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Por qué la izquierda odia tanto a Mercadona

Ione Belarra volvió a insultar esta semana a Juan Roig, al que llamó "especulador" y "usurero". ¿A qué se debe esta inquina?

Ione Belarra volvió a insultar esta semana a Juan Roig, al que llamó "especulador" y "usurero". ¿A qué se debe esta inquina?
Imagen de la entrada a la tienda que Mercadona tiene en el centro comercial de Príncipe Pío, en Madrid. | Mercadona

Esta semana, le tocaba, otra vez, a Ione Belarra, convertida en ariete anti-Mercadona. No sorprende, porque ya lo hemos visto en anteriores ocasiones. En este caso, se despachó a gusto contra Juan Roig en sus redes sociales. Del que dijo: "Es un especulador, un usurero, que se aprovecha de una situación de crisis para hacerse de oro".

En esta ocasión, dejaremos a un lado la (i)lógica económica de Belarra, que en otro momento de su vídeo pide al Gobierno que "intervenga los márgenes de beneficio de las grandes empresas de distribución". Ya explicamos en su momento que esto es un tanto absurdo: si hay un sector en el que los márgenes son estrechos, ése es el de la distribución minorista. Y eso es especialmente cierto en España, que tiene probablemente la red de supermercados más competitiva y con mejor relación calidad/precio de Europa. Los turistas que nos visitan se asombran de la calidad del producto, de la cantidad de marcas y de los precios de los productos básicos que podemos encontrar en nuestras tiendas (ya sean pequeños comercios de barrio o grandes cadenas).

De hecho, como apuntábamos en Economía Para Quedarte Sin Amigos, si alguien se puede quejar de los márgenes que les endosan no son los clientes de Mercadona o Carrefour, sino los del Palace o el Ritz (están cerca del Congreso; pero no sabemos si Belarra o sus compañeros los frecuentan). A ellos sí les clavan 8-10-12 euros por una Coca-Cola que cualquiera puede comprar por unos pocos céntimos (el refresco de cola Hacendado a 33 céntimos, exactamente). En la terraza de un hotel de lujo sí hay márgenes abusivos; en los supermercados, como sabe cualquiera que haya estudiado mínimamente el sector, la competencia por el céntimo es extrema (competencia en beneficio del consumidor). Esta gente hace dinero con la rotación (vendiendo mucho) no con los márgenes (y esto es especialmente cierto en los productos de primera necesidad, en los que las cadenas van al límite).

Pero hoy dejaremos la economía y nos meteremos casi en la psicología. Porque no hay dos empresarios que hayan recibido más insultos en España en las últimas dos décadas que Juan Roig o Amancio Ortega. ¿Por qué esa fijación? Sí, porque son los dueños de las dos empresas más exitosas. Pero intuyo que hay algo más en la obsesión de nuestros izquierdistas:

