Menú
Jesús Colmenares

Duisenberg nos hace la Pascua

La misión del Banco Central Europeo (BCE) es controlar los precios, no arreglar los desaguisados de la Bolsa. El presidente del BCE, Wim Duisenberg, prefiere hacernos sufrir durante esta Pascua, antes de rebajar los tipos de interés y dar un alivio a la maltrecha economía europea, porque es una ocasión ideal para mostrarse austero y ganarse la reputación de economista serio.

El peligro en la Europa del euro es la inflación, según los economistas del BCE, no el hecho de que la confianza empresarial esté cayendo en prácticamente toda la eurozona y que la desaceleración que sufre Estados Unidos deje sentir sus primeros ecos en el viejo continente. Pero para entender por qué el BCE ha decidido no tocar los tipos de interés la semana pasada, voy a repasar los principales datos que ha sopesado Duisenberg el último jueves de marzo.

Los órganos de decisión del banco central necesitan más pruebas de que la inflación está bajo control para rebajar el tipo de interés central, actualmente en el 4,75%, y es muy posible que las tengan antes de Semana Santa.

El banco europeo se ha quedado solo en el mundo en medio de una corriente global de menores tipos de interés para relanzar a las principales economías mundiales: tanto Estados Unidos como Japón han sido bastante más agresivos, con tres rebajas consecutivas de la Reserva Federal y tipos cercanos a cero en Japón. Todo ello para ahuyentar al fantasma de la recesión que ha empezado a asomar después de una década de continuo crecimiento en Estados Unidos y que amenaza con reactivar el periodo de recesión que le costó la presidencia nada menos que al padre del actual inquilino de la Casa Blanca.

El BCE se suele fijar en la evolución de la masa monetaria y las cifras, conocidas poco antes de la decisión de no mover los tipos de interés, muestran que en Europa el dinero circula con alegría. Esto pone en peligro la contención de precios porque todos solemos gastar más con la bolsa llena que a final de mes. Los economistas apuestan por una reducción de los tipos de interés en Europa en la próxima reunión del órgano de decisión del BCE, el once de abril. Entonces, se supone, las autoridades de Fráncfort contarán con mayores pruebas de que la inflación está bajo control y que la floja actividad de las empresas las alejará de la tentación de subir los precios de sus productos.

La primera víctima del mantenimiento del precio del alquiler del dinero ha sido el euro, que ha bajado a mínimos de los últimos tres meses frente al dólar. Este hecho ha sucedido no porque unos tipos altos sean enemigos de la divisa, sino porque la tardanza en estimular la economía bajándolos puede dañar las expectativas de crecimiento de la eurozona y por tanto alejar a los inversores extranjeros. Parece, sin embargo, que otros mercados como la Bolsa han dado un respiro al BCE, porque la reacción a la prudente decisión de Duisenberg ha sido más bien de subidas, como si el consenso de los agentes hubiera descontado totalmente que no había que esperar otra cosa, dadas las circunstancias. En el mercado de futuros sobre los tipos de interés se observa claramente la apuesta por la reducción de en el segundo trimestre: el contrato de junio sitúa el tipo central en el 4,28 por ciento, lo que supone que para entonces el BCE debería haber relajado su política monetaria en el equivalente de medio punto.

Mientras tanto, los datos siguen confirmando uno a uno la impresión de que el crecimiento en Europa no será tan fuerte en 2001 como el año pasado y que la confianza empresarial está necesitada de buenas noticias para recuperarse. La confianza empresarial en Francia volvió a bajar por quinto mes consecutivo en marzo y se encuentra ahora en valores de octubre de 1999: curiosamente comparable al comportamiento de la Bolsa. La inflación en la eurozona se situó en el 2,6 por ciento en febrero, seis décimas por encima del objetivo del BCE del dos por ciento, y, lo que es peor, superando también el 2,4 por ciento de enero, mientras que la masa monetaria creció al 4,7 por ciento, ligeramente por encima del tope del 4,5 por ciento.

Algunos economistas opinan que lo peor ha pasado ya y que estas cifras de inflación están reflejando los inusitados precios del petróleo, que ya han bajado en los mercados internacionales, y fenómenos pasajeros como la subida de precio de algunos alimentos debido a las crisis del ganado. Este razonamiento es el que lleva a una mayoría de economistas a apostar por una próxima reducción de los tipos de interés por parte del BCE en la siguiente reunión de su Consejo, teniendo en cuenta, además, el fuerte peso que tiene Alemania en la economía de los doce países del euro. El crecimiento de la economía alemana fue sólo del 1,9 por ciento en el último trimestre del año pasado, el ritmo más bajo de los últimos 18 meses, mientras el consumo privado y las inversiones no salen del letargo.

Mientras esperamos un recorte de tipos, no hay que olvidar que esta medida sería bien recibida por los mercados europeos, pero desde luego para la economía española no nos traerá más que nuevas presiones sobre unos precios sobrecalentados debido sobre todo a que el sector de servicios sigue siendo más inflacionista que en el resto de Europa. Pero esto lo veremos en otra ocasión. Por ahora, es tiempo de arrepentimiento por los pecados cometidos en la alegría del gasto y en el crecimiento exuberante de las Bolsas y de espera de la penitencia en estas fechas tan propicias.

En Libre Mercado

    0
    comentarios