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Vuelve el absurdo de la hucha de las pensiones: explicamos lo inexplicable del Fondo de Reserva

El Estado le enviará 50.000 millones a la Seguridad Social, pero al mismo tiempo nos dicen que este organismo ahorrará 3.000 millones cada año.

El Estado le enviará 50.000 millones a la Seguridad Social, pero al mismo tiempo nos dicen que este organismo ahorrará 3.000 millones cada año.
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, durante el pleno del pasado miércoles en el Congreso de los Diputados. | EFE

La primera parte del Estado español (la Administración Central) enviará cerca de 50.000 millones de euros a la segunda parte del Estado español (la Seguridad Social).

Luego, la segunda parte del Estado cogerá 3.000 de esos 50.000 millones y los guardará en una partida que llama Fondo de Reserva (los periodistas, más poéticos, lo denominamos "hucha de las pensiones").

Una vez dentro del Fondo de Reserva, es muy posible que la segunda parte del Estado (Seguridad Social) termine comprando deuda de la primera parte del Estado (deuda emitida por el Tesoro español).

Así que el Estado español tendría ahorrados unos activos por si acaso un año las cosas se complican desde un punto de vista presupuestario... pero esos activos en realidad serían bonos que se debe a sí mismo.

Parece todo un juego de palabras. Suena a cuando Groucho Marx leía aquello de "la parte contratante de la primera parte". Pero es estrictamente cierto. La única duda reside en el cuarto punto: dónde se invertirá a partir de ahora el Fondo de Reserva. Si fuera en deuda no española o en otro tipo de activos, la hucha podría tener algo de sentido. Incluso así, el mensaje que nos venden no sería cierto. Pero hay motivos para dudar de todo, porque lo que planteamos (invertir toda la hucha en bonos del Tesoro) fue lo que ocurrió la primera vez.

La vuelta de la hucha

En los Presupuestos Generales del Estado para 2023 (PGE2023), una de las noticias de las que más se ha hablado es de la vuelta de la famosa hucha de las pensiones. Tras los años del PP en los que, nos dicen, "se vació" la hucha (se usó para pagar las pensiones cuando no había dinero; ¿para qué creían que era?), el ministro José Luis Escrivá asegura que la estabilidad a medio plazo de nuestro sistema de pensiones estará asegurada porque volveremos a llenarla.

Por eso, ahora tenemos un "Mecanismo de Equidad Intergeneracional" (MEI) (un nombre precioso y muy político). Qué se esconde detrás de cada nuevo anuncio y denominación. Veamos:

¿Cuánto dinero enviará la Seguridad Social al Fondo de Reserva? 2.957 millones de euros

¿Estaba vacía la hucha? No, pero casi. Según el informe que cada año envía la Seguridad Social a las Cortes, en la hucha de las pensiones quedaban, a finales de 2021, activos por valor de 2.138 millones

Cómo se había llegado a esa cifra: dotaciones de 53.601 millones; rendimientos de los activos en los que invirtió el Fondo de 28.874 millones; disposiciones de 80.337.

Esos 80.337 millones fueron el dinero que se sacó del Fondo en los años malos, cuando la crisis de deuda soberana golpeó a nuestro país (entre 2011 y 2018). Se suponía que para eso estaba la hucha. Del mismo modo, el nuevo Fondo (no es nuevo, pero se entiende la expresión) debería ejercer de colchón a partir del año 2032. Es decir, a partir de ese año, se vaciará.

Si la Seguridad Social envía dinero a la hucha, ¿eso es porque tiene más ingresos que gastos? Ni de broma.

Lo midamos como lo midamos, incluso si tomamos sólo el gasto en pensiones contributivas (166.777 millones), la Seguridad Social no tendría suficiente con lo que recauda por cotizaciones sociales (152.075 millones y a esto habría que restar los 2.793 de recaudación finalista del MEI).

Como, además, los gastos del organismo no se ciñen sólo a las pensiones contributivas, el déficit real es mucho mayor. ¿Cuánto? Como explicamos en su momento, no hay una forma objetiva y cerrada para determinarlo. Entre 18.000 y 50.000 millones podemos decidirlo cada uno de nosotros: depende de qué partidas incluyamos en la cuenta y eso es un criterio político.

¿Y por qué, entonces, el ministro asegura que el déficit está bajando e incluso se ha marcado como objetivo cerrar el agujero presupuestario del organismo en unos meses? Porque se ha decidido, con un criterio político tan válido o no válido como cualquier otro, que la Administración Central envíe casi 39.000 millones a la Seguridad Social.

