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El ridículo de Escrivá con sus trampas contables para maquillar el desastre de la Seguridad Social

Presume de "rellenar la hucha de las pensiones" con un sistema dopado por las transferencias y con una deuda cinco veces más grande bajo su gestión.

Presume de "rellenar la hucha de las pensiones" con un sistema dopado por las transferencias y con una deuda cinco veces más grande bajo su gestión.
Escrivá ha multiplicado por cinco la deuda de la Seguridad Social. | EFE

José Luis Escrivá no se cansa de hacer el ridículo. Tras haber disparado la deuda de la Seguridad Social y llevar al colapso la atención al ciudadano que brinda dicha instancia, quien fuera presidente de la AIREF publica ahora un artículo en El País en el que afirma que su "reforma" del sistema de jubilación está contribuyendo a "rellenar" la llamada "hucha" de las pensiones.

A lo largo del texto, Escrivá lamenta las críticas de "aquellos que han sido más escépticos", a los que acusa de opinar sobre su gestión "sin profundizar suficientemente en el contenido y las implicaciones de cada una de las medidas" que se han adoptado bajo su mandato.

Así, lamenta que "algunos analistas han acuñado nuevos conceptos, como el de déficit básico o déficit contributivo, que, lejos de enriquecer el estudio de un asunto tan sensible, ponen de manifiesto (…) una visión arcaica del principio de contributividad, como si la Seguridad Social respondiera exclusivamente a la lógica del seguro privado, prescindiendo del otro gran eje vertebrado de nuestro sistema, que es el principio de solidaridad y que inspira una mayor implicación del Estado en la financiación de las pensiones".

¿Qué quiere decir con esto Escrivá? Veamos. Desde su puesta en funcionamiento hasta hace muy pocos años, la Seguridad Social española funcionó, en esencia, como una "caja" que recibía ingresos vía cotizaciones y desembolsaba gastos vía prestaciones, siendo las pensiones de jubilación el más importante de sus dispendios. Sin embargo, en los quince últimos años, el progresivo deterioro del saldo presupuestario del sistema (es decir, el abultado déficit que ha venido sufriendo año tras año la Seguridad Social) ha hecho que se disparen las transferencias de fondos que provienen de los presupuestos del gobierno central. Esto significa que, en vez de financiar las pensiones a base de cotizaciones sociales, ahora lo estamos haciendo también a través de los demás impuestos.

Es más: si analizamos el saldo presupuestario de la Seguridad Social sin tomar en cuenta los ingresos por transferencias, encontramos que el descuadre entre los ingresos y los gastos del sistema ronda los 46.000 millones de euros. Así, con unos desembolsos de más de 204.000 millones, los ingresos por cotizaciones serían de 158.000 millones. Esto significa que el déficit básico o contributivo de las pensiones se acerca al 25%, un gigantesco agujero que Escrivá pretende normalizar, dando por bueno un modelo de Seguridad Social basado en el continuo "rescate" por parte de los contribuyentes.

En 2018, cuando el PP fue desalojado del gobierno y Escrivá se convirtió en ministro del ramo, las transferencias suponían 18.000 millones de euros, mientras que los ingresos por cotizaciones alcanzaban los 115.000 millones. En cambio, en 2022 encontramos que las transferencias se dispararon hasta los 36.000 millones, con los ingresos por cotizaciones en el entorno de los 136.000 millones. Por lo tanto, bajo la gestión de Escrivá, el peso de las transferencias en relación con lo recaudado vía cotizaciones ha subido del 15% al 27%. Por descontado, la falta de ingresos no ha sido un problema para Escrivá, puesto que la caja obtenida por el pago de cotizaciones ha aumentado un 18% de 2018 a 2022, al calor de numerosas medidas recaudatorias. El problema, pues, está en niveles de gasto tan insostenibles que, bajo gestión del PSOE, la deuda acumulada por la Seguridad Social se ha disparado, pasando de menos de 20.000 millones en los años de gobierno del PP a más de 100.000 millones desde que el PSOE llegó a La Moncloa.

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Precisamente por todo lo anterior, resulta sonrojarte que Escrivá afirme que "en clave positiva, se constata el avance que ha supuesto el nuevo Mecanismo de Equidad Intergeneracional (…) al establecer una pequeña (sic) cotización adicional que ha permitido volver a rellenar el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, conocido como la hucha de las pensiones, que cerrará el año con más de 5.500 millones de euros. Así se afrontará con mayor holgura el gran reto demográfico de la jubilación de los baby boomers en las próximas décadas".

Obviamente, en la medida en que el sistema está en déficit, tiene una deuda galopante y se sostiene artificialmente gracias a las transferencias presupuestarias, el "relleno" de la "hucha de las pensiones" no es más que un truco contable. Siguiendo este razonamiento, Escrivá bien podría endeudarnos en otros 100.000 millones, destinar dichos recursos a "rellenar" la "hucha" y sacar pecho con su gestión…

Peor aún, Escrivá cultiva la falacia de que los 5.500 millones existentes en la "hucha" ayudarán a "afrontar con mayor holgura el gran reto demográfico de la jubilación de los baby boomers en las próximas décadas". No en vano, si tomamos los 5.500 millones disponibles y los repartimos entre los jubilados que ya están percibiendo catorce pagas al año, encontramos que la pensión media apenas subiría un 2%, una única vez, quedando dicha opción agotada desde entonces.

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