Corría el año 2010. El entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciaba una medida que no se había atrevido a tomar ningún político hasta entonces: congelar las pensiones. La quiebra de España estaba en juego, y Bruselas exigía al Gobierno socialista medidas para reducir el descomunal agujero del Estado. Zapatero decidía sacar la tijera con un colectivo electoralmente intocable.
Pero los recortes de Zapatero en materia de pensiones no se quedaron en la congelación. El PSOE, adalid de los derechos de los pensionistas, les iba a seguir traicionando con muchas más medidas. Así, en 2011, entraba en vigor la reforma del Ejecutivo socialista que contemplaba también varios tijeretazos por la puerta de atrás a los futuros jubilados. Eso sí, mucho más discretos.
Entre ellos, se introdujo el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años, que la jubilación anticipada sólo pudiera pedirse a partir de los 63 años o la ampliación del periodo de cálculo de la pensión desde los últimos 15 años hasta los 25 años actuales.
Este último cambio supuso un duro tijeretazo a todos los trabajadores que se han venido jubilando desde 2011. La razón es que en los primeros años de la carrera profesional lo normal es ganar menos salario. Luego, a raíz de que ese trabajador va cogiendo experiencia laboral, lo lógico es que su remuneración aumente. Por tanto, si en lugar de coger los últimos 15 años de cotización del empleado para el cálculo de su futura pensión, se cogen los últimos 25, al hacer una simple regla aritmética el resultado, es decir, la cuantía de la pensión media, será menor. En 2013, Mariano Rajoy también intentó recortar las pensiones por otras vías, pero no llegó a aplicarlo.
Escrivá va más allá que Zapatero
Pero esta semana, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha puesto encima de la mesa una nueva ampliación del período de cálculo de las pensiones como hizo Zapatero: elevarlo de 25 a 30 años. Tan agotadas como están las cuentas de la Seguridad Social, y con Bruselas pidiéndolo, no podemos decir que no sea necesario aplicar una medida similar, lo llamativo es que se hada desde la izquierda.
Tal y como ha calculado Libre Mercado a raíz del último informe del Banco de España sobre este asunto, pasar de 25 a 30 años como quiere el actual Gobierno supondría una estocada del 4,5% a esos futuros pensionistas aproximadamente (Escrivá plantea eliminar los dos peores años de cotización). Esto significa que, para una pensión media de 1.330 euros al mes, pasar a 30 años detraería 60 euros al mes a cada ciudadano cuando llegue el momento de su jubilación o, dicho de otra forma, serían 838 euros menos al año por pensionista en 14 pagas.
El informe del Banco de España también revela otro dato demoledor. Y es que, entre la estocada de Zapatero en 2011 y la que propone Escrivá estaríamos ante un recorte de más 1.800 euros al año por futuro jubilado en 14 pagas (133 euros al mes).
Golpe al futuro pensionista y prebendas al actual
Pero mientras Escrivá planea este mazazo a los actuales trabajadores y futuros jubilados, a su vez, se compromete a ligar la actualización de sus pensiones al IPC. Una vez adelantado el dato de inflación de noviembre hace unos días hemos sabido que la subida de las pensiones en 2023 será del 8,5%. La subida tendrá un coste aproximado de 13.700 millones de euros para los contribuyentes, una cifra similar a la que adelantó Libre Mercado en julio.
Así, el Gobierno se congracia con un colectivo que aglutina a más de 9 millones de votantes, que son los actuales jubilados, y a su vez, detrae recursos de las pensiones de los jubilados futuros sin que estos lo noten (con ampliación del período de cálculo). El truco perfecto.