Hay otra cifra que servirá para explicar el extraño juego en el que estamos metidos a mitad de camino entre lo propagandístico y lo presupuestario: además de los 38.904 millones en transferencias de la Administración Central a la Seguridad Social, los PGE2023 incluyen un préstamo de esa misma Administración Central a esa misma Seguridad Social por valor de 10.004 millones de euros.

¿Y por qué no enviar directamente 49.000 millones en transferencias desde la caja del Ministerio de Hacienda a la Seguridad Social y dejarnos de préstamos que no se pagarán nunca? Otro misterio de los PGE-2023. Siguiendo criterios parecidos se podría haber llegado a todo tipo de soluciones diferentes:

  • La Administración Central no manda ni un euro a la Seguridad Social y el déficit de este organismo sería de 38.904 millones de euros más abultado del que figura en los PGE-2023
  • La Administración Central manda en concepto de transferencia 48.908 millones a la Seguridad Social, sin préstamo ni nada: el organismo presentaría unas cuentas saneadas
  • Cojan ustedes cualquier otra cifra entre 0 y 48.908; también podría sería válido. El criterio para determinar las transferencias al organismo es político

La cuestión de fondo no varía en ningún caso. Las obligaciones de pago del Reino de España son las mismas. Los ingresos también son los mismos. Y los conceptos por los que se abonan las prestaciones, también.

Si la Seguridad Social tiene déficit (e incluso tras este juego de las transferencias, lo tiene), ¿cómo puede enviar casi 3.000 millones de euros a la hucha? La explicación oficial hace referencia al MEI del que hablábamos antes. Que no es más que una cotización extra, del 0,6%, que se cobrará a todos los trabajadores para llenar la hucha. Una cotización, por cierto, que no genera derechos a futuro, porque es finalista: nos dicen que sólo sirve para ir que el Fondo de Reserva tenga activos disponibles a partir de 2032.

Es decir, nos imponen un coste extra en cotizaciones del 0,6% (0,5% en la cuota del empresario y 0,1% en la del trabajador), con el que se recaudarán casi 2.800 millones de euros. Y ese dinero, lo mandan a la hucha (en realidad, la aportación final al fondo será algo superior: 2.957 millones).

Cuando decimos que esto es un juego presupuestario es porque si uno tiene un déficit de 10 y dedica 3 a ahorro... en realidad ese ahorro es ficticio. Podría decir que tiene un déficit de 7 y no ahorra nada. O que tiene un déficit de 15 y ahorra 8.

Del mismo modo, cuando tu déficit o superávit dependen del dinero que te mande otro. Y los criterios por los que se envía ese dinero se fijan de manera arbitraria, tu déficit no es real. ¿Más bajo o más alto? Ni lo uno ni lo otro, depende de esos criterios arbitrarios.

Dicen que la hucha tendrá 3.000 millones extra el año que viene, pero podría tener 3.000 más (o menos), a cambio de que el déficit de la Administración Central subiera en la misma cantidad.

Y en 2032, qué pasará

¿Servirá la hucha para sostener las pensiones a partir de 2030? Tampoco.

Para responder a la anterior pregunta, lo primero es saber cuánto dinero tendrá acumulado el Fondo de Reserva en 2032. Partimos de la cifra prevista de recaudación para el año que viene 2.793 millones. Suponemos que esa cifra crece un 5% cada año. Y que los activos en los que invierte el Fondo logran una rentabilidad del 6% en la próxima década. Como vemos, estamos siendo más bien optimistas con los supuestos: pues bien, incluso así, en 2023 el Fondo no llegaría a los 50.000 millones de euros que ya tiene de déficit real (aunque no oficial) la Seguridad Social. Porque, como ya hemos visto, la suma de transferencias y préstamos del Estado está en 49.000 millones de euros.

Pero es que incluso si sólo tomamos la parte contributiva, las cuentas no salen: 50.000 millones en 2032 apenas cubrirían menos del 25% del gasto anual en este concepto. Es verdad que el Fondo no está para pagar todas las pensiones de un año. Pero si ahora mismo, en 2023, cuando la generación del baby-boom apenas está comenzando a jubilarse, las cotizaciones suman 17.000 millones menos que las pensiones contributivas... las cifras no encajan

Nota: podemos tomar como referencia 1957-60 para determinar los años de inicio del baby-boom en España. Como vemos, el impacto más importante en términos demográficos todavía no ha llegado. La marea de nuevos jubilados está comenzando a aparecer en las ventanillas de la Seguridad Social ahora mismo.

