Nadia Calviño se ha salido con la suya. La ministra de Economía ha logrado hacerse con la ansiada presidencia el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Así lo decidieron ayer viernes los ministros de los 27. Los apoyos de Francia y Alemania han sido claves para el ascenso de la española debido a que el voto se pondera según el capital que posee cada país en el BEI. Por ejemplo, España tiene el 9,66%, y para ganar la carrera a la presidencia tenía que reunir el beneplácito del 68% del capital y de al menos 18 Estados miembro. Lo ha conseguido.
La marcha del Gobierno de Calviño se produce en uno de los momentos más tensos en la trayectoria de la ministra. Enfrentada frontalmente con la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, por un tema aparentemente menor, como es el de los subsidios por desempleo, Calviño había vuelto a quedar desautorizada.
Tal ha sido el choque entre ambos departamentos, que la líder de Sumar no dudaba en cargar recientemente contra su compañera de gobierno por querer aplicar "recortes" en las prestaciones asistenciales por desempleo. Desde el ministerio de Trabajo hacían patente el enfado con Economía, con los que llevaban "más de un año" negociando la polémica reforma de los subsidios. Tampoco faltaron las acusaciones de "filtrar" borradores.
Así, Díaz, con Calviño todavía comandando el ministerio económico, no dudó en imponer su ley retando a la socialista con una propuesta totalmente contraria a la suya y que elevará el subsidio del paro y disparará el número de beneficiarios. Finalmente, será la que se lleve a cabo.
Sin embargo, el mal trago de las frecuentes desavenencias de Calviño con Podemos (y ahora con Sumar) habría merecido la pena. Y es que, la ministra habría conseguido un ascenso de oro en el BEI cuadruplicando su actual salario hasta alcanzar una cifra cercana a los 375.000 euros brutos anuales, lo que supone ingresar una nómina de la friolera más de 30.000 euros brutos al mes.
El legado de Calviño
Además, el puesto en el BEI le permitirá a Calviño retirarse de la primera línea mediática, cuyo perfil profesional ha quedado desacreditado en numerosas ocasiones por consentir la aplicación de muchas de las medidas radicales de Podemos, por olvidarse de la ortodoxia presupuestaria de la que hacía bandera como tecnócrata, por el optimismo exacerbado sobre la situación económica de España y por sus predicciones fallidas.
Y es que, la futura presidenta del BEI llegó al Ejecutivo de Pedro Sánchez como garante de la estabilidad presupuestaria tras una larga trayectoria en Bruselas. Sin embargo, nada más llegar al Gobierno, la tecnócrata revisó al alza los objetivos de déficit de España y elevó el gasto público. Tampoco dudó en negar entre 2018 y 2019 la desaceleración económica que se atisbaba y que acabaría sufriendo un descalabro histórico con la llegada del coronavirus.
Su mayor metedura de pata
En este sentido, podría decirse que la mayor metedura de pata de la carrera de Calviño sucedió el 9 de marzo de 2020, cuando aseguró que el impacto económico del coronavirus sería "poco significativo" para la economía nacional. Resulta que el "impacto" fue de tal calado, que el PIB de España sufrió el mayor desplome de las economías desarrolladas (con una caída del 10,8%) mientras Calviño ya presumía de brotes verdes. Pero eso no es todo: a día de hoy, nuestro país todavía se sitúa entre los que peor desempeño económico han tenido.
También cabe recordar que una de las áreas donde más ha errado la socialista ha sido en lo relativo a la escalada de precios. Calviño ha estado desacertada en numerosas ocasiones desde que el IPC comenzara a dar las primeras señales de alerta en la economía hasta ahora. Declaraciones como las de finales de 2021, en las que aseguraba que la inflación era un "fenómeno transitorio", serán difíciles de olvidar.
Con Calviño en el Gobierno, Sánchez ha subido el SMI un 48%, ha intervenido los precios de los alquileres o ha demonizado a sectores como la banca o a las eléctricas (por ejemplo, con mayores impuestos), unas medidas de corte populista que la ministra no ha evitado.
En su línea optimista, Calviño celebró ayer su elección al considerar que "confirma el aprecio respeto y liderazgo de España en el ámbito europeo e internacional" gracias al "duro e intenso trabajo de estos últimos años". La nueva presidenta del BEI hizo estas declaraciones en Bruselas, donde se ha celebrado la reunión extraordinaria de los ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) para también tratar de sellar un pacto sobre las reglas fiscales que no ha podido ser.
Teniendo en cuenta que desde que gobiernan Sánchez y Calviño, la deuda pública se ha incrementado en 420.395 millones de euros y que el déficit puede cerrar este año en el 3,9% del PIB, al próximo ministro de Economía se le presentará un duro reto para cuadrar las cuentas.