España es el cuarto país de la Eurozona con mayor déficit público, de acuerdo con las previsiones del Fondo Monetario Internacional para 2023. Solo presentan un descuadre presupuestario más abultado los gobiernos de Francia, Bélgica y Malta, mientras que otros quince países miembros del área monetaria única registran datos más favorables.
Por mucho que el gobierno de España se empeñe en trasladar la idea de que cumplir con los criterios de Maastricht es tarea casi imposible, lo cierto es que buena parte de las economías de la Eurozona van a cerrar 2023 con un déficit inferior al 3% del PIB. Es el caso de Eslovenia (-2,83%), Letonia (-2,66%), Alemania (-2,49%), Estonia (-2,26%), Grecia (-1,88%), Finlandia (-1,73%), Lituania (-1,72%), Austria (-1,55%), Portugal (-1,40%), Países Bajos (-1,27%) o Luxemburgo (-0,39%). A esto hay que sumarle los datos de Irlanda y Chipre, que incluso registran un superávit (del 0,48% y del 0,92% del PIB, respectivamente).
En cambio, España aparece en el grupo de los países incumplidores, con una previsión de déficit del -4,42% del PIB para 2023. De acuerdo con el FMI, también superan el umbral del 3% del PIB los saldos presupuestarios estimados para Italia (-3,89%), Eslovaquia (-4,24%), Malta (-4,63%), Bélgica (-4,78%) y Francia (-5,58%).
Si establecemos el promedio para el conjunto de los países de la Eurozona y lo comparamos con el dato de España, encontramos que hay una brecha muy significativa entre el desempeño de nuestra economía y el comportamiento que exhiben los demás miembros del área monetaria única. Así, el déficit medio en la Eurozona que espera el FMI para 2023 asciende al 2,43% del PIB, de modo que España se sitúa un 82% por encima.
Resulta evidente, pues, que nuestro país presenta un escenario fiscal muy preocupante, puesto que la reactivación de los criterios de Maastricht será una realidad en 2024 y los tipos de interés también seguirán aumentando, lo que afectará al coste de financiación del déficit. Así pues, nuestra posición de partida es francamente mejorable, en la medida en que somos uno de los pocos países que supera el umbral del 3% del PIB y nuestro agujero presupuestario es mucho más hondo que el de las demás economías de nuestro entorno.