  1. Porque son la prueba de lo que ellos nunca podrán hacer: ser eficientes. ¿Se imaginan a Belarra intentando organizar la distribución de los miles de productos que Mercadona pone a nuestra disposición cada día? Un sistema que garantiza que nunca falte nada en ninguno de sus centros (sí, ya sé que alguna vez ocurre que un producto no llega a un lineal; pero es algo tan excepcional que cuando pasa nos llama la atención). Piensen lo que es eso: desde congelados a comida para gatos, de palos de escoba a comida precocinada, de tarros de especias a pan del día... Pues llega todo y llega bien. Ahora pongan a Belarra, Montero o Iglesias al frente y a ver qué pasa. A coordinar algo, lo que sea. Por eso creo que lo primero que sienten es envidia (y admiración encubierta): ninguna emoción humana es tan dañina.
  2. Por lo que nos dicen sus beneficios. Belarra cree que sus beneficios dicen que son avariciosos ("usureros" llamó el otro día a Roig). Pero avariciosos hay muchos (quizás alguno también en Podemos) y no todos tuvieron el año pasado más de 1.300 millones de beneficios. Esa cifra lo que nos indica es que (i) sus productos son extraordinariamente valorados por sus clientes; y (ii) que están usando muy bien los recursos que manejan. Ésta es la primera lección de economía que todos deberíamos interiorizar: en un mundo de recursos escasos, los beneficios indican que estamos usando bien lo que tenemos a mano (los clientes valoran más el producto final de lo que costó fabricarlo) y las pérdidas nos dicen que estamos malgastando (se valora menos lo producido de lo que costó fabricarlo).
  3. Porque son ricos trabajando para los pobres. Otra de esas obviedades que hará que la cabeza de nuestros izquierdistas se ponga a dar vueltas. Roig a mí no me importa demasiado (porque no es mi cliente). En sentido contrario, si yo no voy a su tienda (como hice la semana pasada), él ingresa menos. Nos hablan del capitalismo como un club de ricos y para ricos. Nada más falso. Ortega o Roig se han hecho millonarios preguntándose qué quiere el ciudadano de a pie. Sí, hay algunas fortunas que han crecido alrededor de los bienes de lujo (de LVMH a Chanel). Pero la mayoría de los mega-ricos del mundo fabrican bienes que hace la vida más fácil de las clases medias (y bajas). Y sí, para hacerse rico con un supermercado tienes que obsesionarte con bajar el precio al máximo a los bienes más básicos.
  4. Porque son la prueba viviente de que sus acusaciones contra "el sistema" son absurdas. Ni Roig ni Ortega son ricos de familia. Algo más la del valenciano (sus padres tenían una pequeña cadena de carnicerías) ni de cerca el leonés-gallego. ¿Dónde están las grandes sagas que se atrincheran en la riqueza, ayudadas por su poder económico y político? Pues, para empezar, el éxito de estos dos empresarios nos dice que tan poderosas... no son. Zara ha expulsado del mercado a marcas con mucha más solera y con grandes familias detrás. Mercadona ha arrasado en un sector dominado hasta su llegada por las grandes multinacionales (Carrefour, Alcampo, Dia, Spar, Hipercor). Y no, a la izquierda no le gusta que el pequeño gane porque, también aquí, su discurso se derrumba.
  5. Porque pagan bien. En la nota de prensa con la que presentaba los resultados, Mercadona informaba de que en 2024 creó "más de 6.000 nuevos puestos de trabajo (4.300 en España y 1.700 en Portugal)", para un total de más de 110.000 empleados. Tampoco les gusta nada la factura fiscal de Mercadona: más de 3.000 millones el pasado año sumando todos los conceptos. Por si todo esto fuera poco, la empresa valenciana ha subido este año el salario de sus empleados un 8,5% de media ("más de 5 puntos por encima del IPC de España y Portugal". Y les ha pagado un "variable (prima) de 700 millones de euros por objetivos que va ligada a los beneficios de la compañía. Un trabajador con más de 4 años de antigüedad ha recibido el 1 de marzo de este año 6.000 €/brutos, correspondiente a 3 mensualidades en variable". Y no, esto no les gusta nada. La izquierda no quiere empresarios exitosos y que pagan bien a sus empleados (cualquiera sabe que los sueldos en Mercadona están muy por encima de la media del mercado). Lo que quiere es la caricatura del tipo gordo, con sombrero de copa y puro: cuando le quitan esa caricatura, como los niños pequeños, entran en modo rabieta.
  6. Porque no piden perdón. Y dan ejemplo, como ha hecho Roig tras la DANA o hace Ortega con continuas donaciones millonarias. De hecho, ni siquiera se meten en trifulcas políticas. Ni les contestan. Les ignoran. Por eso se enfadan todavía más. Les gustaría entrar en una confrontación directa, pero es que Roig u Ortega pasan de ellos. Están demasiado ocupados pensando en los que visitan sus tiendas como para hacerlo en Belarra, Montero o Iglesias (la paradoja es que también ellos, probablemente, sean sus clientes... eso sí, sin preguntarse a sí mismos por qué).

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