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La UE entra en pánico recaudador: su plan energético pretende extender el impuesto a las eléctricas a las petroleras

El documento de Bruselas señala que "es oportuno redistribuir parte de los ingresos obtenidos por las empresas".

El documento de Bruselas señala que "es oportuno redistribuir parte de los ingresos obtenidos por las empresas".
Ursula von der Leyen | EFE

La UE sigue adelante con su plan energético. Y, lejos de incentivar de forma clara la generación de más energía nuclear o por medio de combustibles fósiles, o de lanzar rebajas fiscales para ayudar a las familias y empresas a capear la crisis energética, Bruselas parece empeñada en sumarse a la ola recaudatoria lanzada por Pedro Sánchez. De hecho, tras descalificar el impuesto español a las energéticas, da toda la sensación de que, realmente, lo que busca es liberar ese hueco imponible para aplicar la UE un nuevo catálogo de impuestos verdes coordinados desde Bruselas. El texto, así, reclama aplicar los impuestos a los supuestos "beneficios caídos del cielo" a las petroleras, que, obviamente, trasladarán por un lado u otro, ese coste a los consumidores finales.

El documento de Bruselas, que ya tiene la forma de borrador de propuesta, señala que "los altísimos precios de la energía a los que se enfrentan actualmente los consumidores generan beneficios económicos muy elevados no solo para los generadores de electricidad con costes marginales más bajos, sino también para las empresas de los sectores del petróleo, el gas, el carbón y las refinerías".

Según Bruselas, "estas ganancias se deben principalmente a factores de mercado externos favorables causados ​​por la guerra rusa y no por los propios esfuerzos o inversiones de las empresas". La UE señala que "estos altos precios de la energía crean dificultades para los hogares y las empresas de la UE, aumentan la inflación y las medidas de apoyo necesarias elevan el gasto público". Y que, por lo tanto, "es oportuno redistribuir parte de los ingresos obtenidos por las empresas de los diferentes sectores energéticos, como consecuencia de estas circunstancias excepcionales, para paliar las dificultades de los consumidores de energía y de la sociedad en general".

La Comisión, de este modo, lanza la idea de una extensión de impuestos verdes a estos sectores con el teórico fin de usar esos recursos recaudados en un paquete de ayudas: "Dicha redistribución puede lograrse mediante diferentes instrumentos, dependiendo de las circunstancias del sector, con el fin de poner estos fondos a disposición de los consumidores o proyectos para fortalecer la autonomía energética de la Unión, incluida la posibilidad de que los Estados miembros canalicen partes de la contribución a fondos de la Unión, con espíritu de solidaridad, si así lo deciden, o utilizarlos sobre la base de acuerdos entre los Estados miembros".

El documento explica que "los precios del gas y la electricidad alcanzaron niveles récord en 2021 y alcanzaron máximos históricos tras la invasión rusa de Ucrania. Durante el año pasado, los precios de la electricidad en Europa aumentaron rápidamente a un nivel mucho más alto que en las últimas décadas. Esta dinámica está intrínsecamente ligada al alto precio del gas, que aumenta el precio de la electricidad producida a partir de centrales eléctricas de gas, que a menudo se necesitan para satisfacer la demanda".

Pese a esa afirmación, lo cierto es que admite que, en contra de lo que defiende Pedro Sánchez, "los precios comenzaron a aumentar rápidamente" el verano del año pasado "cuando la economía mundial se recuperó después de que se aliviaron las restricciones de COVID-19" y, "posteriormente, la invasión de Rusia a Ucrania ha exacerbado esta situación". Es decir, que una buena parte de la subida de los precios no está provocada por el ataque de Rusia a Ucrania.

La UE alerta de que "se espera que los precios de la energía se mantengan altos debido a la incertidumbre en el mercado después de una serie de interrupciones en el suministro de gas que sólo pueden explicarse por un intento deliberado de Rusia de utilizar la energía como arma política". Y afirma que "las interrupciones adicionales del suministro de gas ruso a la UE en las próximas semanas o meses pueden provocar niveles aún más altos de precios del gas con efectos claros en nuevas alzas del precio de la electricidad, el nivel de inflación, la estabilidad financiera y macroeconómica general de la UE y con impacto en los ciudadanos.

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