del cielo. Ni es cierta la imagen de herederos de cinco pisos con la que nos quieren tocar la fibra sensible en el vídeo. Algún caso de estos habrá, pero en la mayoría de las situaciones no existe ese privilegio casi aristocrático: el casero español típico es un señor que ha trabajado mucho, ha ahorrado con esfuerzo y se ha comprado una segunda vivienda a la que ahora quiere sacar un rendimiento que siente que es muy merecido (más allá de lo apuntado antes sobre la norma anti-construcción).
Pero incluso si fuera cierta la caricatura, quedaría la segunda parte: ¿por qué los jóvenes que salen en el vídeo son los que deben disfrutar de esa vivienda? Supongamos que el precio de mercado de un piso es de 1.500-1.700 euros. Pero el sindicato de inquilinos ha decidido que el precio justo debe limitarse a 800 euros y exige al Gobierno que ponga un tope en ese nivel. A ese precio, habría miles de personas deseando vivir ahí (eso es lo que quiere decir que el precio de mercado sea el doble del intervenido). ¿A quién le damos ese privilegio? ¿Al que ha llegado primero? ¿Por qué? ¿Rentista es el propietario que quiere sacar rendimiento de su propiedad pero no el inquilino que disfruta de un precio artificialmente bajo que muchos otros querrían pagar? Si tú tienes un apartamento de renta protegida por el que pagas 800 y hay otro que estaría dispuesto a pagar 1.000 (y el casero a cobrarle esta cifra), ¿qué derecho tienes sobre éste otro? Por qué debes ser tú el que se beneficie de ese límite artificial. Esto no se lo preguntan en el vídeo ni en la convocatoria de la huelga de alquileres. Sólo asumen que ellos deben ser los beneficiados de la norma, sin preguntarse qué pasará con todos los que también querrían vivir en el centro de Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia y no puedan hacerlo porque no hay oferta (en parte por los precios protegidos de los que ellos disfrutan).
La tercera pregunta tiene que ver con el privilegio de la herencia y la extraordinaria posición de la que disfrutan Paco y Manuela. ¿De verdad la vida de estos rentistas ha sido tan sencilla y la de los jóvenes inquilinos tan difícil? Habrá de todo, pero intuyo que el casero típico que estos chicos tienen en la cabeza (señor de 65-70 años con piso en Madrid o Barcelona) y que nació en la España de finales de la década de los 50 o comienzos de los 60, ha tenido en muchos otros aspectos dificultades que sus inquilinos ni imaginan. Lo digo por lo de "heredar" y "vivir del trabajo de los demás" que dicen en el vídeo. Ellos, por ejemplo, nacidos en los 90 y 2000 en España, han heredado un país con una renta per cápita que es el doble o el triple de la que disfrutaban sus caseros al nacer. Y que también es superior a la de los países en los que vive el 80% de la población mundial actualmente. ¿Por qué? Y no, no digo que tengan que dar las gracias ni que deban pagar por ello ni que sea justo que las normas de construcción de las que hablábamos al inicio les perjudiquen (no lo es, pero buscan los culpables donde no están). Pero en esa obsesión por la igualdad o por buscar privilegios de la izquierda o de algunos de estos colectivos se les olvidan siempre los propios. ¿Es injusto que un tipo viva de los cinco pisos que le dejaron sus padres en herencia? ¿Injusto para quién y por qué? ¿Cómo de justo es nacer en España en 1995 en vez de en 1960? ¿O nacer en España frente a hacerlo en un país del África subsahariana?
A partir de aquí, los reproches y los posibles privilegios se amontonan. Todos vemos los que disfrutan los demás, pero se nos escapan los propios. La trampa de la igualdad o de las ventajas heredadas es que siempre parten de una definición parcial.
Por último, la pregunta de las consecuencias: ¿qué pasaría al día siguiente de establecer un límite máximo al alquiler o a que se aceptase lo que proponen los de la huelga de inquilinos? Pues lo que siempre ha ocurrido cuando se imponen precios máximos:
- Desabastecimiento: el mercado se vacía de nueva oferta; puede que los que ya tengan un piso salgan mínimamente beneficiados; para los que no tienen se convierte en misión imposible encontrar uno.
- Mercado negro: contratos en B; inquilinos oficiales que pagan el precio legal y luego re-alquilan por la puerta de atrás al de mercado; altísimos precios de entrada o de reserva que sirven para compensar la pérdida de la mensualidad; altísimos precios por el alquiler de la plaza de garaje o los muebles (de nuevo, trampa para compensar lo que no puedes cobrar por el piso)... Los trucos son incontables.
- Caída de la calidad del producto que ya no puede colocarse al precio de mercado: el propietario invierte lo mínimo en la vivienda: tanto en reformas como en reparaciones.
- Colas y acaparamiento: encontrar un piso se convierte en misión imposible; tardas años en acceder a uno de precio oficial; una vez que lo tienes ni te planteas cambiar de casa aunque haya otras localizaciones que te vendrían mejor...
Y por encima de todo, desconfianza máxima entre propietario e inquilino. En realidad, esto es lo que yo pensaba viendo el vídeo. ¿Quién les va a alquilar a estos tipos? Ellos llamando "rentistas" a sus caseros; sus caseros pensando que ellos son unos "caraduras"; una manera fantástica de iniciar un contrato a largo plazo...