La Asociación Madrileña de la Empresa Familiar carga contra la estrategia tributaria del gobierno de Pedro Sánchez y denuncia su obsesión recaudatoria. Mediante un informe elaborado por Luis Manuel Alonso González, Catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Barcelona, la organización denuncia que el Ejecutivo de coalición entre PSOE y Podemos sigue insistiendo en subir impuestos pese a que se han acreditado importantes ineficiencias de gasto en los presupuestos que alcanzan los 60.000 millones.
El estudio de AMEF recoge un total de 99 observaciones críticas con los planes de Hacienda. De ellas, cabe destacar las siguientes cinco.
La realidad del esfuerzo fiscal
AMEF recalca en su trabajo que el gobierno insiste en elevar la presión fiscal hasta situarla en el 43% del PIB, el promedio de la Unión Europea, pero esta métrica no toma en cuenta distintas cuestiones, como el hecho de que tenemos una renta más baja que nuestros socios, una tasa de paro dos veces más elevada y una economía sumergida de mayor tamaño. En cambio, cuando comparamos la presión fiscal con la renta media, encontramos que el sacrificio tributario asumido por los españoles es un 44% mayor que el de los alemanes (#1).
La escasa recaudación de Patrimonio
El autor del trabajo centra el tiro en la imposición patrimonial y denuncia que la suma conjunta de los gravámenes de Patrimonio y Sucesiones/Donaciones apenas generó 1.500 millones de euros en 2019. El caso de Patrimonio es llamativo, puesto que PSOE y Podemos insisten en que esta figura impositiva tiene más recorrido, pero su peso recaudatorio es del 0,09% del PIB y ya no hay ningún otro país que aplique un tributo así en el resto de la Unión Europea. De modo que mantener un gravamen así se antoja como un enorme sinsentido (#2).
Sucesiones/Donaciones, un tributo que va a menos
Algo parecido ocurre con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, cuyo impacto fiscal no llega más que al 0,5% de todo lo recaudado en España, motivo por el que muchos países de la OCDE han abolido este gravamen. De hecho, en aquellas economías avanzadas que siguen manteniendo este impuesto, su peso sobre los ingresos totales se ha reducido un 50% durante las últimas décadas (#3).
Nuevas medidas de asfixia fiscal
El estudio también llama la atención sobre las figuras impositivas que estudia el gobierno, asesorado por el "grupo de expertos" que elaboró su propuesta de reforma fiscal. Entre las medidas sugeridas por dichos autores aparece un posible impuesto sobre los billetes de avión, un hipotético tributo sobre la extracción de áridos, un supuesto impuesto sobre fertilizantes nitrogenados, una suerte de impuesto aplicado sobre las emisiones contaminantes causadas por los grandes complejos industriales, la conjetura de un tributo sobre la extracción de recursos hídricos… Además, se plantea la instauración de una nueva tasa por ocupación del dominio público como consecuencia de la entrega a domicilio de paquetería, así como un tributo asociado a la congestión del tráfico y la movilidad. En total, siete nuevos gravámenes que están encima de la mesa de la ministra de Hacienda (#4).
El infierno tributario valenciano como ejemplo
Ante semejantes circunstancias, AMEF pide valorar "el grado de confiscatoriedad del sistema fiscal, analizándolo por entero. El tipo máximo del IRPF puede llegar a ser del 54%, pero es que el tipo general del IVA alcanza el 21%. A ello habría que sumar los Impuestos Especiales o las cotizaciones sociales. Nos sale una tributación global superior al 60% o 70%. Y, además, es posible que estos contribuyentes valencianos paguen también un Impuesto de Patrimonio o un Impuesto de Sucesiones/Donaciones" (#5).