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Domingo Soriano

¿Manifestantes hoy, rentistas mañana?

Los menores de 35 años sólo saben que adquirir ahora mismo una vivienda es mucho más complicado que a comienzos de siglo. Una realidad incontestable.

Los menores de 35 años sólo saben que adquirir ahora mismo una vivienda es mucho más complicado que a comienzos de siglo. Una realidad incontestable.
Imagen de una manifestante que protestaba por la proliferación de pisos turísticos. | Europa Press

No creo que nadie hiciera una encuesta, pero más o menos podemos imaginar el perfil de los que se manifestaban por "el derecho a una vivienda digna" hace unas semanas. Españoles, clase media (media-alta más bien), urbanitas, menores de 35-40 años. Además seguramente tenían cierta tendencia a la izquierda, sobre todo en Madrid, porque la manifestación parecía más contra Ayuso que sobre el mercado del alquiler. Pero muchas de sus quejas las habrían suscrito sus compañeros de generación: casas muy caras, trabajos precarios, pocas opciones de comenzar una vida independiente como hicieron sus padres a su edad...

Y en parte tienen razón. No es verdad la queja general de que los jóvenes españoles de ahora lo tienen peor que sus padres o abuelos. Pero sí lo es en una cuestión fundamental: la vivienda. El problema es que protestan contra falsos culpables (de los fondos buitre a Airbnb) y se olvidan de lo fundamental (la legislación que han impulsado, entre otros, sus padres y abuelos, que son los propietarios en Chamberí o Gracia y los que no quieren que se construya ni un metro cuadrado más en las zonas en las que más suben los precios).

Miren el siguiente gráfico, del informe "Demografía, vivienda y brechas de riqueza" que esta semana publicaba la Fundación AFI-Emilio Ontiveros (ayer publicábamos otro artículo sobre la primera parte del informe: la demografía):

vivienda-afi-1-propiedad.jpg

Muestra el valor mediano de la riqueza neta en función de la edad del cabeza de familia. Sé que no toda la riqueza es vivienda. Pero, en España, sobre todo si quitamos al 10-15% con más patrimonio, se le parece mucho. Como, además, en este caso hablamos del valor mediano, me parece un proxy muy bueno para intuir qué ha pasado en estos años.

Por cierto, esto queda relativamente al margen del tema de esta columna, pero vemos que el único colectivo que tiene ahora una renta mediana superior (y por bastante) a la de comienzos de siglo es el de los mayores de 75. Y sí, de nuevo podríamos preguntarnos si no les estamos protegiendo en todo: de las pensiones a las prohibiciones-restricciones a la construcción que les favorecen fundamentalmente a ellos.

En lo que toca a los más jóvenes, ellos sólo saben que adquirir ahora mismo una vivienda es más complicado que a comienzos de siglo. Una realidad incontestable. Es verdad que en este gráfico se esconden muchas cuestiones que no tienen relación directa entre sí. Por ejemplo, la crisis: España lleva 20 años de estancamiento y sin que suban los niveles de renta per cápita. Esto lo hemos sufrido todos, pero los de mi edad (a partir de 45) un poco menos. Si el descalabro de 2007-08 te pilló con trabajo y casa en propiedad, lo normal es que hayas manejado estos años más o menos con cierta comodidad. Para los nacidos a partir de 1985-90, han sido un desastre.

En el acceso a la vivienda también hay que mirar la financiación. Tras la explosión de la burbuja, le dijimos a los bancos que nunca más. ¿A qué? A dar todo el dinero que alguien necesita para comprarse su primera casa. Para miles de jóvenes, ahora mismo, el principal problema es la entrada, no la hipoteca.

También hay algo de cambio en la composición de los colectivos. Por un lado, cada vez empezamos más tarde a trabajar (y no sólo porque el mercado laboral no funcione) por lo que es lógico que la vivienda la compremos más tarde y nuestro patrimonio con treinta años sea inferior al de nuestros padres. Por otro lado, el peso de los extranjeros entre los menores de 35-40 años es mucho más elevado ahora que a comienzos de siglo. Y si para los españoles lo de comprarse una casa está complicado, para muchos inmigrantes (menos renta, sin lazos familiares, sin apoyo financiero de los padres, peor perfil crediticio...) es directamente una quimera.

En cualquier caso, lo que queda es una cierta sensación de injusticia. De la protección a ultranza de las pensiones al timing burbuja-recesión, es verdad que hay un par de generaciones que tienen cierto derecho a pensar que nacieron en el peor momento posible del último medio siglo. Y sí, hay cierta exageración (las condiciones de vida en la España actual siguen siendo mejores, casi en cualquier métrica que en los 80) pero entiendo lo que dicen y por qué lo dicen.

Dicho esto, en el mismo documento aparecía otro gráfico que podría servirles de consuelo, aunque en mi opinión también puede ser la semilla de la próxima bomba social.

vivienda-afi-2-herencias.jpg

Intuyo que no les aliviará el cabreo actual. Pero más o menos lo que viene a decir este gráfico es que los nacidos a partir de1985-90 serán los herederos más afortunados de la historia de nuestro país. Porque ellos se quedarán con la riqueza que ahora disfrutan las anteriores generaciones. Serán los próximos rentistas que querrán que no se toque ni un ladrillo en las zonas más caras de las ciudades y poder alquilar en Airbnb si así se les antoja. Además, como (i) esa riqueza es creciente y (ii) ellos son pocos y los boomers muy numerosos, les tocará a un pellizco patrimonial más que interesante. Como dicen los autores del informe: "El factor demográfico es netamente favorable a las dos próximas generaciones, cuyo mucho menor tamaño relativo frente a la generación boomer (nacidos entre 1958 y 1980) les hará beneficiarios de una mayor transmisión media por persona".

No tengo claro que esto sea bueno. Es decir, sí para el que reciba la herencia, que estará encantado en ese momento. Pero estar pensando que a ver si llegan tus 60-65 años y puedes tener un patrimonio decente, no parece la mejor receta (o estar haciendo cuentas para ver cuándo fallecen los que te preceden). Con un añadido, la desigualdad tenderá a dispararse en el proceso. Como decíamos antes, el patrimonio, sobre todo inmobiliario, está concentrado entre los españoles de origen, con mucho menos peso entre extranjeros. ¿Soluciones? Miedo me da que algún partido coja estas cifras y comience a apretar las tuercas sobre la tributación a las herencias. Aunque también es cierto que no lo veo muy probable porque sería devastador para su propia base electoral, sea la formación que sea la que lo proponga (los extranjeros no votan; y los nacionalizados, mucho menos que los españoles de origen).

Mientras, lo obvio es que las grandes ciudades españolas y las zonas de costa más pobladas siguen siendo unas excelentes creadoras de rentistas: hemos prohibido edificar allí donde todos queremos vivir, así que los que llegaron antes se benefician. La paradoja es que, en unas décadas, los que ahora se quejan podrían ser los grandes ganadores del proceso. Cuidado con lo que piden de limitar las subidas del alquiler o penalizar a los que tengan más de una vivienda, a ver si dentro de 15-20 años van a tener que arrepentirse de sus propias pancartas.

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