El resumen podría ser: siendo muy optimistas, tendremos 50.000 millones en la hucha en 2032. ¿Eso es mucho? ¿Poco? Pues según cómo evolucione el déficit contributivo en estos años, algo que dependerá de las cifras de empleo, evolución de los salarios, crecimiento, etc...

En cualquier caso, 50.000 millones, teniendo ya un déficit de 17.000 en la parte contributiva... vemos que mucho no cubre. Supongamos los números rojos no suben y que pagas todo el déficit contributivo con la hucha: en tres años (2035) vuelve a estar vacía y tienes el mismo problema.

¿Conseguirá el Fondo de Reserva un 6% de rentabilidad anual? Un reto complicado. Muchos gestores de fondos lo firmarían.

Aquí la clave es en qué va a invertir la hucha de las pensiones. En su primera vida, el Fondo comenzó comprando sobre todo deuda soberana de países de la Eurozona, pero con muy poco peso de la española. Aquello podía tener algo de sentido; el esquema se podía defender diciendo que si el Estado español pasaba por dificultades para afrontar todos sus pagos, podía tirar de la hucha para cubrir parte de la factura de pensiones.

Luego, cuando llegaron de verdad las tensiones a los mercados, se fueron vendiendo esos activos y el Fondo terminó invertido casi al 100% en deuda española. Para el Tesoro era un alivio, porque tenía un comprador que ayudaba en momentos en los que la colocación de la deuda no era tan sencilla. Pero desde un punto de vista contable, el argumento era casi circular: el Estado español en teoría ahorraba dinero para momentos de dificultades, pero ese dinero volvía al Estado en forma de compra de bonos; en el futuro, si había que tirar de la hucha, habría que vender esos bonos... pero quizás por esas mismas dificultades, su precio ya no sería el previsto. E incluso si su precio no caía, al final lo que tendríamos es deuda española en el mercado, lo que se podría conseguir sin hucha.

Lo explicamos con ejemplos prácticos, porque el tema es tan farragoso como importante:

  • Escenario 1: no hay hucha. En 2032, el Estado español necesita un aporte de 20.000 millones para pensiones. Sale al mercado e intenta colocar esos 20.000 millones con la emisión de bonos.
  • Escenario 2: hay hucha de las pensiones pero está invertida al 100% en deuda pública española. Si en 2032 el Estado español necesita 20.000 millones, ¿qué hará? Vender la deuda pública española en poder del Fondo en el mercado secundario.

Vemos que cambia el tipo de mercado: en un caso es deuda de nueva emisión y en otro es mercado secundario... pero la realidad no cambia: los activos que se colocan en el mercado son los mismos.

En cualquier caso, no queremos adelantarnos. No sabemos en qué estará invertida la hucha. Ahora mismo, según el informe del Fondo de Reserva al que aludíamos, los 2.138 millones que quedan están en la cuenta corriente del organismo. Ni un euro invertido. Intuimos que eso cambiará con la llegada de los fondos procedentes del MEI. Si el destino final es otro tipo de activos, podríamos estar en otro escenario:

  • Escenario 3: la hucha está invertida en otros activos (¿deuda soberana extranjera?, ¿bolsa?). En 2032, ante las dificultades para cubrir el déficit de las pensiones, el Estado español vende parte de estos activos y usa lo obtenido para tapar parte del déficit.

Este último escenario tendría algo de lógica. El debate no estaría cerrado, porque volveríamos a la pregunta central del artículo: qué sentido tiene guardar ahora para 2032, cuando YA estás en déficit. Es un poco como hacerse trampas a uno mismo. Pero podría tener un mínimo de sentido si uno piensa que las tensiones financieras a las que hará frente el Estado español en el futuro serán todavía más complicadas que las actuales, que el agujero de las pensiones será más grande y que el coste de financiación para el Tesoro será más elevado en 2032 que ahora.

Pero incluso así, lo que nos quieren hacer creer sobre la hucha no es cierto. No es cierto que la llenemos porque tenemos más ingresos que gastos; ni es cierto que la Seguridad Social esté cerca de cerrar su déficit (si lo hace, es porque se sacan partidas que antes pagaba); ni es verdad que las pensiones del futuro están garantizadas por la hucha. Todo lo demás es confuso, pero esto último, debería estar relativamente claro.

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