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Jesús Colmenares

Iberia aterriza en el parqué

Iberia vale 3.846 millones de euros: 7,8 euros por acción en la operación de salida a Bolsa prevista para la primera quincena de abril. Los socios de referencia de la compañía de bandera española conseguirán jugosas plusvalías con la operación y verán recompensada su entrada hace un año en el núcleo duro: entonces, el Estado vendió el 40 por ciento de la empresa según este reparto: Caja Madrid, 10%; British Airways, 9%; BBVA, 7,3%; Logista, 6,7%; El Corte Inglés, 3%; Ahorro Corporación, 3%; American Airlines, 1% y los empleados de la empresa, un 6,1%.

El 53,9% restante sigue en manos del Estado: nuestros cálculos, teniendo en cuenta el número de acciones que van a salir a la venta y el valor de Iberia, nos dan un precio de salida de 7,8 euros (1.300 pesetas), que podría bajar a 7,5 euros para el tramo particular. El Estado destinará un porcentaje que oscila entre el 45 y el 55 por ciento de la colocación para particulares. Entre el 15 y el 25 para los fondos de inversión españoles, mientras que el 25 y el 35 se lo repartirán los fondos extranjeros.

España vende su compañía de bandera para ajustarse a la política de la Unión Europea para abaratar el coste de los vuelos aéreos, aumentando la competencia, pero también porque la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) tiene prisa por realizar esta operación este año para poder cumplir con sus previsiones presupuestarias. Desde hace dos años, la salida a Bolsa de Iberia se ha anunciado y retrasado en cinco ocasiones, porque las condiciones del mercado no eran adecuadas. La última vez, la Bolsa cayó de forma espectacular durante el segundo semestre del año, mientras el precio del petróleo se disparaba.

Iberia prevé unas ventas de 3.700 millones de euros este año, pero el beneficio bruto había bajado un 4,3% en 2000, hasta 180 millones de euros, tras la subida del precio del combustible y del dólar, frente a 188 millones de euros ganados en 1999. En aquel año, los beneficios brutos ya habían bajado el 52 por ciento tras la larga huelga de los pilotos, la subida del precio del combustible y la congestión de los aeropuertos españoles.

Iberia planea ganar 922 millones de euros, con una facturación de 18.000 millones de euros, entre 2000 y 2003: es parte del atractivo que “venderá” en la publicidad para conquistar el favor del público. La compañía aérea quiere salir del bache con un aumento del 15 por ciento de los vuelos entre las ciudades europeas y el 10 por ciento en las latinoamericanas, y así mantener su liderazgo en esas dos zonas ante la mayor competencia, mientras conserva el control del 78 por ciento del mercado español. Estos planes de crecimiento son muy ambiciosos: Air France quiere crecer el 7 por ciento anual, que ya es el doble de la media del sector.

La operación de salida a Bolsa se ha acelerado al fracasar el proyecto de compra de Air Europa por parte de Iberia después de 80 días de negociación: la tercera empresa aérea española está situada después de Spanair y veía con buenos ojos la llegada de un socio sólido, ante los rumores de sus dificultades. El presidente de Air Europa, Juan José Hidalgo, mantiene sus lazos con el núcleo central del Partido Popular en Valladolid y algunos miembros del partido en el gobierno apoyaban el proyecto con presiones políticas sobre Iberia para realizarlo cuanto antes.

Sin embargo, la operación fracasó porque los accionistas del sector financiero BBVA y Caja Madrid rechazaron la compra de Air Europa a un precio demasiado alto: se ofrecían 30 millones de euros y el 10 por ciento del capital de Iberia. Iberia podría haber llegado a ser, con esta operación, la duodécima empresa de aviación comercial del mundo y la quinta de Europa, con 276 aviones, lo que veía con buenos ojos British Airways, el socio de Iberia, deseoso de aumentar aún más su parte del mercado europeo.

La apertura de este mercado no preocupa a Iberia, porque su clientela natural es latinoamericana, pero la liberalización de los cielos encierra una lucha a muerte por la supervivencia: las tarifas en Europa siguen siendo entre el 20 y el 30 por ciento más caras de lo que deberían ser si hubiera plena competencia. La situación de Iberia puede ser imitada en otros países europeos, como en Portugal, donde el gobierno busca socios de referencia para vender parte de las acciones de TAP, porque necesita una inyección de dinero para salir adelante y quiere evitar ser absorbida por Swiss Air.

Mientras tanto, Air France ha informado de que sus beneficios se han estancado en 2000, mientras que Lufthansa y British Airways siguen creciendo en ganancias más de lo previsto. En Italia, el gobierno quiere que Alitalia entre en beneficios y está buscando un socio de referencia, tras el fracaso de las negociaciones con Air France y Swiss Air y el anuncio sorpresa del cambio de pareja con la holandesa KLM.

El comportamiento en Bolsa del sector aéreo europeo ha sido aceptable, dentro de la caída general del mercado, con una subida del 4,4 por ciento en los últimos seis meses, pero Alitalia ha bajado el 1,4 por ciento en ese período. La belga Sabena ha caído bajo el control de Swiss Air: la número ocho de Europa no ha dejado de perder dinero en la última década. En cuanto a la alemana Lufthansa, sigue en posición de fuerza y quiere llegar a un acuerdo con los pilotos que piden un aumento de sueldo de nada menos que el 35 por ciento, antes de lanzarse a operaciones mayores.

En todo caso, el transporte aéreo crece a una media del seis y medio por ciento anual, lo que permite pensar que la operación de salida a Bolsa de Iberia será un éxito, si el mercado confirma la recuperación este trimestre.

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