Las cotizaciones sociales no bastan. Aunque hace años que los impuestos al trabajo que pagan los contribuyentes a la Seguridad Social no son capaces de sostener las pensiones por sí mismos, esta brecha cada vez es más grande. Así, en los últimos tiempos, el peso de las cotizaciones sociales respecto al gasto en pensiones ha ido disminuyendo frente a otras alternativas de financiación, como las transferencias sistemáticas que tiene que hacer el Estado para garantizar que los jubilados cobren su mensualidad.
Esta es una de las principales conclusiones que se extraen de un demoledor informe de Fedea elaborado por el economista Miguel Ángel García. Y es que, el peso de las cotizaciones sociales en la financiación del componente contributivo del sistema a pesar de la subida de las bases mínimas (70,5% nominal) y máximas de cotización (40,6% nominal), "se ha reducido sensiblemente en los últimos trece años" señala García.
Como se observa en el gráfico siguiente, esa disminución del peso de los impuestos al trabajo ha pasado de financiar casi toda la partida de pensiones (el 92,3%) en 2010 al 69,8% actual. Esto ha implicado que se ha disparado el uso de transferencias del Estado que ya financian casi una cuarta parte del gasto total (de 6,2% a 23,3%) y de los préstamos del Estado (6,2% del total). El dinero de estas transferencias se obtiene mediante impuestos y/o deuda pública.
Aunque los ingresos por cotizaciones sociales están en máximos (54.140 millones de euros hasta abril), no son suficientes para sufragar un gasto que aumenta a una mayor velocidad. Que la tasa de natalidad caiga en picado, que cada vez haya más jubilados (por el aumento de la esperanza de vida) y que los que entran en el sistema cada vez cobren más (han cotizado más) son algunos de los motivos que explican el agujero del sistema, pero no son los únicos.
Y es que, el Gobierno de Pedro Sánchez (con Escrivá a la cabeza) ha reformado el sistema de pensiones sin reducir en ningún momento el gasto y encomendándose sólo a subir los impuestos a los trabajadores vía cotizaciones sociales. "Estos cambios que ha apostado por el mantenimiento de la tasa de reposición más alta de la Eurozona (77,2% vs 44,2%)4 , y entre otras consecuencias ha permitido una actualización de las pensiones del 8,5% en 2023, han colaborado a mantener el intenso crecimiento del gasto contributivo en pensiones hasta alcanzar el 12,9% del PIB en 2023, un punto más del asumido en 2018" señala Fedea.
El "poco coherente MEI"
Hay que recordar que el uso de transferencias por parte del Estado también ejerce de truco contable para reducir el déficit oficial del sistema de pensiones. Y aún así, el sistema no logra ni superávit oficial.
"Este fuerte incremento de las transferencias del Estado no ha evitado mantener un déficit contable en el último ejercicio (0,6% de PIB que aumenta hasta el 0,8% si no se tiene en cuenta la recaudación conseguida a través del (poco coherente denominado) Mecanismo de Equidad Intergeneracional destinada al pago de pensiones a partir de 2032. Así, de un superávit contable en 2010 se ha pasado a déficit, a pesar del importante complemento de financiación recibido vía transferencias del Estado" critica Fedea.
El MEI es el mecanismo que estrenó el Gobierno el 1 de enero de 2023 el exministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Entonces, asestó una estocada del 0,6% en las nóminas de todos los trabajadores y autónomos del país (el 0,5% fue a cargo de la empresa y el 0,1%, del trabajador). Ya el 1 de enero de 2024, ese golpe al trabajo fue del 0,7%. Y cada año la subida será mayor, como ya hemos contado en Libre Mercado.
Todo el dinero ingresado por la aplicación del MEI está destinado a llenar la hucha de las pensiones, que ya ha superado los 7.000 millones de euros. Esta misma semana, la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, se limitaba a celebrar que estaba llenando la famosa hucha obviando que el dinero viene de esta estocada masiva a las cotizaciones sociales.
"El saldo básico del componente contributivo de las pensiones públicas con el ingreso de las cotizaciones sociales sin disponer de transferencias y préstamos del Estado, se ha deteriorado en 3,5 puntos de PIB, al pasar de un ligero déficit en 2010 (-0,4% del PIB) a uno mucho mayor en 2023 (-3,8% del PIB). Este saldo negativo del sistema público de pensiones es ligeramente superior al del conjunto de las administraciones públicas en 2023 (-3,7% del PIB)" calcula Fedea. En la siguiente tabla se observa que las transferencias del Estado se han multiplicado por cinco desde 2010.
Otro truco contable de los políticos para ocultar la realidad del sistema es la creación del concepto de gastos impropios que "apunta más bien a una justificación para traspasar a la Administración General de Estado una parte del déficit de la Seguridad Social", señala también el documento.