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Daniel Rodríguez Asensio

Los bancos centrales aprietan contra la inflación: ¿ha perdido Powell la cabeza?

Los inversores ya descuentan que los tipos lleguen al 6% en EEUU, mientras que el BCE empieza a mostrarse más agresivo contra la inflación.

Los inversores ya descuentan que los tipos lleguen al 6% en EEUU, mientras que el BCE empieza a mostrarse más agresivo contra la inflación.
EFE

Esta semana se ha producido uno de los movimientos más importantes en relación con la evolución económica internacional. Jerome Powell, Presidente de la Reserva Federal (FED) ha hecho un discurso duro contra la inflación, y ha anunciado que están dispuestos a ir más allá de lo inicialmente previsto en 2023 en términos de política monetaria con el objetivo de luchar contra la lacra que es la subida generalizada de precios.

Es importante detenerse a evaluar lo que ha ocurrido. La FED no ha subido tipos, ni tan siquiera ha dibujado un marco claro de subidas de tipos para este año. Pero sólo el hecho de que su máximo responsable declare la guerra a la inflación ha servido para descontar un techo del 6% en los tipos de interés de referencia en Estados Unidos (ahora estaba en el 5%), para que los activos de riesgo (incluida la bolsa) sufran, y para que los principales índices relacionados con los tipos de interés, incluso en Europa (como el Euríbor) se haya disparado en tan solo unos días.

Esto de por sí es lo suficientemente relevante. Pero es importante desgranar lo que está ocurriendo para conocer lo que está por venir.

Primero: ¿Qué significa este anuncio de la FED? Tal y como han interpretado los mercados, que los tipos de interés van a subir más de lo esperado este año, que es muy probable que también reduzca el tamaño de su balance a un ritmo más rápido de lo esperado y, en definitiva, que lo que iba a ser un año de transición hacia una política monetaria de nuevo laxa probablemente se convierta en uno de los más agresivos en la lucha contra la inflación. No nos deben extrañar 4 (o incluso más) subidas de tipos de 0,5 puntos básicos en Estados Unidos para lo que queda de año, y una reducción del balance agresiva, aunque esa es más difícil de cuantificar.

La segunda pregunta que todos nos hacemos es: ¿Tiene Powell margen para llevar a cabo estas políticas, o es que ha perdido la cabeza? La situación actual en Estados Unidos, a pesar de las dudas que ha generado en los últimos meses, es la siguiente: es la economía desarrollada que más crece, el mercado de trabajo evoluciona mejor de lo esperado, y la inflación se mantiene estable, aunque en niveles que triplican el objetivo de la FED (en enero la inflación fue del 6,4%).

Por consiguiente, del doble objetivo que tiene la FED (inflación y evolución del mercado laboral) hay uno que está incumpliendo y, a pesar de la política monetaria ligeramente restrictiva del año pasado, el otro no da ningún síntoma de debilidad. Al menos, ninguno que no diera ya antes del cambio de política.

O, dicho de otra manera: mientras la evolución económica norteamericana (medida a través de sus indicadores macroeconómicos) no flaquee, la FED tiene carta blanca para seguir ejecutando la política monetaria que considere necesaria para reducir la inflación hasta los niveles objetivos. Y esto no es ningún invento de Powell: este doble objetivo, junto con su independencia, queda recogido en sus estatutos.

La última pregunta que queda es la siguiente: ¿Hay algún indicio que nos haga pensar que esto va a cambiar en los próximos meses?

En términos de mercado laboral es evidente que no: las peticiones de desempleo se han quedado por debajo de lo esperado por los analistas, las nóminas no agrarias también han registrado 100.000 más de lo esperado por el consenso, y la tasa de paro sube por un incremento en la actividad, que bien puede ser considerado un fenómeno consecuencia de un mayor optimismo por parte de los agentes económicos.

Los niveles de estrés financiero, por su parte, tampoco dan ninguna señal de alarma. En los meses de diciembre y enero, incluso se han reducido. En el mes de enero las quiebras empresariales se han disparado a niveles no vistos desde 2010. Pero ni eso, ni el elevado endeudamiento del sector privado (especialmente en crédito comercial) está teniendo un impacto relevante en la concesión de crédito ni en los indicadores de estrés financiero.

El gran punto débil de Estados Unidos es la demanda doméstica, muy afectada por la pérdida de poder adquisitivo y de riqueza. A la evolución de la renta variable hay que añadir la pérdida de riqueza financiera por parte de los hogares como consecuencia de la reducción en el precio e la vivienda que ya hemos analizado aquí.

Esto, junto con la elevada presencia de la financiación no bancaria y unos tipos de interés de la deuda pública (libres de riesgo) que están en máximos desde 2007, al menos en los tramos de medio plazo, como consecuencia del posible impago por alcanzar el techo de deuda que se puede desencadenar en el segundo semestre del año puede llevar a situaciones de restricciones de crédito en los próximos meses, aunque por el momento no hay ningún síntoma que haga pensar que la situación es ciertamente preocupante.

Europa: estanflación y peores perspectivas económicas

Esta semana también hemos conocido los datos macroeconómicos para Europa. El resultado del cuarto trimestre ha sido notablemente peor de lo esperado, con Alemania a la cabeza. El PIB de la Eurozona ha caído un -0,1% trimestral, mientras que Alemania lo hace al -0,4% (frente al -0,1% que preveían los analistas).

Los indicadores adelantados, por su parte, adelantan cierta estabilización económica como consecuencia de la normalización de los mercados energéticos, aunque, a diferencia de lo que analizábamos en enero, ahora ya no está tan claro que eso sirva para evitar la recesión técnica el segundo trimestre del año. Veremos.

En cualquier caso, que el Banco Central Europeo va a subir tipos lo demuestra el hecho de que el Euríbor ya está en el 4%, y que ya son muchos los miembros de esta institución que hablan claramente de que van por detrás de la curva. O, dicho de otra manera: si la FED podría ejecutar 4 subidas de tipos de medio punto este año, el BCE es muy probable que saque adelante 5/6 para tratar de ganarle terreno a la inflación.

En Europa el mercado laboral, en general, tampoco está sufriendo, pero hay una notable diferencia con respecto a Estados Unidos: el BCE no tiene el mercado laboral dentro de sus objetivos.

El sector financiero tiene más peso en Estados Unidos, y está más preparado para una situación de estrés financiero que el Norteamericano, por lo que la resistencia, en principio, debería ser mayor.

En cualquier caso, y viendo la evolución de los últimos meses, aún nos queda una larga travesía por el desierto para reducir la inflación y normalizar la situación. Difícilmente va a ser este año.

La FED se ha movido, y con ella el tablero económico mundial. De momento está consiguiendo su ansiado soft landing, hay que admitir un buen trabajo de Powell. Pero, cuidado, la posibilidad de una crisis financiera no está descartada en ninguno de los dos lados del Atlántico.

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