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La nefasta carta de presentación económica con la que Sánchez acude al debate sobre el estado de la nación

La incertidumbre económica, la tormenta inflacionista y los fracasos de las políticas elegidas complicarán que el Gobierno pueda presumir de algo.

La incertidumbre económica, la tormenta inflacionista y los fracasos de las políticas elegidas complicarán que el Gobierno pueda presumir de algo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acudido este lunes mañana a la residencia del embajador de Japón en España para firmar en el libro de condolencias por el asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe | EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega este martes al debate sobre el estado de la nación con la economía española notablemente deteriorada y en riesgo de recesión. A pesar de que esta cita tiene carácter anual, desde hace siete años no se celebraba en el Congreso de los Diputados un evento de estas características. El último lo protagonizó Mariano Rajoy en 2015 con Sánchez en la oposición.

La teoría dice que el objetivo de este debate es abordar la política llevada a cabo por el Gobierno, aunque lo habitual es que el Ejecutivo de turno utilice su tiempo para presumir de las bondades de su gestión, mientras la oposición se dedica a cargar contra cada una de sus medidas. La parte económica suele ocupar uno de los papeles principales de la convocatoria y el Gobierno suele guardarse una batería de anuncios con los que publicitarse en esta materia. Todo apunta a que Sánchez cumplirá el guion.

Sin embargo, la incertidumbre económica, la tormenta inflacionista y los fracasos de las políticas elegidas por el PSOE y Podemos para hacer frente a la mayor crisis económica del periodo de paz complicarán que Sánchez pueda sacar pecho de su bagaje. A continuación, la maltrecha carta de presentación económica con la que el líder del PSOE pasa revista hoy.

Un agónico PIB

El fantasma de la recesión sobrevuela España. Sin embargo, aunque el PIB no llegase a registrar próximamente los temidos dos trimestres consecutivos de caídas (la definición técnica de recesión), no hay que perder de vista que la debilidad de la economía es de tal calibre que nuestro país continúa en la cola de la recuperación de Europa. Tan rezagada está nuestra economía, que el Banco de España cree que el PIB no alcanzará los niveles prepandemia hasta finales de 2023.

De hecho, hace escasas semanas, el INE hundía todavía más el crecimiento del PIB en el inicio de año, lo que enfadó sobremanera al Gobierno, que hasta forzó la dimisión del presidente de esta institución. Según estadística, el PIB apenas creció un 0,2% entre enero y marzo influido por el consumo de las familias, lo que supone una décima menos que el dato adelantado por el propio organismo que ahora Sánchez pretende controlar.

Nueva tromba de rebajas económicas

Aunque a la ministra económica, Nadia Calviño, no le quedó más remedio la semana pasada que abandonar su optimismo exacerbado y avisar de que los próximos trimestres "serán complejos" en materia económica, el Ejecutivo tiene establecido un crecimiento del PIB para este año del 4,3% (en abril tuvo que recortar esta cifra desde el fantasioso crecimiento del 7% que prometía).

Sin embargo, una larga lista de organismos y casas de análisis ya han rebajado sus expectativas por debajo de la nueva previsión del Gobierno. Por ejemplo, el Banco de España vaticina un crecimiento de apenas el 4,1%, justo igual que la OCDE o S&P.

La inflación rompe el 10%

El IPC es otro de los indicadores donde más han fallado los pronósticos gubernamentales, con la ministra de Economía, Nadia Calviño, a la cabeza. Tanto es así, que desde que la escalada de precios comenzara a dar las primeras señales de alerta en la economía, Calviño no ha parado de equivocarse con su evolución.

La última de la profecías fracasadas de la ministra sobre el futuro de la inflación se confirmó con el IPC de junio. La inflación rompió la barrera del 10% en el sexto mes del año, lo que contrastaba con las afirmaciones de Calviño que aseguraba en abril que la subida de precios había alcanzado su pico en marzo y que su previsión era que el IPC fuera "desacelerándose" en los próximos meses. Grave error.

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Aunque el dato de inflación de junio ya es suficientemente alarmante, si tenemos en cuenta que la inflación subyacente sigue al alza y sin freno (que es la variable que excluye a los alimentos no elaborados y la parte energética, es decir, los componentes más volátiles del IPC) vemos que el incremento generalizado de los precios en todas las actividades económicas del país se ha cronificado. Por tanto, esto demuestra no sólo los desaciertos del Gobierno con sus pronósticos, sino también la ineficacia de sus medidas a la hora de contener lo precios.

La luz supera los 300 euros

El mejor ejemplo del fracaso de estas medidas es la llamada excepción ibérica, un mecanismo con el que el Gobierno prometía que el precio de la electricidad iba a abaratarse entre el 30 o el 40%. Después, tuvo que rectificar y decir que la rebaja estará más bien entre un 15 y un 20%. Es decir, la mitad de lo anunciado.

Sin embargo, este proyecto estrella del Gobierno para combatir la inflación ni siquiera ha logrado abaratar la luz del precio que abonaban los consumidores justo antes de su entrada en vigor. Así, este martes los clientes pagarán la friolera de 303,07 euros por megavatio hora, mientras que hace casi un mes del estreno abonaban 214 euros.

El precio de la luz para los clientes de tarifa regulada vinculados al mercado mayorista no superaba la cota de los 300 euros/MWh desde el pasado 10 de marzo, la misma semana en la que se alcanzó el récord de la serie histórica y que tuvo lugar el pasado 8 de marzo con 544,98 euros/MWh. Los elevados precios del gas explican este fiasco gubernamental.

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Líderes en paro

A la cocina estadística del Gobierno con los datos del paro, que están dopados con una creación de empleo público sin precedentes y que sacan de las listas del Inem a los fijos discontinuos o a los ERTE aunque no trabajen, hay que sumarle que España es el líder de la Unión Europea en paro. Con una tasa del 13,1%, las cifras de nuestro país duplican la media comunitaria por encima de Grecia. Nada que celebrar.

Deuda, déficit y gasto público

Sánchez llega al debate sobre el estado de la nación con unas cuentas completamente descabaladas. Tanto es así, que la deuda pública ha marcado un nuevo récord y alcanzó a finales de marzo de 2022 un saldo de 1,45 billones de euros (117,7% sobre el PIB).

Por el lado del gasto, para este 2022, Hacienda dio luz verde a un techo de gasto de 196.142 millones de euros, por encima del récord aprobado para 2021. Para 2023, las intenciones del Gobierno de apretarse el cinturón brillan su ausencia, sobre todo, si tenemos en cuenta el roto que hará en los Presupuestos la promesa de actualizar las pensiones con la inflación o la revalorización del sueldo de los funcionarios todavía en discusión.

Gracias la récord recaudatorio que le está proporcionando a Hacienda la inflación, el Gobierno reducirá el déficit este año, pero solo hasta el 5% (según la OCDE y el propio Gobierno), uno de los agujeros más graves de los países desarrollados y muy por encima del 3% que marcan los objetivos de Estabilidad de Bruselas todavía suspendidos.

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