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Jesús Colmenares

La moda cotiza al alza

La salida a Bolsa del grupo Inditex ha puesto de moda entre los inversores el sector de confección, y las cotizaciones de Cortefiel y Adolfo Domínguez se han convertido por unos días en los nuevos “blue chip” del mercado. Los inversores han descubierto que estas dos empresas de confección españolas resultan baratas comparadas con su principal rival español y con las de otros países y se han apuntado a renovar su vestuario, aunque sólo sea en sus carteras de inversión.

Además, la salida a bolsa de la marca Zara puede ser el revulsivo que muchos desean para olvidar el mal sabor de boca que han dejado las fracasadas colocaciones de Telefónica móviles y de Iberia. Cortefiel subió el cinco por ciento y Adolfo Domínguez el dos y medio el mismo día en que se supo que la oferta de venta del 26 por ciento de la empresa de Amancio Ortega había conectado con el gusto del público y contaba con el respaldo mayoritario de los inversores.

Salen a bolsa 2.400 millones de euros en acciones, 400.000 millones de pesetas, cubiertos completamente por la demanda de inversores en el primer día de la operación. Las entidades financieras que participan en la colocación opinan que hay un tremendo interés por parte del público y la única duda que se les plantea es si la empresa gallega será capaz de mantener su ritmo actual de crecimiento en el futuro.

Como buenos gallegos, los de Inditex no se quieren pronunciar demasiado claramente sobre el futuro, ya que las ventas han crecido el 27 por ciento y los beneficios el 30 de media desde 1998, muchos más deprisa que el resto de los sectores. Inditex tiene 1.080 tiendas y planea abrir entre 150 y 200 más este año para sus marcas Zara, Massimo Duttti, Pull and Bear, Bershka y Stradivarius, con lo que cuenta con 67.000 millones de pesetas anuales para su expansión nacional e internacional, sobre todo en Europa. Además, Inditex planea abrir entre 20 y 24 tiendas en España y Portugal de su sexta marca y primera de corsetería, Oysho, como laboratorio para su posterior expansión a mayor escala, si tiene éxito.

Se cumple así el sueño de un modesto empresario de confección, Amancio Ortega, que empezó a vender lencería hace 38 años y hoy puede convertirse en uno de los hombres más ricos de España.

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