El Gobierno no escatima en lanzar todo tipo de previsiones y promesas económicas de éxito. La última aparece en la actualización del programa de estabilidad que ha enviado el Ejecutivo de Sánchez a Bruselas e incluye un cuadro macroeconómico con unas cifras bastante difíciles de cumplir que incluyen una previsión de crecimiento mayor que las pronosticadas por cualquier organismo y una creación empleo que se disparará, dicen, en los próximos tres años.
Según el documento, la economía española crecerá el 2,1% este año, previsión superior a las publicadas por analistas privados, entidades públicas y organismos internacionales que sitúan el crecimiento para España en 2023 por debajo del 2%.
El Gobierno también dice que podrá bajar el déficit público el próximo año al 3% del PIB, año en el que calcula que la economía crecerá el 2,4% y la tasa de paro cerrará en el 10,9%.
El dato más llamativo es el del paro: según Economía, la tasa de desempleo cerrará 2023 en el 12,2% y seguirá reduciéndose en los próximos años hasta quedar por debajo del 10% en 2026, periodo (2023-2026) en el que España, dicen, creará 1,1 millones de puestos de trabajo. Hay que tener en cuenta que los datos de creación de empleo están actualmente adulterados por el descenso de horas trabajadas, que continúan por debajo de 2019 y del aumento de la ocupación, lo que repercute en la productividad.
Si se toma como referencia el primer trimestre de 2019, en ese periodo la población española ocupada acumuló un total de 639 millones de horas semanales trabajadas. Sin embargo, en el primer trimestre de 2023 han sido 661 millones.
Además, aunque se cumpliera esa cifra tan optimista, si el empleo que se crea no es sólido (como en el caso de los fijos discontinuos), la economía seguiría resintiéndose en los próximos años.
De entre las buenas noticias, el Gobierno también asegura que la inflación volverá a su nivel a corto plazo. Una moderación que permitirá, dice, mejorar la competitividad empresarial y mejorar las ganancias en exportaciones. Cabe recordar que todas las previsiones del Ejecutivo sobre la evolución de los precios han fracasado estrepitosamente.
Por otro lado, la demanda interna, dicen, será el principal motor de crecimiento durante este año, especialmente el consumo de los hogares, con una previsión de crecimiento estimada del 2,1 % sostenida por la buena evolución del empleo.
A todos estos datos se suma una reducción de la deuda, que dicen se situará por debajo del 110% en 2024.
En cuanto a las autonomías, mantienen un objetivo de déficit del 0,3 % del PIB en 2023, dentro del 3,9 % previsto para el conjunto de las administraciones, pero se les da un mayor margen fiscal para 2024, ya que frente al superávit del 0,2 % previsto en el programa de estabilidad anterior, ahora se indica un objetivo de equilibrio presupuestario del 0 %, lo que supone dos décimas de margen.
Las entidades locales volverán al equilibrio presupuestario ya en 2023 después de haber registrado un ligero déficit coyuntural en 2022 por cuestiones técnicas a la hora de computar la compensación del Estado por la liquidación negativa de 2020. De esta forma, el próximo año el objetivo de las corporaciones locales será el 0 %, frente al superávit del 0,2 % previsto en la anterior senda, con dos décimas también de margen.