Yolanda Díaz sigue exhibiendo su reforma laboral como un completo éxito. Pero lo cierto es que cualquier análisis que se realice sobre el impacto de la nueva ley muestra el desastre laboral que ha ocasionado. De hecho, lo cierto es que se ha multiplicado por cuatro el avance de los costes laborales de cada empleo.
Los datos son oficiales y han sido extractados por la consultora Freemarket. "En este sentido es preciso señalar que el crecimiento experimentado por los Costes Laborales Unitarios post pandemia resulta exponencial y superior a su ritmo de incremento en la media UE-Eurozona". Es cierto que ese periodo no coincide al cien por cien con el de la reforma de Yolanda Díaz -entró en vigor el 31 de diciembre de 2021-, pero, pese a ello, la consultora recuerda que "esta dinámica, que va a persistir e incluso acentuarse con la aplicación de las medidas pactadas entre PSOE y SUMAR es una rémora para la competitividad de las empresas y, por tanto, para la creación de puestos de trabajo y para la disminución del paro". Freemarket no duda en identificar esta consecuencia a lo largo de todo el periodo con la gestión y el modelo de Yolanda Díaz.
"La situación descrita no es producto de ningún mal endémico ni tiene nada que ver, como suele sostenerse con las singularidades del modelo productivo existente en España, sino con la falta de continuidad o de puesta en marcha de las políticas económicas que hacen posible modificar aquel y converger con los estados de alta renta", señala Freemarket.
"Todos los procesos de consolidación presupuestaria y de reformas estructurales emprendidos por unos Gobiernos se han visto paralizados o revertidos por sus sucesores; nunca se han mantenido ni mucho menos se ha profundizado en ellos", añade la consultora.
Lo cierto es que la convergencia de los niveles de renta de una economía con los disfrutados por otras con un mayor desarrollo requiere consistencia temporal; esto es, la permanencia de una estrategia orientada a ese fin. Y esto no ha ocurrido en España desde la instauración de la democracia. Y, en especial, en dos frentes, en el fiscal y en el laboral.
Y, si con excepciones, esa ha sido la tónica habitual de la política económica, la de la actual coalición gubernamental y de sus socios supone una acentuación de los rasgos que entorpecen de manera radical conseguir la convergencia real con Europa o, "para expresarlo con mayor claridad, contribuyen a aumentar la divergencia con altas posibilidades de que eso se cristalice, dadas las grandes transformaciones a las que se enfrentan la economía europea y la global en los próximos años. España va a perder el tren y, si esto sucede, se convertirá, como ocurrió en el Siglo XIX, en un país atrasado", explica la consultora.
La posición relativa de España resulta aún más inquietante si se considera que, a lo largo del último quinquenio, estados cuyo punto de partida era mucho peor están convergiendo de manera acelerada hacia la media UE en términos de PIB per cápita. Este es el caso de la República Checa, Malta, Chipre, Eslovenia, Lituania y Estonia, por citar algunos ejemplos. En especial, los estados del antiguo Telón de Acero tenían unos niveles de renta precarios, agravados por la transición y el ajuste de un sistema de planificación central a una economía de mercado. España ha perdido puestos en el ranking y, "sin duda alguna, lo seguirá haciendo a lo largo de esta Legislatura", concluye la consultora.